El futuro próximo de Sainz, de mal en peor

El enfado del madrileño era tan indisimulado que incluso se saltó las instrucciones de su equipo a la hora de hablar de ese problema mecánico que le dejó fuera. «Me han dicho que no diga que es el cilindro… pero es el cilindro del motor», dijo, con la responsable de comunicación a su lado mirando hacia otro lado. El cariño que le tienen a Sainz en el seno de la escudería de Woking le permite este tipo de pequeñas indisciplinas, máxime cuando tiene la adrenalina a tope por un nuevo fallo ajeno totalmente a él.

No se puede decir que esté siendo una temporada fácil para Sainz. Tres ceros, un quinto puesto como mejor resultado y la certeza de que ha perdido una gran cantidad de puntos que tendría más o menos en su mano, después de ver el rendimiento de su compañero Lando Norris. No es una situación cómoda para él estar en un equipo cuyo desarrollo futuro no cuenta con él, porque él mismo eligió dejarlo para arribar en Maranello.

Las cábalas sobre qué posición ocuparía hoy Sainz si no hubiera tenido esos problemas en boxes o en el coche son pura ficción. Se habla de un hipotético cuarto puesto en el Mundial, por detrás del imbatible Lewis Hamilton, el más que solvente Max Verstappen y el decepcionante (al menos en comparación a su compañero) Valtteri Bottas. La realidad, y esa sí que no miente, es que Sainz ocupa la 11ª posición de la general, tiene sólo 23 puntos y su compañero Lando Norris es 6º, tiene 42 y se ha subido una vez al podio.

Desde Renault, el suministrador de propulsores de McLaren, no saben explicar lo sucedido. Tras los problemas de sobrecalentamiento que sufrió el madrileño en Silverstone, este motor parecía haber dado buen rendimiento y, sin llegar a ser nada para echar las campanas al vuelo, no parecía ir demasiado mal en un trazado tan crítico como el de Spa. El problema es que la rotura del cilindro hace prácticamente imposible de arreglar el coche a tiempo para el próximo fin de semana, en Monza, donde además es imprescindible contar con una unidad de potencia en perfecto estado para no quedarse atrás. «Quizá haya entrado un objeto y lo haya dañado», explicaba el domingo Cyril Abiteboul, responsable de Renault, de manera un tanto vaga.

Si para Sainz fue un domingo para olvidar, para su equipo de 2021 está siendo una campaña esquizofrénica. El paupérrimo resultado de la cita en Bélgica a las puertas de un doblete en Italia, con la segunda carrera en Mugello ya con público en las gradas, da buena muestra de que en Ferrari están pasando un bache muy serio.

Las miradas tornan hacia el futuro y los nubarrones no se apartan. Sainz mira con recelo lo que ve entre los que serán sus compañeros de box el año que viene, porque se da cuenta de que no hay nadie al timón y que Mattia Binotto no está dando la altura que se esperaba a su cargo. En Ferrari se niegan a hablar de crisis, pero si el hecho de que el mejor resultado de Vettel sea un 6º no les hace preocuparse, quizá deben empezar a replantearse la situación.

El problema va mucho más allá de las próximas carreras. La estabilidad normativa para 2021 hace pensar que, aunque mejoren, no será lo suficiente como para volver a estar ahí arriba, máxime cuando McLaren llevará motores Mercedes que, en teoría, debería darles un pequeño extra para acabar de asentarse en la zona alta. Con la duda de Racing Point/Aston Martin, los de la Scuderia van a sudar tinta para recuperar su posición de poder en la pelea con los Mercedes y los Red Bull. Visto lo visto, quizá Sainz acabe echando de menos estos pequeños problemas en el coche naranja mientras pilote el rojo.