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david sánchez de castro
Lunes, 10 de abril 2017, 20:06
«El mejor del resto», «el ganador entre los humanos» Los calificativos de la carrera de Carlos Sainz en el Gran Premio de China rondaban esta idea. No en vano, el piloto madrileño se ganó el elogio mayoritario gracias a la actitud que mostró en ... un arranque tan complicado como el de una carrera en la que todos salieron con neumáticos intermedios de lluvia y él se la jugó con neumáticos de seco superblandos.
¿Inteligencia, temeridad o potra? Un poco de todo. Carlos Sainz decía que se quería morir cuando vio que era el único en salir con slicks, pero visto el resultado final, puede estar orgulloso por lanzar la moneda al aire y que le saliera bien. Su jefe, Franz Tost, se deshizo en elogios hacia el español, que tomó la decisión de manera unánime y con ciertas reticencias de sus propios ingenieros. Tomó una decisión muy arriesgada, pilotó una fantástica carrera y cruzó la línea de meta en 7ª posición. Sin los coches de seguridad, creo que podría haber conseguido un mejor resultado ¡realmente lo hubiera merecido!, afirmaba Tost después de la carrera.
Es habitual leer este tipo de elogios hacia Sainz, no sólo desde dentro de su propio equipo, sino desde fuera. Además de la prensa nacional que, más o menos interesada, siempre apoya las actuaciones del madrileño haga lo que haga, también sus rivales o personas ajenas a la actual parrilla destacan las buenas actuaciones del piloto español. No obstante, la carrera de Sainz no fue de 10, ni mucho menos, por un error que sólo la suerte (esa que presuntamente esquiva a la familia Sainz) no convirtió en un abandono.
En un momento de la carrera, Sainz se desconectó. Un pequeño despiste, apenas medio segundo, en el que acabó fuera de pista, y chocando con las protecciones. Sólo la fortuna, y que no iba demasiado rápido en ese momento, evitaron que lo que iba a ser una gran actuación se convirtiese en un abandono y, por tanto, en una oportunidad perdida. Un gran dicho que hay en las competiciones de motor es que para llegar primero, primero hay que llegar. No vale de nada hacer una apuesta ganadora en la estrategia, esperar y contemporizar a la hora de manejar los adelantamientos o saber cuándo debe entrar a boxes, si al trazar una curva acabas estampado.
Líder del otro Mundial
Afortunadamente para él, ese error cuyo resultado no merece el calificativo de clamoroso se quedó en un susto, y acabó la carrera séptimo. Justo detrás de los Mercedes, los Ferrari y los Red Bull, ahí estaba un Carlos Sainz que, 7º, suma ya 10 puntos con un monoplaza no tan inferior como muchos pensaban. Vistos los resultados, casi debe dar gracias a que Red Bull bloquease su paso a Renault, al menos a corto plazo. Toro Rosso cuenta con un STR12 competitivo, o al menos lo suficiente como para convertirlo en el cuarto equipo de la parrilla.
La clasificación general del Mundial la comandan al alimón Sebastian Vettel y Lewis Hamilton con 43 puntos, pero ocho posiciones por detrás está un Sainz que mira por encima del hombro y de la tabla a pilotos más que consagrados como Felipe Massa o Sergio Pérez, y por supuesto a un Fernando Alonso que ni está ni se le espera en los puestos de arriba Hombres que ya saben lo que es saborear las mieles y el champán del podio. Si Sainz sigue mostrando esta inteligencia, tanto en pista como fuera, no tardará en probarlo él mismo a no mucho tardar. Sólo le hace falta una pizca de suerte, esa que acompaña normalmente a quien la busca, y que muchas veces decide quién es campeón y quién sólo se queda con el papel de buen piloto.
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