David Sánchez de Castro
Martes, 23 de febrero 2016, 02:58
Los motores ya sonaron en Montmeló, y la Fórmula 1 2016 ha comenzado, al menos, en su pretemporada. Tras las pertinentes presentaciones que faltaban (Force India, Manor o Red Bull), los once equipos se pusieron manos a la obra este lunes para realizar el primer ... día de los ocho de entrenamientos libres que tendrán antes del Gran Premio de Australia. El guión previsto para el primer día era el de comprobar que el coche diseñado en el invierno (menos Sauber, con el de 2015) funcionase a la perfección y que todos los sistemas previstos en el simulador iban como estaba previsto. Y mientras que algunos cumplieron con esas previsiones, otros se las saltaron para demostrar quién manda aquí.
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Lewis Hamilton no fue el más rápido del día porque no quiso. El tricampeón británico dio más vueltas que nunca al circuito de Montmeló, con un total de 156, y un segundo tiempo que parece sobrado. El Mercedes W07 ha retomado el camino que emprendió su predecesor y ese poco menos de medio segundo sobre la mejor vuelta del líder de la tabla de tiempos, Sebastian Vettel, apunta más a ser un alarde de supremacía que otra cosa. Antes del parón para almorzar, Hamilton ya había completado la distancia de un gran premio, con 66 vueltas, y sin apenas sudar. Vettel ya había marcado el 1:24.499 que acabaría siendo el tiempo de referencia final, pero con muchos menos kilómetros de rodaje. El piloto de Ferrari completó 69 vueltas, le dio tiempo a ensayar diferentes configuraciones aerodinámicas y dejó claro que el SF16-H puede ser un monoplaza a tener en cuenta.
Para ser el primer día de entrenamientos, fue una jornada relativamente tranquila en cuanto a incidentes. El peor, y no tuvo más consecuencias que un rato en boxes, lo protagonizó Romain Grosjean con el nuevo Haas. El monoplaza estadounidense perdió el alerón delantero cuando el francés iba a más de 320 km/h, pero pese al susto pudo llegar a boxes sin problemas, aunque perdió prácticamente toda la jornada de trabajo.
Uno de los grandes atractivos del día, tanto para los que le desean bien como mal, era ver el rendimiento del nuevo McLaren MP4-31. Más que el rendimiento en tiempos, era simplemente ver si funcionaba el coche, si Jenson Button era capaz de trabajar en condiciones con el nuevo monoplaza creado entre Woking y Sakura. La mañana no fue demasiado halagüeña. Comenzó el día con retraso con respecto a sus rivales por unas comprobaciones de última hora, y cuando pudo salir a rodar pronto se tuvo que meter en boxes para que le desmontasen el coche y empezasen a comprobar el fallo. Sudores fríos en las espaldas de todos los mecánicos del equipo británico. «¿Otra vez?», se pudo escuchar desde el garaje de McLaren. Desde el equipo confirmaban los problemas: una avería en los sensores y en el acelerador.
Eric Boullier se mostraba optimista y pesimista a la vez en su primera aparición ante la prensa. Por un lado, afirmaba que la mejoría era notable y que ya habían notado cosas positivas. Por otro, aseguraba que aún no era suficiente. La avería de Button se solventó y, aunque aún están lejos de los objetivos, el británico pudo completar un total de 84 vueltas al circuito de Montmeló, con un mejor tiempo de 1:26.735 que le llevó a la sexta posición final. Button podría haber acabado quinto, pero el probador de Force India, Alfonso Celis, le arrebató esa posición en los últimos instantes.
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En McLaren hay una tranquilidad moderada. Las 84 vueltas de Button en el primer día de trabajo ya son más de las que dio en los test de Jerez el año pasado (79 en las cuatro jornadas), lo que al menos da una certeza: este MP4-31 ha nacido mejor que el anterior. Este martes le toca el turno a Fernando Alonso. El asturiano, que dedicó el lunes a varios compromisos publicitarios, tendrá la oportunidad de ponerse al volante del monoplaza negro por primera vez en este 2016, y sobre todo quiere evitar ser protagonista por un accidente, como lo fue hace casi un año exacto en este mismo circuito.
El '55' se queda en 55
Quien sí pudo ponerse al volante de su nuevo Toro Rosso fue Carlos Sainz. El piloto madrileño estrenó el monoplaza de Faenza con el motor Ferrari de 2015, lo que ya fue un gran cambio para él. «Se nota la potencia y es más manejable», analizó de manera muy general después de su primer día de trabajo. Un día que acabó antes de lo deseable. Sainz tuvo que entrar en boxes con su Toro Rosso aún con la 'piel' de entrenamiento (salió a pista sin patrocinadores, ni pegatinas de ningún tipo, ya que la presentación será la próxima semana) dos horas antes de lo previsto por un problema en el cambio, que le privó de pasar de las 55 vueltas, curiosamente el mismo número de su dorsal.
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«Obviamente, estábamos deseando que llegara hoy y ha sido un gran logro pilotar después de un invierno complicado», admitía el joven de Toro Rosso. «El equipo ha hecho un gran esfuerzo y ha sido un día bastante decente. Conseguimos tener una mañana muy limpia y estaba siendo una tarde bastante buena hasta que de repente tuvimos que parar el coche. Así que desafortunadamente tuvimos que dar por finalizado el día, pero dentro de esto, ha sido un buen día y me he sentido muy bien en el coche», se conformaba un Sainz que dejará la pista este martes a su compañero Max Verstappen.
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