Dani Juncadella sale del 'paddock' de la Fórmula 1

Este barcelonés, que mamó desde pequeño lo que es la Fórmula 1 (es sobrino del expiloto Luis Pérez-Sala), está considerado como uno de los grandes diamantes del automovilismo español. A sus 23 años ya sabe lo que es montarse en un Ferrari, en un Williams, y en un Force India, tres monoplazas de F1 que, sin embargo, no le han granjeado un asiento oficial. El año pasado estaba enrolado en la escudería india, para quien participó en tres sesiones de entrenamientos libres en calidad de piloto probador, pero para este 2015 no le veremos -salvo giro total de los acontecimientos- en el paddock de la Fórmula 1. Un portavoz de Force India lo corroboraba a Colpisa: «Daniel no continuará como piloto de pruebas esta temporada». No obstante, no ha sido un despido al español, sino todo lo contrario: Juncadella ha visto que el futuro de Force India tiende a negro y ha salido corriendo de allí.

«Simplemente decidimos no seguir con el proyecto de tercer piloto, ya que a corto plazo no tiene ningún sentido y a largo plazo no veía un proyecto fuerte con el equipo», confirma el piloto catalán. Y no le falta parte de razón: Force India es el único equipo de los que siguen vivos (Caterham ha desaparecido ya, y a Marussia están intentando resucitarlo) que no estuvo en los test de Jerez, y aunque participará en los primeros de Barcelona, lo hará con el monoplaza de 2014. El futuro del equipo de Sergio Pérez y Nico Hülkenberg es crítico, pese al apoyo financiero que ha recibido por parte, sobre todo, de los patrocinadores mexicanos que llegan de la mano de Checo.

Este es, precisamente, uno de los problemas que están enquistados en la actual Fórmula 1. Juncadella es el mejor exponente de ello: tiene un patrocinador fuerte, pero no compensa la inversión para el resultado obtenido. «¿Si se me han cerrado las puertas de la Fórmula 1 definitivamente? No creo, aunque hoy en día tu único pasaporte para entrar en la F1 es un sponsor. Siempre he tenido el apoyo de Astana, pero la cuestión es saber si vale la pena. Los intereses económicos priman demasiado y eso me ha decepcionado en el gran circo», admite Juncadella.

Si por algo se ha caracterizado Daniel Juncadella frente a otros pilotos de su generación, la que ha llegado después de la irrupción de Fernando Alonso, es por haber dado pasos cortos pero seguros. Si en la Fórmula 1 no tiene hueco, no significa que tenga que quedarse en casa. De hecho, ahora mismo, su principal objetivo es lograr buenos resultados en el prestigioso campeonato alemán de turismos, el DTM. Gracias al apoyo de Mercedes Motorsport -otra posible puerta a la Fórmula 1-, disputará su tercer año en este campeonato y espera que le vaya mejor que en un 2014 algo gris. No es ni mucho menos un paso atrás. «Ahora mismo es la mejor opción. Me siento genial dentro de una marca tan grande como Mercedes y el DTM es un grandísimo campeonato. Poco que envidiar de otros», se reafirma.

Juncadella tiene una ventaja, al menos por el momento. A diferencia de lo que ocurre con el programa de jóvenes pilotos de Red Bull, a los cachorros de Mercedes no les aprietan tanto las tuercas. El propio Carlos Sainz sabía hace poco más de seis meses que si no ganaba las World Series, su futuro en la Fórmula 1 se truncaría, por lo que ganó prácticamente por obligación. Para Juncadella, en cambio, la exigencia no viene de arriba. «Soy yo mismo el que me exijo a mí mismo», afirma. «Los últimos dos años han sido muy complicados para Mercedes en el DTM, pero siempre se puede hacer algo mejor personalmente. Quiero dar el 110% de mí cuando las cosas no funcionen. Esa es la presión que me pongo para este 2015, aunque confío en que este año tendremos un coche lo suficientemente competitivo como para hacer grandes resultados», promete.

¿Volveremos a ver a Dani Juncadella en la Fórmula 1? Quién lo sabe. Lo que está claro es que el barcelonés no va a pararse. La puerta de Force India se ha cerrado, pero ya se encargará el propio Juncadella de ir llamando a donde haga falta si es que la Fórmula 1 le vuelve a merecer la pena.