Sainz se lleva el susto de su vida

Las pobres condiciones organizativas del circuito de Sochi volvieron a a salir a la luz este sábado, completando un fin de semana nefasto para ellos. Después del viernes, en el que tuvieron que acortar los primeros libres por una fuga de combustible de un camión de asistencia, las barreras de protección no se deformaron como deberían, sino que dejaron a Sainz atrapado debajo. Las primeras decisiones no tranquilizaban: la dirección de carrera imponía bandera roja y el fin inmediato de los terceros entrenamientos libres, con media hora por disputar, pero el piloto no salía del coche y desde Toro Rosso informaban que no podían contactar con él. Sin embargo, un simple gesto, casi nimio, hizo respirar de alivio a todos los que estaban presentes. Borja Ortíz-Echagüe, mánager y mano derecha de Sainz, levantaba el pulgar en señal positiva. Todo estaba bien, todo se había quedado en un susto.

Minutos después, Sainz confirmaba la tranquilidad con el mismo gesto. Casi como un espejo de aquel dedo levantado de Fernando Alonso en Brasil 2003, el joven piloto español sonreía atado en la camilla con el pulgar arriba, mientras le montaban en una ambulancia de camino al centro médico. Tras los primeros chequeos en el circuito, le montaron en un helicóptero en dirección al hospital Sochi 4, donde le realizaron más pruebas que confirmaron que Sainz, pese al susto, no sufre lesión de ningún tipo.

El accidente en sí fue muy extraño. El piloto español estaba haciendo su mejor vuelta de la jornada cuando, enfilando la entrada a la curva 12 del circuito, perdió el control de su monoplaza y se estrelló contra el muro, arrastrándose hasta que acabó escupido hacia el fondo de la escapatoria. La colocación de las barreras hizo que se quedara hundido bajo las protecciones, pero en todo momento estuvo consciente. Al grito de «¡Estoy bien!», informó al veterano periodista y fotógrafo español José María Rubio, que fue el primero en llegar a la zona.

Sainz, empeñado en correr

Una vez en el hospital, y después de ver la clasificación en una televisión que parecía sacada de la antigua Unión Soviética de los 80, Sainz empezó a pedir en todos los idiomas posibles que le dejaran correr este domingo. Tras someterse a pruebas médicas que descartaron cualquier tipo de lesión, envió un mensaje a su equipo en el que confirmaba sus ganas de competir. Así que Toro Rosso, solicitó a la FIA una aclaración oficial: ¿podían contar con Sainz para el domingo? La Federación no lo dudó: por su parte estaba todo correcto, pero aún debía pasar por el aprobado de los médicos.

Mientras desde el equipo montaban a contrarreloj un nuevo chasis de cara al posible regreso del piloto madrileño al 'paddock', el español enviaba un mensaje en vídeo desde la propia cama del hospital: «Como podéis ver estoy bien. No ha sido nada al final, ha sido sólo un susto. Un susto gordo, pero un susto. En todo momento he estado consciente, incluso debajo de las barreras intentaba hablar por la radio con el equipo pero no me escuchaban, así que me he empezado a preocupar porque sabía que la gente iba a pensar que iba a ser algo más serio de lo que realmente era. Me han trasladado al hospital, me han hecho todo tipo de pruebas y no tengo nada, sólo el cuello un poco magullado y la espalda, pero a ver si con un poco de ibuprofeno y descanso mañana estoy bien y voy a intentar correr. Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para intentar correr, y si no, pues a descansar y a pensar en la siguiente. Gracias a todos por vuestros mensajes, que ayudan mucho en estos momentos. Nos vemos mañana».

Todo se decidirá en función de cómo pase Sainz la noche. El piloto ya estaba pidiendo que le dejaran salir para dormir en el hotel, pero los médicos deben seguir un protocolo estricto, máxime cuando se trata de un choque frontal de estas características. El riesgo ante una posible lesión subyacente existe y, aunque Sainz se encuentra bien, no quieren jugársela.