Aprilia vivió su primera época dorada entre los años noventa y la primera década del siglo XXI, cuando colonizó las categorías pequeñas del campeonato del mundo de motociclismo. Durante ese tiempo fue la marca hegemónica en los últimos campeonatos de 125 cc y 250 cc, ... pero con la sustitución de los motores de dos tiempos por los de cuatro tiempos, que supuso la llegada de Moto3 y Moto2, los italianos decidieron abandonar el Mundial a finales de 2011. Dejaban atrás un legado de 38 títulos mundiales de pilotos y constructores, y casi 300 victorias en grandes premios.
En aquellos gloriosos años también tuvieron un fugaz paso por la cilindrada reina, primero en 500 cc y luego en los inicios de la recién estrenada categoría de MotoGP. Sin embargo, duró poco la aventura y se mantuvieron casi un lustro alejados del Mundial. Hasta que regresaron de manera oficial en 2015, con Álvaro Bautista como abanderado de un proyecto que nacía muy verde.
Su primer prototipo era básicamente una moto de calle con especificaciones de competición y que estaba a un mundo de las Honda o las Yamaha, que entonces dominaban con mano de hierro la categoría reina. Su crecimiento fue lento pero constante, aunque insuficiente, teniendo en cuenta que hasta 2021 siempre terminaron últimos en el campeonato de constructores. Todo cambió el año pasado, cuando de la noche a la mañana pasaron de puntuar ocasionalmente a lograr la primera victoria de su historia en Argentina, con Aleix Espargaró. Y de cerrar la clasificación de marcas a pelear por el título con el piloto catalán hasta la penúltima cita de la temporada.
2023 tenía que ser el año de la consolidación. El de competir de tú a tú contra las Ducati. Se habían redoblado esfuerzos en el cuartel general de Noale, sede de Aprilia, poniendo sobre la pista por primera vez una estructura satélite y cuatro motos por gran premio. Sin embargo, la primera mitad de año no fue como esperaban. Ducati arrasaba cada fin de semana y los errores propios y ajenos alejaron a sus pilotos de la lucha por el título. ¿Un año de transición? Todavía quedaba medio campeonato cuando Aleix Espargaró pedía públicamente al CEO de Aprilia Racing, Massimo Rivola, una «ayuda» de cara a la vuelta de las vacaciones, después de conseguir su primer podio del año en Assen.
Un 'Dream Team' español
El pasado fin de semana, Aleix Espargaró ganó el sprint del sábado y, junto con su compañero Maverick Viñales, completó un doblete inédito para Aprilia, en el mejor resultado de la historia de la marca en MotoGP. «Hay que disfrutar cada pequeño logro, porque es muy difícil lo que estamos consiguiendo», declaraba en caliente el ganador del GP de Cataluña, que lanzaba una advertencia a sus rivales: «Llegaremos al final dando un susto a más de uno». No va a ser tarea fácil, ya que con nueve citas por disputarse Aleix es quinto en la general con 106 puntos de desventaja sobre el líder Pecco Bagnaia, y Maverick es octavo a 147.
Aleix Espargaró, que lleva desde 2017 liderando el proyecto de Noale y es el 'Capitano' de la fábrica, ha visto la gran evolución de Aprilia RS-GP, la moto que durante tantos años fue el patito feo de MotoGP. «Es muy bonito todo lo que está pasando y, si me lo permites, saco pecho porque creo que soy el gran culpable de esto. Los inicios fueron complicados, con muchas caídas, lesiones, la moto se rompía… Así que ver todo lo que estamos consiguiendo, hacer 1-2 con Aprilia es una locura. Estoy muy orgulloso», señaló.
El de Granollers comparte box con su gran amigo Maverick Viñales desde mediados de 2021, cuando salió de manera abrupta de Yamaha. Fichar entonces por Aprilia, para alguien que había tenido siempre la etiqueta de piloto ganador, suponía dar una paso atrás en su carrera. Quizás el definitivo en sus aspiraciones de ser campeón de MotoGP. Pero el tiempo le está dando la razón al de Roses, que ha encontrado una familia en Aprilia. «El sentimiento que tengo es muy diferente al que podía tener en el pasado. Siento que tengo mi equipo. Y no es solo dentro de la pista o en el box. También fuera, cuando vamos a las cenas, cuando estamos tranquilos. Me lo paso realmente bien y estoy disfrutando».
Un duelo como el que vivieron en Montmeló, con un adelantamiento al límite de Espargaró que sacó de la trazada a Viñales, podría haber supuesto todo un terremoto en cualquier otro box. Pero el ambiente que se respira en Aprilia es diferente y quedó reflejado en la imagen que dio la vuelta al mundo, cuando ambos pilotos se intercambiaron sus motos en mitad de la celebración, y llegaron al parque cerrado cada uno con la de su compañero. «Ha sido como un tributo a toda Aprilia, a la fábrica, a Maverick y a mí mismo, por lo que hemos conseguido entre los dos». Una pareja de amigos que ha transformado a Aprilia en un radiante cisne volador.
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