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Jesús Gutiérrez
Lunes, 17 de abril 2023, 14:41
Álex Rins ha terminado con la peor sequía de Honda en MotoGP. La marca del ala dorada llevaba 24 carreras sin ganar desde que Marc Márquez triunfara en Misano 2021. Para encontrar a otro ganador con Honda que no fuera el de Cervera había que ... remontarse a abril de 2018, cuando el británico Cal Crutchlow venciera Argentina en la misma estructura satélite donde ahora corre el propio Rins, el LCR Honda, propiedad del expiloto Lucio Cecchinello. Lo que en su día no lograron nombres como Jorge Lorenzo, Pol Espargaró o Álex Márquez lo ha conseguido el propio Rins en su tercera carrera en Honda. Justo en un momento en el que la relación entre ambas partes parecía no terminar de funcionar.
Desde que diera el salto a MotoGP en el año 2017, el piloto barcelonés había estado enrolado dentro del equipo de fábrica de Suzuki. Allí había encontrado un lugar perfecto donde crecer, llevando el peso del desarrollo de una moto con la que su compañero entonces, Joan Mir, se proclamó campeón en 2020. Rins fue aquel año tercero, su mejor resultado en el campeonato, pero se le quedó clavada la espinita de que su compañero de equipo había logrado el título con una moto que sentía suya.
A pesar de la irregularidad que le ha acompañado tradicionalmente en su carrera, Suzuki era para Rins su zona de confort y juntos lograron cinco victorias en la clase reina. Nadie había sumado tantas en la era MotoGP. Por eso el inesperado adiós de la marca nipona pilló a contrapié al español y le obligó a buscar una moto a marchas forzadas, sin demasiada oferta en el horizonte.
La llamada de Cecchinello le convenció, ya que a pesar de competir con la escudería satélite, HRC le prometía trato de piloto oficial con el mismo material que los hombres del Repsol Honda. Rins era consciente de que no llegaba a Honda en su momento más boyante. La marca más laureada del motociclismo vive su peor crisis de resultados desde que Marc Márquez se lesionara de gravedad en el inicio de la temporada 2020. Sin su faro, Honda perdió el rumbo y pasó de ser la MotoGP deseada por cualquiera a casi una repudiada.
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En su primera toma de contacto en el test de postemporada de Valencia del año pasado, Rins se dio cuenta de las dificultades con una moto crítica, que estaba lejos del carácter más dócil de su añorada Suzuki. Rins trabajó durante el invierno mano a mano con Márquez y Mir para revertir la situación, pero la Honda que arrancó la temporada en Portimao no era mucho mejor que la del pasado mes de noviembre. Y los resultados eran un fiel reflejo de la situación. En Portugal terminó la carrera décimo a once segundos del ganador y en Argentina acabó novena a catorce segundos.
La adaptación no era sencilla, pero lo que más disgustó a Rins no fueron tanto los resultados como la actitud de la fábrica, que no estaba cumpliendo su palabra de darle los mismos recursos que a los pilotos oficiales de la marca. Mientras Honda desarrollaba dos vías diferentes para Márquez y Mir, con sendos chasis para intentar hacer una moto a su medida, Rins no veía evolución en su moto; y únicamente la ausencia de Marc en Argentina le permitió heredar el nuevo chasis del de Cervera, pero no compararlo con el de Mir.
El pasado jueves, antes de arrancar un gran premio del que saldría victorioso tres días después, verbalizaba su malestar con Honda ante los medios de comunicación: «Noto que Honda se apoya poco en mí y me siento desaprovechado. Un ejemplo es lo que pasó en Argentina. Después de probar el chasis de Marc, les pedí si me dejaban probar también el de Mir y me dijeron que no, a pesar de tener unidades de sobra». Un dardo claro a los ingenieros de Honda que después de lo sucedido en Austin les hará replantearse su estrategia con el piloto catalán. Claro que para ello necesita continuidad, demostrar que lo de Texas no es flor de un día en un circuito en el que tradicionalmente ha rendido siempre bien.
Ganar con una moto que parecía indomable está a la altura de muy pocos. Hasta ahora solo lo había conseguido Márquez en carreras puntuales, pero Honda no puede depender solo de su estrella. Más que nada, porque el piloto de Cervera ya ha dejado caer en alguna ocasión que si no le dan una moto ganadora no dudará en hacer las maletas y emprender una nueva aventura en MotoGP. Por eso la figura de Álex Rins no solo sería un valor muy importante para Honda a corto plazo, sino que se convertiría en una pieza fundamental en el futuro. Un plan B de muchas garantías.
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