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DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO
Viernes, 23 de octubre 2015, 00:56
Texas no es, ni mucho menos, el estado más lluvioso de Estados Unidos. De hecho, hay una broma entre los lugareños: hay niños que no saben que la hierba es verde. Sin embargo, sobre la capital, Austin, este fin de semana ha comenzado a caer ... lo que muchos califican como la mayor tormenta en años. La mala suerte ha querido que los coletazos del huracán Patricia, que está golpeando a la zona de México, afecte de manera colateral a la gigantesca región estadounidense, con la disputa del Gran Premio de las Américas en medio.
Durante la mañana en Austin se amaneció mirando al cielo. En Pirelli, directamente, sacaron antes los neumáticos de lluvia extrema e intermedios, optimistas, porque pensaban que iban a ser los más usados. El problema es que el agua fue tal que ni siquiera los neumáticos preparados -en teoría- para situaciones de lluvia permitió la salida a pista en la segunda sesión. Rayos, truenos y, sobre todo, una cantidad ingente de litros por metro cuadrado dejaron a todos los pilotos dentro de boxes. Todos se resignaron y se lo tomaron con humor. Uno fue Romain Grosjean, que se sacaba esta semana la licencia de patrón de barco y preguntaba que si podía ayudar. Carlos Sainz fue otro, que respondió en los micrófonos de Movistar TV a su padre, el bicampeón del mundo de rallies, que decía confiado que él había salido alguna vez a algún tramo así. Que no se motive, decía entre risas el joven Sainz.
La situación fue dantesca. Los coletazos del huracán Patricia que está azotando México con rachas de viento de más de 350 km/h dejaron una tormenta de las históricas, y la confirmación de dirección de carrera llegó casi por obligación. Más que la lluvia, que también, el motivo final por el que Charlie Whiting y los responsables de la Fórmula 1 decidieron dar por finiquitado el día es que las condiciones de visibilidad hacía imposible la salida del helicóptero médico, en caso de ser necesario.
Peligra la clasificación
El problema es que este chaparrón de este viernes puede ser un mero preludio de lo que se espera este sábado. Lo más fuerte de la lluvia del fin de semana se espera mientras se deberían disputar los terceros libres y la clasificación, pero si se repite esta situación, obviamente se suspenderá toda la jornada del sábado.
No sería la primera vez que ocurre. En el Gran Premio de Japón de 2010 sucedió algo similar, cuando una de las tormentas más fuertes de los últimos años obligó a la cancelación de la clasificación. Para saber quién salía desde la pole, decidieron mover la sesión a la mañana del domingo, unas horas antes de la disputa de la carrera. Aquel día caótico lo ganó Sebastian Vettel, con Fernando Alonso tercero.
Alonso, muy trabajador
Con sólo media jornada, los pocos datos se obtuvieron en los primeros entrenamientos libres. Nico Rosberg se llevó el mejor tiempo de una tanda en la que nadie se arriesgó, pero donde sacaron algunos datos de cara al más que probable fin de semana pasado por agua. Uno de los más trabajadores de la sesión fue Fernando Alonso, que dio 18 vueltas, dos más que su compañero Jenson Button, el más trabajador del día.
Carlos Sainz finalizó esa sesión en quinta plaza, por delante de un Lewis Hamilton que no quiere correr el mínimo riesgo. El británico sabe que tiene ante sí su primer match ball, y aunque los elementos parecen ser lo único que tiene en contra, no va a tomar más apuros de los que sean imprescindibles.
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