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David Sánchez de Castro
Sábado, 26 de octubre 2024, 14:52
Fernando Alonso es toda una institución no solo para la Fórmula 1 sino para el deporte en general. Su longevidad le convierte en uno de los pocos cuarentones que se mantiene en activo, en un estado de forma envidiable y que, aunque no es el ... de hace unos lustros, sigue permitiéndole bregarse en el cuerpo a cuerpo automovilístico contra pilotos que ni siquiera habían nacido cuando él disputó aquel histórico GP de Australia de 2001. En concreto, tres de los otros 19 habitantes de la parrilla de salida de este domingo estaban por nacer: Oscar Piastri, Franco Colapinto y Liam Lawson.
La cantidad de recuerdos que tienen Alonso y los aficionados y rivales de su extensísima carrera son tantos que habría que colocarlos no un casco especial, sino que habría que empapelar prácticamente todo el Autódromo Hermanos Rodríguez, donde el asturiano celebra la cifra redonda de los 400 grandes premios disputados en Fórmula 1. El siguiente en la lista, Lewis Hamilton, tendría que estar corriendo algo más de dos temporadas extra cuando Alonso se retire si quiere superarle. Ahora se disputan muchas más carreras que antes, lo que hace más fácil llegar a estas cifras (Max Verstappen ya lleva más de 200 y empezó catorce años después de Alonso), pero de momento es Alonso quien les supera a todos.
Pese a esta cifra, Alonso no está para muchas más celebraciones que la del puro bulto. A diferencia de cuando disputó sus grandes premios 100 y 200, tanto el 300 como ahora el 400 le han pillado muy lejos de la cabeza de carrera.
Alonso llegó al centenar de carreras de F1 en una de sus temporadas más recordadas: 2007. Recién llegado a McLaren como flamante bicampeón del mundo, se topó con un Lewis Hamilton con ganas de comerse el mundo y un equipo que no supo gestionar los egos de unos y otros. Alonso acabó saliendo piafando de McLaren (para volver años después), pero por el camino logró hitos memorables. En aquel gran premio 100 para él, que celebró en Turquía, acabó tercero gracias en buena medida a un pinchazo del propio Hamilton a 16 vueltas del final.
Por entonces, Alonso se quedaba a solo cinco puntos de su compañero a falta de cinco carreras para el final, pero con el 'spygate' en plena efervescencia. Aquel caso de espionaje industrial le costó a McLaren el título de constructores y enrareció aún más el ambiente, cada vez más irrespirable, en el box del equipo.
En la que fue la cuarta de las cinco temporadas que estuvo en Ferrari, Fernando Alonso alcanzó los 200 grandes premios en Malasia 2013, precisamente el circuito donde logró su primera victoria. En esa edición, sin embargo, no tuvo ni un poquito de fortuna. Aunque el F138, posiblemente el peor de los coches de Maranello que pilotó el asturiano, no estaba para muchos trotes, en esa carrera abandonó después de que, en un intento de adelantamiento a Vettel, rompiera el alerón delantero. Intentó aguantar porque en Ferrari prefirieron no hacerle parar en boxes y el resultado fue fatal: acabó saliéndose y quedando fuera. Fue su único abandono del año, en una carrera que pasó a la historia moderna por aquel 'Multi 21' entre Webber y Vettel en Red Bull, que daría paso al regreso de las órdenes de equipo permitidas posteriormente.
Aquel año sería, según contó el propia Alonso después, definitivo para tomar la decisión que consumaría en 2014: volver a McLaren en 2015. Craso error.
Un Alonso ya harto de la Fórmula 1 y con necesidad de oxigenarse vio cómo el McLaren, que en aquella temporada llevaba motores Renault, le dejaba tirado por enésima vez. Un fallo en el escape le hacía quedarse en tierra por segunda vez esa temporada y de manera consecutiva, pero ese abandono le dolió relativamente poco.
Y es que unos días después iba a disputar sus primeras 24 horas de Le Mans, que acabaría ganando. La Fórmula 1 ya empezaba a ocupar un lugar secundario y a finales de ese año se retiró temporalmente para regresar en 2021.
Tras unas temporadas en las que el concepto de la '33' se ha convertido en popular y en las que Alonso ha aprendido a reírse hasta de sí mismo convertido en un rejuvenecido ídolo para las nuevas generaciones que, como sus ahora rivales, eran niños en los tiempos de vino y rosas de la alonsomanía.
Con el futuro en el aire a partir de 2026, Alonso disputará su gran premio número 400 con pocas esperanzas de lograr un gran resultado, más allá de sumar algún punto (con algo de fortuna) y poco más. Hasta que llegue el Mesías Newey, en Aston Martin solo pueden agarrarse a la esperanza de una carambola… de que, como decía en sus anteriores centenarios, lo mejor está aún por llegar.
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