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Borja González
Lunes, 28 de junio 2021, 10:11
Maverick Viñales terminaba segundo en la carrera de este domingo del Gran Premio de los Países Bajos por detrás de su compañero de equipo Fabio Quartararo, en la que tenía que ser una jornada perfecta para Yamaha. Mientras que el francés se recreaba en ... la celebración de su cuarto triunfo del año, el piloto de Roses (Girona) mantenía un perfil bajo, obviando en la fiesta del podio a Maio Meregalli, director del equipo y su representante en la ceremonia de premiados, y evitando sonreír en la típica foto conjunta que las escuderías gustan de hacerse al conseguir estos ansiados dobletes. Gestos que evidenciaban una realidad: la ruptura de relaciones entre Yamaha y Viñales, que se concretó este lunes mediante un comunicado de prensa en el que las dos partes confirmaban que no van a cumplir con el año de contrato que les vinculaba hasta finales de 2022. Así que, una vez que termine esta campaña, el piloto será libre para tomar otro destino, mientras que la casa nipona tendrá que elegir a un nuevo compañero para Quartararo, actual líder de MotoGP y máximo favorito al título.
«Lo que queda claro es que aquí no puedo extraer mi potencial y que tengo que encontrar mi camino en la vida. Tengo que ser capaz de encontrar algo que me dé la oportunidad de dar el máximo cada vuelta y en cada carrera», explicaba Viñales en la rueda de prensa posterior a la carrera de Assen, comparecencia en la que fue el centro de atención una vez que la posibilidad de un cambio inesperado en su futuro hubiese corrido como la pólvora por el paddock del Mundial. El piloto español debutó en 2017 con Yamaha, y lo hizo a lo grande, ganando las dos primeras pruebas de ese curso y mostrándose muy competitivo hasta que empezó a sufrir algunos altibajos, una pauta que se ha repetido. Desde entonces ha sido uno de los más rápidos en la pista, aunque luego eso no se concretase en resultados; y también ha sido uno de los que más cambios ha hecho. Primero de técnico, del experimentado Ramón Forcada, que lo ganó todo con Jorge Lorenzo, a Esteban García, con el que había ganado en Moto3 y con el que le une una relación especial; después de la carrera de Italia de este 2021, Yamaha empujó para que García dejase de dirigirle, y el piloto aceptó que le sustituyese Silvano Galbusera. Además, en este periodo ha cambiado de manager, de persona de confianza, hasta de número, buscó el consejo del ex piloto Julito Simón, y ha ido recurriendo por temporadas al apoyo de su padre. Viñales había dudado a la hora de firmar su última renovación con Yamaha, y a punto estuvo de aceptar la importante oferta que le había hecho Ducati, aunque la fábrica japonesa puso toda la carne en el asador para retenerle. Una apuesta que para el piloto no se ha concretado en dar con las soluciones que cree necesitar para disfrutar cada fin de semana en la pista, como hizo en gran parte de este fin de semana.
«Lo único que puedo decir es que aquí no puedo extraer todo mi potencial, estoy desesperado», repetía este domingo. «Hay muchas carreras en las que sé que tengo potencial y no lo puedo demostrar. Empiezo a pensar que cuando llego a un gran premio se convierte en una pesadilla, llevo tres años escuchando los mismos comentarios. Quiero llegar a una carrera para poder sacar todo mi potencial y actualmente llego y pienso en qué problemas voy a tener». Esta situación explotó definitivamente en Alemania, después de que el domingo Viñales terminase último. A partir de ahí las cosas se precipitaron y el piloto decidió buscar una solución. ¿Cuál? Es probable que hasta septiembre no aclare cuál va a ser su futuro. En cualquier caso, su actual representante ya ha tanteado en varias fábricas, aunque no hay mucho margen una vez que la mayoría de asientos no vencen hasta finales de 2022. Sólo KTM en su estructura satélite, Ducati en una complicada opción en el nuevo equipo de Valentino Rossi (porque la filosofía de esta escudería es la de promover a pilotos italianos) y Aprilia tienen alguna moto libre. De hecho, es esta última la más seria de las posibilidades, dentro de una fábrica, aunque el prototipo italiano aún esté en fase de desarrollo; eso sí, en 2021 se ha consolidado en el grupo de los ocho primeros de la mano de Aleix Espargaró, muy amigo de Viñales, mientras que fuera de los grandes premios cuenta con la experiencia de Andrea Dovizioso en la estructura de pruebas. Una apuesta arriesgada para un piloto que se busca a sí mismo desesperadamente.
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