Alonso y McLaren se dan una segunda oportunidad

La espera ha sido angustiosa. Primero, parecía que el anuncio de la marcha de Alonso de Ferrari iba a precipitar el de McLaren, pero estos argumentaron que debían estar centrados en la última cita del Mundial: Abu Dabi. Después se fijó como fecha posible los tests en el mismo circuito, pero la propia McLaren se encargó de salir al paso y puso una fecha: el 1 de diciembre como pronto, para el desenlace. Pero tampoco llegó ese día. Tanto Jenson Button como Kevin Magnussen empezaban a estar nerviosos, porque si el futuro de Alonso estaba claro, el de ellos dos ni mucho menos. Finalmente, diez días después del día que la propia McLaren marcó, se ha anunciado la dupla Button-Alonso, con lo que el español repetirá por segundo año consecutivo pareja de baile con un campeón del mundo. Button ha pasado de tener pie y medio fuera a aguantar su asiento en detrimento de Kevin Magnussen quien, pese a comenzar de manera brillante la campaña 2014, ha acabado deshaciéndose como un azucarillo. Ahora el danés baja de categoría, y será piloto reserva del equipo británico.

Las cifras económicas del traspaso de Alonso no son públicas pero las últimas filtraciones apuntaban a un sueldo superior a los 30 millones de euros por cada una de las temporadas que ha firmado el bicampeón español con la escuadra de Woking. Alonso regresa al equipo donde peor lo ha pasado personalmente en su carrera deportiva, con ansia de tomarse revancha por un matrimonio fracasado.

Segundas nupcias

Fernando Alonso vuelve a McLaren, ocho años después de una de las campañas más rocambolescas que se recuerdan en este deporte. Lo ocurrido a lo largo y ancho de 2007, dentro y fuera de los circuitos, dejó muy mal sabor de boca en ambos, y la falta de entendimiento mutuo provocó una de las rupturas más escandalosas de la Fórmula 1. Sólo una temporada duró la relación del que llegaba a Woking con el ansia de igualar a su ídolo Ayrton Senna. El español acabó sobrepasado por la inesperada irrupción de Lewis Hamilton. Ni siquiera hubo tiempo para decir aquello de se rompió el amor de tanto usarlo: Alonso tenía claro que se quería ir de McLaren ya en mayo de 2007, sólo medio año después de haberse dado el sí quiero.

Aquel no fue un divorcio fácil: broncas en pista, un muro de separación -casi literal- entre los dos lados del box: mecánicos que no celebraban las victorias o podios del español Después se conoció el famoso caso de espionaje entre McLaren y Ferrari, con el propio Alonso como testigo de cargo, que acabó con una multa de 100 millones de euros, la eliminación de la escudería del Mundial y la vergüenza eterna para los ingenieros Nigel Stepney (Ferrari), fallecido este mismo año en un accidente de circulación, y Mike Coughlan, hoy en la NASCAR después de un corto paso por Williams. Por si fuera poca desgracia, la lucha entre Hamilton y Alonso benefició a un tercero, Kimi Räikkönen, que tacita a tacita fue culminando su primer y único título, que a la postre también es el último para la Scuderia.

Alonso volvió a la fábrica de Enstone, a Renault, con el rabo entre las piernas y después de rechazar a Red Bull, algo que no se perdonaría nunca. McLaren triunfó sin él en 2008, in extremis, mientras el español deambulaba en un equipo en clara descomposición y que acabó prácticamente desmantelado. Se le abrieron las puertas de Ferrari y, obviamente, no pudo decir que no. Atrás quedaron aquellas broncas en las que acusaba a la escuadra italiana de tramposos o aquellas declaraciones de amor eterno a McLaren: Maranello acogió con orgullo al hombre que aceleró la primera jubilación de Michael Schumacher.

Cinco años buscando el éxito, cinco años en los que se ha topado con múltiples impedimentos. En 2010 y 2012 Alonso llegó con bastantes posibilidades de proclamarse campeón, quitarse definitivamente el mal sabor de boca de los años anteriores y culminar su carrera con el objetivo de los tres entorchados. Pero no contaba con Red Bull. Aquel equipo simpático al que rechazó en 2008 se había convertido, casi de la noche a la mañana, en el colosal gigante que aplastó con puño de hierro al resto de rivales. Mientras a Alonso le llovían los elogios de compañeros, rivales, jefes de equipo, prensa especializada y afición, quien seguía sumando récords y campeonatos era Sebastian Vettel. Lejos estaba ya aquella Ferrari que funcionaba con una precisión de reloj suizo bajo el mando de Jean Todt: ahora se asemejaba más al camarote de los hermanos Marx en el eterno clásico Una noche en la Ópera. Como él mismo confesaba en el alabado documental de Atresmedia, emitido hace unas semanas, a punto estuvo de tomar esta decisión -dejar Ferrari- el año pasado, pero finalmente dio una última oportunidad a la escuadra italiana. Ahora le tocará a Sebastian Vettel reverdecer los éxitos del equipo de sus sueños.

Alonso se ha hartado y aprovechando la revolución que emprendió Marco Mattiacci y que continuará Maurizio Arrivabene con Vettel como punta de lanza, ha tomado las de Villadiego. Sin Montezemolo ni Domenicali, sus dos máximos valedores dentro de Maranello, al astro ovetense se le empezaba a hacer cuesta arriba seguir tirando del carro otra temporada más, en la que nuevamente todo apunta a que sufrirán para pelear con los de arriba. Su primera intención siempre fue irse a Mercedes, que parece la opción más fiable de victoria a corto plazo, pero ni Rosberg ni Hamilton estaban dispuestos a renunciar al mejor coche, obviamente. Ante la temible perspectiva de quedarse en Ferrari, cuando ya había anunciado su marcha, el español se ha decantado por regresar a MLaren y darle una segunda oportunidad a la fábrica de Woking.

Alonso, a lo Prost

En verano de este 2014 que firma sus últimos días, la paciencia de Alonso se agotó. La falta de evoluciones, su carácter ganador, la salida de puntales importantes para él y las urgencias de quien se sabe cada vez más próximo a su retirada, le llevaron a apostar por McLaren. El equipo se ha tomado su tiempo para anunciar el acuerdo, pero sólo faltaba la confirmación de una unión que estaba ya escrita desde hace meses. Sólo queda por ver cómo solventarán esos problemas técnicos que les impidieron probar en los test de Abu Dabi, un inicio nada halagüeño pero con tiempo suficiente para solventarlo.

Salir de McLaren para regresar años después requiere un gran coraje. De hecho sólo otro piloto antes de Alonso salió del equipo británico para volver años después, y no fue uno cualquiera: Alain Prost, que debutó en 1980 con el equipo inglés pasó dos temporadas en Renault antes de explotar de éxito bajo los míticos colores blanco y rojo. En su primer año de vuelta, Prost se quedó a sólo medio punto de proclamarse campeón, pero después encadenó dos años consecutivos con sendos campeonatos. Después llegó Senna y todo el mundo recuerda lo que ocurrió ¿Podrá fijarse Alonso en el espejo del Profesor?.