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DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO
MADRID
Jueves, 12 de noviembre 2020, 16:47
El puente del Bósforo, que tradicionalmente servía de nexo de unión entre Oriente y Occidente, albergará una inédita final para unir lo viejo y lo nuevo. Quince años después, Lewis Hamilton igualará (salvo sorpresa) a Michael Schumacher, convirtiéndose así en el piloto con mayor ... palmarés de la historia de la Fórmula 1, dado que ya le ha superado en victorias, 'poles' y podios de gran premio. El circuito de Turquía regresa al calendario para convertirse en un escenario único en el que se igualará un récord memorable. Si todo va según lo previsto, el 15 de noviembre de 2020 quedará señalado en la historia de la competición como el día en el que un segundo piloto alcanzó la cifra de siete mundiales.
Las cuentas son relativamente sencillas: Hamilton será campeón si es primero o segundo, algo que ha logrado en diez de las trece carreras anteriores. Hay muchas otras variables, pero Valtteri Bottas necesita prácticamente un milagro para darle la vuelta al marcador. Del finlandés no se espera una reacción heroica, por lo que si su jefe de filas cumple con una rigurosidad casi funcionarial, el domingo habrá fiesta.
En Mercedes no quieren que falle nada. Basta con preparar una fiesta para que se la agüen, por lo que han revisado hasta el último cable, el último detalle, tornillo y conexión que ha llegado al Istanbul Park. Y si aún así no se le da del todo bien la carrera, todavía podrá pedirle a Max Verstappen un favor en forma de pituto, como dicen en Chile sobre los trabajos esporádicos no remunerados, y poner distancia entre él y Bottas.
La confirmación del título de Hamilton se producirá en un circuito que pocos han echado de menos, pero que aún huele a esa F1 de la época de Schumacher. El último en ganar aquí en 2011 fue Sebastian Vettel, pero salvo una hecatombe de proporciones bíblicas no tendrá la buena fortuna de que sus rivales le dejen expedita una nueva victoria. De hecho, en Ferrari tienen tan poca confianza que ni siquiera estará su jefe, Mattia Binotto, que en su proyecto para modernizar la Scuderia ha elegido este fin de semana como el primero en el que dirigirá a su equipo de forma telemática, desde Maranello. El teletrabajo también ha llegado a la Fórmula 1.
Las pocas dudas que estriban en que Hamilton conquistará una nueva victoria parcial este fin de semana que le convertirá en el segundo heptacampeón de la historia han hecho crecer las especulaciones sobre su futuro.
En enero estaba hecho, como en abril, junio y septiembre… Pero en pleno mes de noviembre, el próximo heptacampeón del mundo no tiene asiento para 2021. Tampoco lo tiene su jefe, Toto Wolff, a quien el éxito de su piloto no puede tapar de su cuota de responsabilidad. El dirigente alemán ha sabido gestionar de la mejor manera los egos del piloto británico, algo que no siempre es sencillo y que, a veces, le ha costado no pocas críticas.
Hamilton tiene la pelota en su tejado. Nadie descarta que este fin de semana, según esté bañándose en champán, se prepare el comunicado para anunciar su renovación. Pero lo cierto es que aún resuenan las palabras de Hamilton en el 'paddock' de la última carrera, cuando puso en valor las ventajas y alegría que tiene fuera de la F1. Una espantada del británico provocaría un terremoto sin precedentes en el statu quo de la competición, pero estando en 2020 se puede esperar cualquier cosa.
Él mismo ya sabe lo que es dejar a todos con cara de liebre cuando un coche le da las luces largas. Cuando Hamilton decidió dejar McLaren para irse al prometedor, pero nada más, Mercedes, muchos sospecharon de su movimiento y lo calificaron de rotundo fracaso. A tres días de convertirse en el émulo de Schumacher, vuelven a recuperarse esas viejas predicciones, con tanto acierto como la de los mayas y 2012.
«Naturalmente, sabía que había tomado una muy buena decisión, supe que era lo correcto para mí. ¿Pero sabía que ganaríamos seis títulos mundiales? No», reflexionaba Hamilton ante los medios este jueves. «Creo que lo que te dice es que en la vida tenemos que asegurarnos de dar ese salto de fe. Haz lo que creas que es correcto para ti y no lo que la gente te diga. Cumple con tu trabajo para tener los pros y los contras, y luego toma la decisión, ya sea buena o mala», finalizó al respecto.
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