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borja gonzález
Viernes, 6 de noviembre 2015, 00:48
El jueves previo al arranque de los entrenamientos del Gran Premio de Valencia que cierra el Mundial 2015 y ha sido calificado de «alto riesgo» por la Comisión Antiviolencia en un hecho sin precedentes, fue un día mucho más intenso de lo habitual. El 'pit ... lane' -la zona de salida de los boxes- del circuito Ricardo Tormo estaba abarrotado por unas 4.000 personas ansiosas por ver a sus ídolos, en una jornada laborable. Un día de gradas vacías en un evento para el que se ha vendido todo el papel, en la carrera más esperada en años, la que ha vivido el previo más polémico -y a veces desagradable- en la historia de MotoGP.
Desde el incidente de Sepang que implicó a Marc Márquez y a Valentino Rossi no ha habido una jornada sin noticias: reacciones de Dirección de Carrera, recurso ante el TAS de Rossi, denegación a ser parte en la causa de Jorge Lorenzo, enfrentamiento en Cervera entre la familia Márquez y unos provocadores periodistas italianos, reacción de Yamaha ante el movimiento en el TAS de Lorenzo, comunicación de Honda prometiendo mostrar la telemetría de la moto de Márquez en Valencia para demostrar por qué su piloto terminó por los suelos, respuesta de Yamaha negando la acusación de existencia probada de la famosa patada, anulación por parte de Dorna de la rueda de prensa oficial del jueves, convocatoria urgente a pilotos y equipos para un encuentro con el presidente de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) y del máximo mandatario de Dorna, Carmelo Ezpeleta. Todo alimentando una bola inmensa que tenía su primera parada en el primer día en Cheste. Una bola que, de una manera o de otra, se pudo contener.
El jueves arrancó con reuniones privadas entre Ezpeleta y los tres protagonistas de la semana, Márquez, Rossi y Lorenzo. De ahí Dorna sacó el compromiso de los pilotos de bajar el tono y de dejar de lado lo sucedido en Malasia. Después, a las dos de la tarde, Honda dio marcha atrás y decidió no mostrar la famosa telemetría de la moto de Márquez.
«Pido disculpas, no queremos influir en la decisión del TAS y por eso no vamos a mostrar nada», dijo Livio Suppo, jefe del Repsol Honda, que se encontró cómo a mitad de su comparecencia se hacía público el veredicto del tribunal de arbitraje, que rechazó la petición de Rossi de concederle la cautelar. «Nos alegramos, pero no queremos influir en todo el fin de semana, con lo que no mostraremos nada. Este debe ser un fin de semana deportivo», argumentó Suppo, que, según explicó, con el comunicado del lunes habían pretendido contrarrestar esa ola llegada desde Italia por la que «parecía que Márquez era el asesino».
El siguiente capítulo de la jornada fue la reunión de Ezpeleta e Ippolito, presidente de la FIM, con los pilotos y los jefes de equipo, un encuentro que aparentó ser el encuentro definitivo y en el que solo intervino este último, que se limitó a leer una nota que giró en torno a la limpieza en el deporte y lo que debían de representar los pilotos con tantos ojos puestos sobre ellos. Un gesto que sorprendió por la falta de profundidad. Con todo el escenario listo, y ante una expectación inusitada, fue el turno de los pilotos, primero Lorenzo, después Rossi y por último Márquez. Los tres con la consigna de no remover lo pasado en Sepang, lo que terminó consiguiendo el efecto buscado por Dorna de rebajar el nivel de tensión.
«Tan sólo me arrepiento un poco de lo que hice en el podio de Sepang; no tenía que haber hecho ese gesto, me equivoqué, no es un gesto deportivo para la gente que está viendo MotoGP en la televisión». Este fue el único mensaje claro de Lorenzo acerca de la carrera de Malasia, un perdón por haber bajado su pulgar cuando Rossi celebraba su tercer puesto.
Además, quiso quitar hierro al papel de Yamaha, que se ha valorado como favorable hacia Rossi. «Como en todos los matrimonios existen momentos de desacuerdo, no diría que de fricción, sino de desacuerdo y a Yamaha en este momento le toca defender a un piloto que ha sido sancionado, como fue el caso de Valentino Rossi, a pesar de que eso pueda influir en el resultado de su otro piloto, pero es entendible».
Victimismo italiano
Terminada la intervención de Lorenzo, llegó el turno de Rossi, con un tono algo más victimista tras la decisión del TAS. «Estoy un poco desilusionado, lamento no poder jugarme la oportunidad de hacerme con el Mundial, una oportunidad que he ido construyendo toda la temporada o antes y a la hora de la verdad se me quita la oportunidad de luchar por el título y eso me amarga, me desilusiona». Un Rossi que, por otra parte, desmintió el runrún que hablaba de su decisión de finalizar este mismo año su carrera mundialista.
El último protagonista en hablar de los tres que han marcado los últimos diez días fue Márquez. «Sinceramente, debo decir que ha sido una de las semanas más difíciles de mi vida», explicó el piloto de Honda, que insistió sobre su deseo de pelear por todo y contra todos en la pista y por tratar de cerrar una temporada muy complicada. Para él, y al final para todos. A partir de este viernes la pista dictará si la tregua del primer día puede extenderse hasta el final de este campeonato.
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