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borja gonzález
Domingo, 21 de agosto 2016, 00:34
Las previsiones meteorológicas acertaron. La carrera de MotoGP de Brno fue en lluvia, con todo lo que eso iba a suponer de cambio de guión después de lo visto en los entrenamientos del Gran Premio de la República Checa, un guión por el que se ... le suponía cierto favoritismo a Jorge Lorenzo -confirmado por el propio piloto el domingo por la tarde, cuando ya se había desvelado el desenlace de la décima carrera del año-, y en el que pilotos como Valentino Rossi, Marc Márquez o Andrea Iannone debían de tener un papel protagonista. Todos, de una manera o de otra, tuvieron su presencia en la carrera del domingo, aunque por encima de ellos brilló Cal Crutchlow, en una carrera clásica de agua, con cambios continuos de posiciones y de protagonistas, y en el que la estrategia fue fundamental, esta vez la vinculada a los neumáticos, porque no hubo lugar al cambio de motos.
Mientras que la mayoría de la parrilla optó por salir a carrera con los compuestos blandos de agua delante y detrás, varios pilotos se decantaron por otras combinaciones que, a la postre, se mostraron más eficaces, con matices: los dos oficiales Yamaha montaron el neumático delantero blando con el trasero duro; Crutchlow, y otros como el francés Baz y Tito Rabat, calzaron los dos más duros. Algo que fue crucial con el paso de las vueltas. El inicio fue para los de los neumáticos blandos, sobre todo para las Ducati: Iannone, que por momentos pareció querer repetir lo de Austria, su compañero Andrea Dovizioso, el británico Redding y Héctor Barberá, que al final sería el que mejor gestionaría su elección, llevando casi hasta el final su sueño de subir por primera vez al podio. Y también con la presencia de Márquez, que sigue demostrando su capacidad para gestionar cualquier situación que se le presente, algo que le está acercando poco a poco a la consecución de su tercer título de la clase reina. Pero con el paso de las vueltas, aquellos que habían elegido compuestos más duros empezaron a notar los beneficios de su decisión. Crutchlow, como un tiro, empezó a rodar mucho más rápido que el resto, adelantando pilotos como si su moto fuese de una categoría superior. A menor ritmo, Rossi y Lorenzo empezaron a escalar posiciones, mientras que por delante comenzaba el sufrimiento de Redding y llegaba la desesperación de Dovizioso. El italiano se tenía que meter en el box a cambiar de moto después de que un trozo de goma saltase de su neumático delantero. Un defecto no puntual y que afectó a más pilotos: a su compañero de equipo al final de la prueba, lo que terminó relegándole al octavo puesto y, de manera más llamativa, a Lorenzo.
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"Ha sido una gran lástima, porque hoy teníamos, acabando la carrera en el ritmo que llevaba, la tercera posición asegurada, porque hubiese pasado a Márquez sin mucha dificultad, ya que los que habían elegido el neumático blando detrás no iban rápido, y quizás la segunda, aunque no lo tengo muy claro porque Valentino seguía ahí muy rápido y hubiese sido complicado alcanzarle", se aventuró a analizar el mallorquín, que con este resultado perdió la segunda plaza de la general a favor de Rossi, que sí que mantuvo su progresión hasta el final de una carrera en la que ocupó el segundo peldaño del podio, el mejor resultado de los tres que pelean por el título. "Sabía que tenía que mantener la calma y pilotar lo mejor posible", explicó satisfecho el italiano. A mí me gustan las situaciones así. Por un lado te preguntas qué puedes hacer cuando te pasan tantos, pero por otro lado, lo bueno era que estaba detrás pero podía ver a todos los que tenía delante, porque nadie se escapaba". Por detrás de Rossi, Márquez esperó su momento para rebasar a las Ducati, sobre todo la de Barberá, que al final fue quinto rebasado por su compañero de equipo, Baz, en el mejor resultado de la escudería española Avintia Racing. Márquez trató de mantener sus neumáticos blandos en el mejor estado posible, para al final golpear en las últimas cuatro vueltas. El esfuerzo justo para subir al podio y sacar petróleo de otro día complicado.
"Estaba haciendo toda la carrera buscando las partes húmedas de la pista, sin trazar por lo seco, siempre buscando un poco más el agua y quieras o no así pierdes un poco de tiempo", resumió el de Cervera su estrategia. "Todo esto lo hacía porque las Ducati estaban allí, no estaban lejos aunque quería estar más cerca porque entonces se calientan mucho los neumáticos y entonces es peor y por eso quise mantener ese margen para mantenerme vivo para el podio. Al final, cuando quedaban cuatro vueltas, ya me he metido completamente por lo seco y allí ya sí que daba igual el neumático, he empujado al ciento por ciento". Todo esto con el inalcanzable Crutchlow por delante, que agradeció a su equipo el haberle arreglado la Honda después de las dos caídas del sábado. "Me arriesgué, algo que no hizo nadie más, o bueno... No sé si alguien más en la parrilla lo hizo", explicó un piloto que devuelve al motociclismo británico a lo más alto de la clase reina 35 años después -la última victoria había sido la del mítico Barry Sheene en Suecia un 16 de agosto de 1981-. "Son todos unos cobardes, y no sé por qué eligieron un neumático duro en vez del otro", bromeó Crutchlow, que como hiciese en Sachsenring, dedicó su éxito a su mujer Lucy y a Willow, su hija recién nacida.
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