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David Sánchez de Castro
Lunes, 29 de mayo 2023, 15:12
Las miradas de incredulidad y cejas levantadas entre los aficionados a la Fórmula 1 en todo el mundo cuando vieron el color y el dibujo de los neumáticos del Aston Martin de Fernando Alonso al salir de su primera parada en boxes en Mónaco lo ... dicen todo. Mientras el cielo amenazaba con una tormenta de las que temían Asterix y Obelix, los responsables del equipo británico decidían tirar por la borda las opciones de su piloto de lograr la victoria, la soñada y ansiada 33. Tenían al piloto adecuado para ello, podían hincar el diente a Max Verstappen con la lógica de su parte. Pero se equivocaron.
Aston Martin falló… ¿o no? Muchos aficionados gritaron a la televisión cuando vieron que Alonso tenía que entrar por segunda vez a boxes para sustituir los neumáticos medios por unos intermedios que le permitían tener algo de agarre. En otro circuito quizá se la podía haber jugado, con escapatorias o al menos con algo de margen para que un ligero derrapaje no acabe en accidente, pero en las calles de Mónaco un error es prácticamente garantía de accidente. Que se lo cuenten a Lance Stroll, que incluso con los intermedios acabó contra el muro de Loews y el alerón delantero bajo sus ruedas.
Sin embargo, visto en perspectiva, Aston Martin no perdió mucho. El segundo puesto es el mejor resultado del equipo en lo que va temporada, tanto para ellos en conjunto como para Fernando Alonso, que no acababa tan arriba desde el GP de Hungría de 2014, aún en sus años de Ferrari. El margen que tenían con el tercer clasificado en ese momento les permitía lanzar el dado: si dejaba de ganar, la audaz estrategia les hubiera salido perfecta y muy probablemente le hubiera dado tiempo a pasar a Verstappen o, al menos, a pelearle el primer puesto. No les salió bien, pero tampoco mal.
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Alonso no cargó las tintas contra su equipo porque él era consciente de esa idea. Aston Martin jugó a ganar y empató, en una valiente decisión que no les costó nada. Otros equipos, como Ferrari, jugaron a empatar y perdieron: solo hay que escuchar a Carlos Sainz bramando como un miura por haber regalado sus dos paradas en boxes a sus rivales.
Alonso es consciente de ello y por eso después de la carrera agradeció a su equipo que se la jugaran. La comunión que ha logrado el asturiano con esa panda de 'leprechauns' que tiene como mecánicos, con los que festeja y celebra como si fueran sus compañeros de hermandad, es digna de elogio por parte del resto de equipos. En Aston Martin se equivocaron, sí, pero quizá lograron algo mucho más importante: demostrarle a Alonso que están dispuestos a todo para que su ansiada victoria 33 llegue más pronto que tarde.
Si el GP de Mónaco coincidía con la jornada electoral en España, el adelanto de la convocatoria de elecciones generales al 23 de julio ha hecho que esta situación se repita en el GP de Hungría, que se disputa en el ratonero circuito de Hungaroring. Allí donde Alonso logró hace 20 años su primera victoria en Fórmula 1, viendo cómo ha rendido en Mónaco, puede ser un escenario propicio para lograr la ansiada 33.
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