borja gonzález
Valencia
Domingo, 15 de noviembre 2020, 10:45
No fue la carrera que había dicho tener en su mente, aunque sí esa que se esperaba de un piloto que ha hecho de la templanza y la madurez su seña de identidad, pese a su inexperiencia en el Mundial y en MotoGP, pese a ... los vaivenes a veces inexplicables de 2020. Joan Mir, muy retrasado en la parrilla, sabía de antemano que iba a tener control visual de sus dos principales rivales por el título, uno un puesto por delante, Fabio Quartararo; el otro dos por detrás, Álex Rins. Porque los otros dos no le preocupaban tanto, Franco Morbidelli por la distancia en la general, y Maverick Viñales porque ha mostrado señales de agotamiento mental en forma de competitividad en las últimas semanas.
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Un estado en el que también se podía incluir a Quartararo, no solo desdibujado en estos últimos fines de semana, sino casi desquiciado por momentos. Y el francés ratificó esta impresión. En la primera vuelta ya se había ido largo, cayendo hasta el penúltimo puesto; en la vuelta 7 cometía un nuevo error, tras haber escalado cuatro posiciones, y se iba de nuevo a la parte de atrás de la prueba. Dos giros después se iba al suelo.
Descartado Quartararo, Mir solo tenía que prestar atención a Rins, que esta vez tampoco mostró ese extra que en otras ocasiones le ha permitido ir remontando. El paso de los primeros era superior, y el barcelonés tuvo que conformarse finalmente con la cuarta plaza, también tras la caída de Takaaki Nakagami. El nipón volvió a temblar con la visión del podio, y se fue al suelo en la última curva de la vuelta 18 al interpretar fatal su adelantamiento a Pol Espargaró, un incidente que a punto estuvo de costarle la carrera al de KTM.
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Espargaró había vuelto a colocarse, como una semana antes, en la tercera plaza, esta vez con Morbidelli y Miller por delante, los dos primeros de la parrilla. El australiano agotó sus opciones de convertirse en el décimo ganador distinto del presente curso, hasta el punto de recortar las décimas de ventaja del italiano de Yamaha y plantearle una apasionante pelea de última vuelta, en un momento en el que los miembros de Suzuki ya preparaban el festejo del título mundial de Mir.
Morbidelli y Miller se pasaron y repasaron en varias ocasiones, aunque fue el pupilo de Rossi el que se llevó el gato al agua por 93 milésimas de segundo. Su tercer triunfo del año, el que más victorias ha conseguido junto a Quartararo en 2020, y un resultado que le permite escalar hasta el segundo puesto de la general y desnudar así las carencias de Yamaha, que le tiene como su mejor piloto usando la moto de 2019 para desesperación de los tres que llevan la última versión de la M1 (Viñales cruzó la meta décimo a 19 segundos del ganador y Rossi duodécimo a siete décimas de su compañero de equipo). Tras los dos primeros de nuevo Espargaró, que suma así su quinto podio en el presente curso para convertirse en el segundo piloto que más cajones ha acumulado hasta el momento, solo por detrás del campeón del mundo.
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Y ese ya es Mir, el cuarto español campeón del mundo de la clase reina -tras Álex Crivillé, Jorge Lorenzo y Marc Márquez- y que eleva a 53 los títulos logrados por el motociclismo español hasta la fecha. Todos los de MotoGP desde 2012 (dos de Jorge Lorenzo y seis de Marc Márquez). «No, no me lo creo todavía. No me quedan fuerzas para celebrar y además ha sido una carrera en la que he sufrido muchísimo. Menos mal que esta carrera no ha llegado antes, porque la verdad es que no había sufrido tanto en todo el año. Nos ha bastado para ser campeones porque todo el trabajo del año ha sido muy bueno», confesaba el mallorquín (séptimo en carrera), eufórico por el reto completado. Uno que casi nadie podía haber imaginado a principio de año, ni siquiera cuando Márquez quedó en fuera de juego tras ese accidente que se ha convertido en martirio.
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Ese día, Mir también se fue al suelo, tras un error en la segunda vuelta, así que el relevo del campeón debía de quedar en manos de pilotos como Quartararo, Viñales o Dovizioso. «Ha sido un año muy difícil, porque no celebrar con mi familia o con la gente que se come los malos momentos pero también los buenos, mi primer podio, mi primera victoria, ha sido muy duro. Y también volver a casa intentando no contagiarte para no perderte ninguna carrera era una presión que hemos sabido llevar muy bien. Ha sido muy difícil, pero nos hemos llevado el título. Hemos hecho las cosas bien. Seguramente no haya sido el más rápido en todas las carreras, pero sí el más constante en el podio y eso ha hecho que lograse esto. Y es curioso, porque he acabado esta temporada -para mí la hemos acabado, ya que a Portimao pienso ir a divertirme- y ya estoy pensando en la siguiente. Esto es un no acabar», proclamó. Y es que la carrera de Mir no ha hecho más que empezar.
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