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Miguel Sesé
Domingo, 28 de septiembre 2014, 13:28
Maverick Viñales supo hacer su papel a la perfección para llevarse la victoria en la carrera de Moto2, y lo hizo por delante de un Tito Rabat que sale reforzadísimo de Motorland de cara al triunfo final en el Mundial.
La carrera de la categoría ... intermedia, declarada en seco, fue una sucesión interminable de buenas noticias para el motociclismo español. Primero por la constatación de que Maverick Viñales no ha necesitado apenas adaptación a las 600 cc, y aunque con cierta irregularidad, es capaz de dar exhibiciones como la de Alcañiz.
Talento, velocidad e inteligencia se aunaron en el triunfo del piloto de Pons. Supo mantener la calma cuando en la salida fue superado por Kallio, a pesar de tener justo detrás al temido y temible Zarco. Maverick aguardó y, cuando el grupo parecía romperse un poco por la mitad, adelantó al finlandés y los reagrupó. Fue el momento en el que Rabat entró en la guerra y adelantó a su compañero. Los habituales Aegerter y Luthi vieron el río revuelto y se unieron al combate, propiciando que el listísimo Viñales consiguiera unas décimas que pronto se convirtieron en segundos de ventaja.
Por detrás Mika Kallio se vino abajo. Le cuesta pelear en el cuerpo a cuerpo contra tantos rivales, y cuando se ve inmerso en peleas de grupo le pesa demasiado la responsabilidad de estar para cosas mayores. Su séptimo puesto final acerca a su compañero y rival al liderato. Y es que Tito Rabat se quedó en segundo plano para sumar 20 puntos y afianzar su liderazgo. No era el día para cometer un error y Esteve leyó a la perfección que la prueba era la gloria para Viñales, pero un paso gigantesco para él en la general.
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