Ferrari no se aguanta ni a sí misma

Su despedida el fin de semana fue muy emotiva, pero no con todos por igual. Como ocurre en cualquier trabajo, una persona no se lleva igual de bien con todo el mundo, si bien Alonso ha conseguido lo que otros muchos que pasaron sin pena ni gloria no lograron: calar en el corazón de los mecánicos. No los que se dedican a escribir informes, ni a pasearse frente a la sala de prensa, sino los que tienen que apretar las tuercas y mancharse las manos de grasa -no mucha, que esta Fórmula 1 es más electrónica que hidráulica- para que el monoplaza esté a punto. Esos fueron los que más sintieron la partida de Alonso, porque consiguió ser para ellos 'uno di noi', que se suele decir en tierras transalpinas.

La imagen de Alonso posando con los que han sido sus soldados durante los últimos cinco años pasará a la historia de la 'Scuderia'. Incluso el mismísimo Piero Ferrari, con más sangre noble corriendo por sus venas que cualquiera en el 'paddock', se vistió con esa camiseta de homenaje al piloto español que lucía una leyenda más que significativa: «Tanta roba!», una expresión de agradecimiento absoluto para el que lo ha dado todo hasta que ya no pudo más.

Sin embargo, no todos se colocaron esa ilustre elástica. Hubo dos presentes en la foto que vistieron los colores 'random' de Ferrari, y no fueron dos cualquiera: Kimi Räikkönen y Marco Mattiacci. El caso del finlandés sorprende a más bien pocos. Por un lado, su propio carácter absolutamente anodino con sus compañeros no le convierte en el mejor aliado para contar confidencias. No así para una noche de farra, donde dicen las malas lenguas -o buenas, depende-, que Kimi se desenvuelve igual o mejor que en la pista. Por otra parte, Alonso tampoco ha ayudado a que esa relación pasara del mero saludo cordial. En las últimas fechas, el piloto español no ha perdido ocasión para restregar públicamente que era él el que estaba tirando del carro de Maranello, el que conseguía los puntos y el que, a efectos prácticos, estaba soportando sobre sus hombros toda la maquinaria de Ferrari. Los resultados de Räikkönen no ayudaron a contradecir al asturiano, y los números son demoledores: Alonso ha acabado 2014 en sexta posición con 159 puntos, mientras que el finlandés ha sido undécimo con 54. Nada más se puede añadir.

Mattiacci, fulminado

El otro que apenas sonrió y que tampoco vistió la camiseta conmemorativa fue Marco Mattiacci. El segundo jefe de equipo que ha tenido Alonso en Ferrari decidió no corresponder al piloto que no pudo retener, demostrando una falta de mano izquierda que, a la postre, le ha acabado costando el puesto. Esa fue su última acción en una Ferrari en la que cuentan más las formas que los resultados, ya que este mismo lunes le despidieron de su cargo.

En un comunicado, Ferrari anunció que Maurizio Arrivabene se hará cargo de la llamada 'Gestione Sportiva', o lo que es lo mismo, se convierte en el máximo responsable de Ferrari en Fórmula 1 y en el resto de competiciones del motor en las que participan. Arrivabene, que es un apellido y una declaración de intenciones, llega del mundo del marketing, concretamente de la tabacalera Philip Morris, gracias a la cual ha hecho muchos contactos. De hecho, su vinculación con Ferrari viene de varios años atrás y siempre ha sido parte de ese entorno tan amplio que tiene la 'Scuderia', lo que le ha valido para entrar en la misma Comisión de la Fórmula 1 como representante de los patrocinadores del 'gran circo'.

El conocimiento de los entresijos del deporte y, sobre todo, de cómo manejarse en el barro de la política con la FIA y con Bernie Ecclestone, han sido los motivos por los que Sergio Marchionne le ha elegido. «Hemos decidido contratar a Maurizio Arrivabene porque, en este momento histórico para la 'Scuderia' y para la Fórmula 1, necesitamos una persona con un gran entendimiento no sólo de Ferrari, sino también de los mecanismos de gobierno y las necesidades del deporte», afirma Marchionne en el comunicado de este lunes. Dicho de otra manera: necesitan a alguien que se pelee por los intereses de Ferrari con Ecclestone y Todt.

La revolución de Ferrari se ha llevado por delante, incluso, al que iba a comandarla. Mattiacci no ha estado a la altura de lo esperado y después de 15 años dentro de la empresa, han bastado ocho meses en el cargo de más visibilidad para darle la patada. El proyecto técnico de 2015 ha nacido con mal pie y las dudas en torno al futuro inmediato no dejan tiempo a más pruebas. Ferrari cerrará un desastroso 2014 (el primer año sin victorias desde 1993; demoledor) habiendo tenido tres jefes de equipo.

Por si fuera poco, tampoco se puede garantizar que esta sea la última gran guillotina que se mueva en Maranello, ya que ahora mismo en Ferrari no saben ni lo que quieren. Cada paso que dan es un salto al vacío. Es lógico que Alonso haya huido en busca de pastos más verdes.