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David Sánchez de Castro
Sábado, 23 de noviembre 2024, 15:47
Empezó como una suerte de broma hace unos años. Ni periodistas reputados (especialmente británicos) de los que presumen de codearse con las más altas esferas de la Fórmula 1 (realmente no son más que sus voceros) ni aficionados se creían lo que, salvo giro radical ... y cambio del guion, va a ocurrir en 2026: la Fórmula 1 va a volver a Madrid para sustituir a Cataluña. Poco a poco, en las bambalinas de cada Gran Premio se fueron forjando alianzas, conversaciones y contratos que transmutaron en un anuncio realizado hace poco más de un año en IFEMA, epicentro donde va a situarse el nuevo GP español.
Hay multitud de derivadas en este proyecto que, con paso algo más lento de lo previsto pero mucho más firme de que sus detractores apuntan, se está asentando. Detrás de él está un hombre que siempre ha estado en un segundo plano de la vida del Gran Circo en las últimas dos décadas pero que posiblemente para los españoles no sea un desconocido. Se trata de Luis García Abad, antiguo ejecutivo del mundo de la banca reconvertido en representante de Fernando Alonso durante casi toda su carrera deportiva hasta que separaron sus caminos profesionales (y, según cuchichean en los mentideros, personales). De tantos años caminando dos pasos por detrás del bicampeón del mundo, García Abad obtuvo lo más importante en el mundo de los negocios: contactos. Creó una red de confianza con la que, años después, ha podido hablar para realizar lo que parecía imposible: arrebatar la Fórmula 1 a Montmeló.
Más allá de las aristas políticas del proyecto, que las tiene y son evidentes (emplear el Gran Premio en Cataluña como altavoz independentista no ha ayudado), el GP de Madrid tiene muy claro el espejo en el que se quiere mirar. La nostalgia de los viejos aficionados que miran a Spa, Monza o Silverstone no pesa tanto como el empuje de las riadas de jóvenes llegados por la autovía de Netflix, que quieren estímulos más allá de aquella o esta curva o escenario de batallas legendarias. Quieren relatos, fotos de Instagram y vídeos de TikTok, porque ellos serán los espectadores de las próximas décadas.
No es casual que García Abad y el resto de cabezas del GP de Madrid se hayan reunido varias veces y los responsables de los Grandes Premios de Miami y Las Vegas, entre otros. La Fórmula 1 está en manos de Liberty Media, un conglomerado mediático que, entre otras cosas, maneja campeonatos de la talla de la NBA, la NFL o, desde su reciente adquisición, el devaluado campeonato de MotoGP que antaño pugnaba por la atención mediática con el de Fórmula 1 y ahora es poco menos que un breve a pie de página.
Desde Madrid quieren que el Gran Premio sea una experiencia más allá de la carrera. De hecho, desde el punto de vista empresarial, los coches rodando por el trazado madrileño que pasará por IFEMA, la Ciudad Deportiva del Real Madrid y el barrio norte de Madrid cercano a Barajas será la excusa para que miles de aficionados se acerquen a la capital española. Ese es el argumento que está poniendo García Abad sobre la mesa de los patrocinadores con los que se está reuniendo, y de manera muy intensa desde el verano hacia acá, en su nuevo y flamante despacho de IFEMA.
Los pasos que ha dado son productivos, hasta el punto de que, según confirman fuentes cercanas a IFEMA, en las últimas semanas han acudido numerosos altos cargos de diferentes empresas de todo el mundo, como varias aerolíneas que se han interesado en Madrid. La promesa de un escenario espectacular a imagen de lo que se ve en Miami o Las Vegas, aunque sea de cartón piedra y devalúe la pureza deportiva de la competición, es suficiente argumento para que el GP de Madrid se venda como una inversión deseable.
Aunque este relato no se ha extendido mucho por el constante incendio en el que se vive en la política española, el proyecto de Madrid con la Fórmula 1 cuenta con el beneplácito de las autoridades nacionales y autonómicas. Tanto desde Moncloa como desde Sol y Cibeles se ve con muy buenos ojos atraer a la capital al Gran Circo, toda vez que los socios del Gobierno nacional preferirían que Montmeló se llevase todo el protagonismo (y las inversiones).
No obstante, hay un recuerdo reciente que aún hace sospechar: el GP urbano de Valencia. La gestión que se realizó de aquel proyecto, que estuvo en el calendario en el lustro entre 2008 y 2012, acabó en los juzgados. Y aunque los principales cabecillas salieron absueltos, el olor fétido que desprendió a corruptelas hace que muchos teman que se pueda repetir para Madrid. Por eso, la condición indispensable que pusieron los gobernantes (tanto Pedro Sánchez como Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida) fue que no saliera ni un euro de las arcas públicas. Y es que el Circuit de Barcelona-Catalunya sobrevive desde hace ya años sobre el alero de las subvenciones públicas, algo que lo ha convertido en un puñal en su futuro. Eso obliga a encontrar socios privados que pongan los cimientos económicos del GP de Madrid. Porque aunque el retorno millonario sea factible (las previsiones del ayuntamiento de la capital apuntan a unos 500 millones de euros), la inversión necesaria inicial será muy alta.
El contexto socioeconómico ha hecho que muchas promesas dadas e incluso firmadas se hayan esfumado. García Abad y su equipo están explorando todas las vías, incluso las mediáticas (no es casual el fichaje de un rostro conocido como Nira Juanco para la labor de jefa de prensa), para obtener el capital necesario. Si no logran un promotor principal que ponga el apellido al GP de Madrid, la propia Fórmula 1 se encargaría de apoyar su nacimiento, tal y como ha hecho con Miami y Las Vegas o como hace desde hace años con un GP histórico e irrenunciable como es Mónaco.
Madrid quiere ser protagonista desde muchos puntos de vista en el futuro de la Fórmula 1. Por eso, uno de los caramelos que ha puesto sobre la mesa de los potenciales patrocinadores es que será el primer Gran Premio europeo (que, en términos de audiencias, es uno de los más golosos) de cada temporada que esté en el calendario. La propia F1 ya ha conseguido convencer a Canadá para moverse de junio a los primeros meses de 2026 en adelante, bajo el argumento de la sostenibilidad. A Montreal se viajará después o antes justo que a Miami, Mónaco se irá a junio y Madrid ya tiene el camino abierto para un estreno por todo lo alto, digno del Hollywood al que se quieren parecer… aunque muchos teman que acabe siendo poco más que el fallido Eurovegas.
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