Hora de afinar los instrumentos en Montmeló

Hay muchos factores que hacen de esta pretemporada uno de los puntos más interesantes del año deportivo en la Fórmula 1. En primer lugar, porque sirve para poner en un primer mapa dónde están todos los coches en el mapa. No es que sea determinante, ni mucho menos, pero sí muestra unas líneas maestras sobre las que se pueden empezar a hacer previsiones. Nada hace pensar, por ejemplo, que Mercedes no sea de los que más kilómetros haga (que es lo que realmente marca la diferencia en estos test), pero todavía hay dudas de dónde estarán otras escuderías. ¿En qué punto se encuentra Red Bull? ¿Está Ferrari, cuyo SF17H es tan distinto al Mercedes, en condiciones de cambiar el rumbo de los últimos años? ¿Y McLaren y su nuevo motor Renault? ¿Y la propia Renault?

Estas preguntas no van a ser respondidas a una semana vista, ni mucho menos. Todos los pilotos, jefes de equipo, ingenieros y periodistas con un poco de experiencia ya saben que todos los datos que se obtengan en estos test no se verán refrendados hasta bien entrada la temporada. La fiabilidad es uno de los elementos en los que sí se puede trabajar aquí, y por eso todo lo que sea acumular vueltas y vueltas será una buena noticia. Sólo hay que recordar lo que ha ocurrido en los últimos años en el Circuit con McLaren: verles rodar más de 60 vueltas era todo un milagro.

Una de las principales novedades de los monoplazas de este año, el halo, tuvo su embrión en unos test de pretemporada en Montmeló, en 2016. El accidente que acabó costándole la vida a Jules Bianchi fue determinante para que la FIA y los equipos se pusieran manos a la obra para diseñar un elemento de seguridad para las cabezas de los pilotos. Tras muchos ensayos, pruebas, discusiones y dudas, finalmente los diez coches de la parrilla lo montarán. Será la oportunidad para el gran público de verlos en acción, en condiciones.

Los pilotos se han resignado a usarlo, y de manera pública (otro asunto es en privado) ya no lo critican. «Criticarlo está ya pasado. Si salva una vida en diez años, todo el mundo lo agradecerá», argumentaba un Carlos Sainz que, como otros, lo olvida en cuanto se monta. «Estoy seguro de que pronto se olvidará y, de nuevo, hay que recordar que es un elemento de seguridad, una protección para la cabeza de los pilotos, así que no debería haber debate alguno», defendía Fernando Alonso, que lo probó en el circuito de Los Arcos, en Navarra. «En cuanto sales de boxes, te olvidas de que está», decía Valtteri Bottas, desde Silverstone. «Es lo que es», fue la perla del siempre escueto y con un profundo mundo interior Kimi Räikkönen.

Más allá de su estética, puede ser un elemento muy a tener en cuenta a la hora de modificar la aerodinámica del coche. El Mercedes W09, por ejemplo, ya tiene instalado en el halo unos pequeños alerones en la parte superior para aprovechar el flujo de aire. Lo que parecía un elemento discordante para los monoplazas puede convertirse en uno de los grandes intereses de los ingenieros de sofá que tanto gustan de inspeccionar hasta la más mínima pieza de fibra de carbono que se ve en los test.

Fernando Alonso será el primero en ponerse al volante del MCL33. Las expectativas en torno al nuevo McLaren, al que ya se le ha bautizado como la ‘papaya mecánica’ por su color, son muy altas, si bien desde Woking quieren ir poco a poco. Saben que el motor Renault es más competitivo que el Honda (porque menos era muy complicado), y se dedicarán fundamentalmente a ensayar vueltas y vueltas antes de ponerlo al límite. El asturiano rodará el lunes y el miércoles, cuando además coincidirá con un Carlos Sainz a ratos, ya que en Renault han decidido repartir las mañanas y las tardes entre sus dos corredores.