Hamilton rompe el techo de la Fórmula 1

Desde este domingo, dos pilotos han llegado a esa casi legendaria cifra, y Michael Schumacher, como en otras tantas estadísticas, no se encuentra al frente en solitario. Para la familia del 'kaiser', que ahora personaliza el primogénito y por tanto príncipe heredero de tan glorioso reinado, este era un día que tarde o temprano iba a llegar. «Los récords están para batirlos», afirmaban de manera institucional desde las redes sociales bajo el nombre del legendario heptacampeón.

Hamilton está llamado a batirlos casi todos. Cuando acabe la presente temporada, salvo debacle, alcanzará el de los siete mundiales, con lo que además será el piloto con más títulos con el mismo equipo, este en solitario. Antes de que matemáticamente lo consiga, tras el Gran Premio de Eifel, le quedan aún muchos por batir: vueltas rápidas, mundiales consecutivos, victorias en el mismo año, segundos puestos, podios en un año, vueltas en cabeza… Las estadísticas en las que aún el nombre de Schumacher está al frente son numerosas.

Sin embargo, se abre ahora un nuevo debate, que muchos ven tan inocuo como el que se realiza en otros deportes: ¿es Hamilton mejor que Schumacher? En un domingo en el que se igualaron récords en varias disciplinas (Nadal, los 20 Grand Slams de Federer; los Lakers, los 17 anillos de los Celtics…), se renueva la idea de que lo actual se puede comparar con lo pretérito, algo que se puede hacer sobre el papel, pero que a efectos prácticos tiene poca relevancia. ¿O es igual ganar los Mundiales (o los Grand Slams o los anillos) ahora que hace 15 años?

Hamilton afirmaba con la boca pequeña antes de la carrera de Nürburgring que no tenía en la cabeza la cifra de 91 victorias, que su objetivo era ganar como siempre. Sin embargo, como si le hubieran quitado un velo, cuando recibió de manos de Mick Schumacher, un más que probable compañero de parrilla en 2021, uno de los cascos de su padre, él como todos no pudieron evitar la emoción. Las circunstancias que rodean a un titán como el kaiser hacen que una punzada de dolor golpee el corazón de los involucrados en la Fórmula 1, bien como competidores, bien como aficionados.

«Me siento realmente honrado de ser mencionado de la misma manera que un piloto como Michael. Lo que sucedió hoy está más allá de mis sueños más locos. No puedo expresar lo agradecido que estoy con todos los fans y con mi increíble equipo por estar conmigo en este viaje. Esto es para nosotros», escribía en Twitter el piloto de Mercedes, junto al vídeo que la Fórmula 1 compartió mezclando imágenes suyas con las de Schumacher (una copia de lo que hizo una conocida marca de ropa unos meses atrás).

Las comparaciones son tan necesarias como odiosas. Hamilton, cuya precocidad acabaron tumbando otros como Max Verstappen o Charles Leclerc, ganó su primer Mundial a los 23 años; Schumacher lo hizo con 25. Pero en poco más se parecen uno y otro. Uno de los que mejor conoce a ambos, Ross Brawn, puede hablar de la parte que no se ve en pista: su personalidad. «Michael era un piloto muy dramático en la pista en muchos sentidos y tenía una personalidad muy tranquila fuera de la pista. Lewis es casi lo contrario: silencioso pero letal en rendimiento en la pista, pero su extravagancia surge fuera. No se podrían tener personas más distintas, pero ambos han conseguido un logro asombroso», destaca el actual director deportivo de la Fórmula 1 y exresponsable de la Ferrari de los años de gloria y los inicios de la actual Mercedes.

Las marcas de Schumacher seguirán cayendo progresivamente, con uno especialmente señalado en la mente de todos: el del séptimo Mundial. Los 69 puntos que tiene de margen con su inmediato perseguidor, Valtteri Bottas, invitan a pensar que ni una debacle podría evitarlo.