Imola pone a prueba los nuevos fines de semana de la Fórmula 1

La carga de trabajo de los mecánicos, ingenieros y demás miembros de personal que viajan por todo el mundo es ingente. Si para los pilotos ya se hace cuesta arriba, para los que se quedan entre bambalinas es mucho más. En un contexto en el que, además, hay previsión de que se aumente el número de carreras por año (el primer borrador de 2021 ya contempla 23 fines de semana), las condiciones laborales no son las mejores. En apenas 15 años se ha pasado de 16 o 17 carreras por temporada a 23, algo que no ha venido acompañado con una mejora sustancial de los sueldos, por ejemplo.

La dirección de la F1, Liberty Media, es consciente de que son las 'hormigas' quienes hacen moverse el engranaje de la competición. Así, llevan tiempo trabajando en una idea: reducir el número de días considerados de Gran Premio. El regreso a Imola para la disputa del GP de Emilia Romaña servirá para poner en marcha esta idea.

Por primera vez en décadas, el viernes no tendrá acción en pista. Aunque la lluvia ya hizo que esta idea arrancase en el pasado GP de Eifel, en Nurburgring, durante este fin de semana sólo habrá dos días de competición de los coches en el asfalto del mítico Autódromo Enzo e Dino Ferrari. La labor de los coches se reducirá a una sesión de libres el sábado, de hora y media, además de la clasificación en formato habitual y la carrera del domingo.

El viernes será considerado parte del Gran Premio aún, pero para la parte más incómoda para los pilotos y sus jefes de equipo: la rueda de prensa. Incluso esta tendrá novedades en Imola, ya que los pilotos aparecerán junto a los directores de las escuderías, en un contexto un tanto polémico en algunos. Por ejemplo, Charles Leclerc y Sebastian Vettel estarán acompañados por Mattia Binotto, sólo unos días después de que el alemán acusase públicamente al equipo de no darle el mismo material que a su compañero y recibiese la reprimenda del jefe, que le llamó «segundo piloto». O los pilotos de Haas, Romain Grosjean y Kevin Magnussen, que han sido despedidos de la escudería norteamericana por petición expresa de Gunter Steiner, su jefe, por cuestiones económicas. O eso es lo que les dijeron.

Más allá de la novedad del formato, el regreso al legendario circuito italiano supone la vuelta a la memoria de viejos recuerdos del ya desaparecido GP de San Marino. Marcado por siempre por el trágico fin de semana de mayo del 94, cuando murieron Roland Ratzenberger y Ayrton Senna, más recientemente dejó memorables luchas. Muchos tienen en la memoria esa titánica defensa de Fernando Alonso sobre el mismísimo Michael Schumacher en 2005, por ejemplo, algo que no habría podido producirse hoy debido al DRS.

Más allá de la nostalgia, el circuito de Imola es garantía de técnica. Un trazado a la vieja usanza, con pocos puntos para adelantar claramente y donde sólo los que tengan la mente fría podrán triunfar. La temperatura será un factor a tener en cuenta, si bien no se espera tanto frío como en Portimao, sino que se rondarán temperaturas algo más cómodas, habida cuenta de la época del año en la que estamos.

Será también la primera ocasión clara (hace una semana había opciones matemáticas mucho más improbables) para que Mercedes sume su séptimo campeonato del mundo de constructores consecutivo. El gigante alemán tiene 435 puntos, 209 más que Red Bull, segundo clasificado. Salvo que Max Verstappen y Alex Albon logren, como poco, 35 puntos más que Lewis Hamilton y Valtteri Bottas, la escuadra alemana festejará en Imola un nuevo título de campeones. Algo que, por otro lado, se va a producir tarde o temprano, si no es este fin de semana, será en alguno de los próximos cuatro que quedan para que finalice la temporada.