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David Sánchez de Castro
Madrid
Sábado, 6 de abril 2024, 19:31
Más allá del resultado del Gran Premio de Japón, lo único cierto es que para todos se ha cruzado el primer cuarto de la temporada. La quinta carrera de las 24 previstas este año supone no solo atravesar un pequeño hito en el camino ... hacia Abu Dabi, donde acabará todo, sino también que para muchos queda un paddock menos para tener reuniones vestidos de 'torero'.
Y es que además de los resultados en pista y sumar y sumar kilómetros, cada gran premio es toda una frenética acción de reuniones, conversaciones, charlas, apretones de manos o miradas de soslayo para cuadrar agendas en los interludios entre una cita y otra en pista. Muchos pilotos acaban contrato a final de este 2024, dos de ellos casi de rebote y con el mismo acento español. Y es que tanto Fernando Alonso como Carlos Sainz están en un momento crítico de sus carreras deportivas, y no solo por sus condicionantes personales.
Es evidente que la trayectoria de ambos es muy diferente. Mientras que Alonso ostenta el estatus de leyenda del automovilismo mundial y de la Fórmula 1 en concreto, Sainz es un enorme piloto con un futuro más que prometedor pero solo tres victorias en F1 en su palmarés. Tres que ya hubiera querido para sí Alonso en estos años, pero que se ha llevado el aún piloto de Ferrari, al que le han apeado de Maranello para primar al 'predestinato' Charles Leclerc y a un Lewis Hamilton que algo debe olerle mal en Mercedes para dejar su hogar y jugársela en el volcánico pero atractivo equipo italiano.
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Lo más irónico de esta situación es que, si bien son buenos amigos, van a ser rivales tanto en la pista como en los despachos. Los sitios para 2025 son los que son, y aunque a Sainz le queda (a priori) más por delante, Alonso es el único que sabe cuándo se va a retirar. Aston Martin ya no es el destino soñado, toda vez que se presentan huecos interesantes para él. Y quizá eso sea bueno para Sainz.
En este mercadeo que es el deporte de competición, caer en un equipo que pueda ser dominador es la gran diferencia entre ser un gran piloto, un mito o una leyenda viva. Salvo excepciones muy notables, entre las que se encuentra Alonso, pocos son los pilotos que han obtenido podios, victorias o mundiales si no es con un monoplaza claramente ganador. ¿Habrían conseguido cuatro títulos Sebastian Vettel o Max Verstappen (que lleva tres, pero irremediablemente va encaminado al cuarto) si no caen en Red Bull? ¿Sería Hamilton el único en poder optar a superar a Michael Schumacher si no llega a cambiar McLaren por Mercedes? ¿Y tendría esos siete títulos el 'kaiser' sin haber fichado por Ferrari?
Dice el tópico cuñadil que Alonso elige mal sus destinos. A los capitanes a posteriori se les da muy bien recordar que Alonso dijo 'no' a Red Bull en 2009 porque ya tenía un contrato atado con Ferrari, o que no tenía que haberse ido de McLaren tras el infernal 2007 que pasó allí, o que ni mucho menos tendría que haber vuelto en 2015. Pero esa agua ya pasó y el molino ha vuelto al punto de origen: Alonso tiene posibilidad de ir a Red Bull. El propio Christian Horner, el jefe, ha admitido que tiene al asturiano en su agenda, bien para ser compañero de Verstappen, bien para ser incluso su sustituto si las piezas de dominó se mueven de forma que sea el neerlandés quien, con sus cuatro títulos ya en la mano, decida fichar por Mercedes, donde queda un hueco. Es ahí donde también puede recalar Alonso, ya que Toto Wolff se ha encargado de calentar el ambiente con una quedada muy comentada con Flavio Briatore que, de momento, ha dejado apartada su labor de conseguidor y mánager de Alonso para recuperarse de su reciente operación de corazón.
Paralelamente, Sainz está llamando a todas las puertas, tanto literal como metafóricamente. Su victoria en Australia aún convaleciente de su apendicitis ha demostrado su pundonor digno de las gestas de los tercios españoles que tanto miedo metían en las huestes extranjeras. Como Alonso, está en la agenda de Red Bull y Mercedes como puntos más atractivos, pero también de otros que a priori no lo son tanto, como Sauber (o Stake), que hasta que se convierta en Audi al 100% para 2026 (si no se rajan, otra vez), bien puede ser un destino de paso. Incluso puede ser Aston Martin ese destino de Sainz si finalmente Alonso decide irse a otro sitio.
Todo ello suponiendo que los dos, y especialmente Alonso, no decidan colgar el casco. Sainz ya ha dicho que no, pero el veterano ovetense no lo tiene tan claro. Solo ha puesto una fecha: verano. Antes de que el calor se haga insoportable, Alonso anunciará si sigue o no en la Fórmula 1 y, con total probabilidad, dónde.
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