Iván Martínez Sota | Nadador

«Sería un sueño hacer la mínima olímpica. Está lejos, pero nada es imposible»

– Una nueva convocatoria con la selección absoluta. ¿Esto corrobora que la decisión de dejar La Rioja y viajar a Madrid fue acertada?

– Al final hay que ir cerrando etapas y abriendo otras. Y bueno, ya la vi desde cuando estaba en mi pueblo y entrenando en Calahorra y me fui a Logroño. Y ahora aquí en Madrid, pues la verdad que estoy muy contento y me he adaptado bastante bien al cambio.

– ¿Qué va a nadar en el Open de Portugal?

– Voy a nadar los 100 espalda, 50 mariposa, 200 estilos y 200 libres.

– ¿Cómo se entera de la convocatoria?

– Como estoy aquí en la Blume, en el centro de rendimiento, pues nos van comentando el calendario y antes de que se publique nos lo avisan.

– Ha dado un cambio radical a su vida. Ahora está en Madrid, con la élite y lejos de su familia. Pero es el único camino para hacerse un hueco entre los mejores.

– La competitividad al final te hace mejorar. Aquí en el grupo hay varios compañeros que son récords de España y han sido mundiales absolutos, y europeos, y la verdad es que entre todos nos ayudamos a ser mejores por así decirlo.

– Las plazas olímpicas en natación, como en el resto de deportes, están muy caras. En este caso no hay unas plazas asignadas por países, sino que hay que lograr las mínimas que establece la Federación Mundial. ¿Es uno de sus objetivos a corto plazo?

– La verdad que sería un sueño hacer la mínima, está un poco difícil, pero soñar es gratis.

– Supongo que tendrá las marcas grabadas a fuego en su cabeza.

– Sí, claro (risas). En el 200 es 1.57.50, y en el 100 es 53.74.

– ¿Y en cuánto está nadando Iván Martínez hasta el momento?

– Pues ahora tengo 2.00.00 en 200 espalda y 55.2 en 100 espalda. Estoy lejos pero nada es imposible.

– ¿Pero entiendo que no es su objetivo en este momento pelear por una mínima en los Juegos Olímpicos de París?

– No, no. El objetivo sería pelear por estar en cuatro años en Los Ángeles, la verdad. Es cierto que no es mi objetivo a corto plazo, pero bueno, si se cumple pues...

– Si a la Gala del Deporte, en la que fue premiado, bajó un autobús de la Aldea. Si va a los Juegos de París o de Los Ángeles, ¿qué pasaría?

– Yo creo que pondrían un avión desde Logroño (risas).

– Primero era ir de Aldeanueva a Calahorra a entrenar. Más tarde llegó el momento de estudiar y entrenar en Logroño. Y ahora, a Madrid. Y sus padres siempre detrás...

– Siempre me han llevado donde tenía que estar, siempre me han dado las facilidades para seguir progresando. Y bueno, lo que está pasando ahora y todo lo que pueda conseguir es gracias a ellos.

– Ahora que está en Madrid y lo ve desde la distancia, ¿cómo valora el momento que atraviesa la natación riojana?

– Los dos últimos años creo que están siendo de los mejores momentos de la natación riojana, sobre todo las chicas del Club Natación Logroño. Recientemente, en el Campeonato de España Infantil han quedado subcampeones de España por equipos. Y en el reciente Campeonato de La Rioja de invierno –que no he podido estar– el Club de Las Norias ha ganado tanto en la categoría masculina como en la femenina.

– ¿No está lejos que veamos a una de esas chicas en la Blume?

– No, de hecho, Lucia Gregoria Martínez acude ahora en verano con la selección española también, así que a ver si ojalá dentro de unos años hay más riojanos.

– ¿Qué le falta a la natación riojana?

– Como ya se ha dicho hace años, falta una piscina de 50 metros cubierta. En cuanto a entrenadores y equipos, el nivel ahora mismo es muy bueno.

– ¿Y cómo le da a un chico de Aldeanueva por practicar natación, que no es un deporte muy multitudinario?

– Con doce y trece años estuve haciendo tanto fútbol como atletismo y natación. Veía que destacaba más en natación, que era lo que más me gustaba. Y al final me tuve que decidir porque con las tres cosas no podía. Primero dejé el fútbol y al siguiente año dejé el atletismo. .

– Todos los chicos y las chicas, cuando comienzan a practicar un deporte, tienen un deportista de élite que se convierte en su referencia. ¿Quién era la referencia de Iván?

– Bueno, pues recuerdo hace unos años ver a Mireia Belmonte ser campeona del mundo y campeona olímpica. Y la verdad que bueno, estos últimos años con Hugo (González) siendo campeón de Europa absoluto en 2021 y ahora que ha quedado campeón del mundo este año, la verdad que ellos serían mis dos referentes.

– ¿Y cómo se gestiona el hecho de pasar de verlos en televisión a convivir con algunos de ellos en la Residencia Blume?

– Pues la verdad que siempre lo hago desde el respeto y con mucha admiración. Y tratando de fijarme en ellos en todo lo posible para aprender.

– ¿Cómo es un día normal de Iván en la Residencia Blume?

– Me levanto a las siete menos cuarto y desayuno a las siete. Para las siete y media empiezo el calentamiento y hasta las diez o así estamos en el agua. Luego voy a clase hasta las tres. Hago gimnasio durante una hora y sobre las cuatro nos tiramos al agua hasta las seis más o menos.

– ¿Qué mensaje tiene para la gente de Aldeanueva y para los riojanos en general?

– Siempre estoy muy agradecido del apoyo de mi pueblo y de toda La Rioja. Cuando estás lejos se nota mucho más. Yo estoy muy orgulloso de poder representar la bandera de mi pueblo, Aldeanueva, y la riojana allá donde vaya.

Hace tres años, la familia de Iván tomó una decisión difícil: Iván se instaló en Logroño para proseguir con los entrenamientos. Vivía solo en la residencia universitaria y dedicaba su día a estudiar y a entrenar. «Los días que hacía doble sesiones –que eran lunes, miércoles y viernes– me levantaba a las cinco y cuarto de la mañana y desayunaba en la habitación porque el comedor estaba cerrado, obviamente. Cogía la bici y me iba a la piscina (Adarraga). A las seis estaba ya en el agua, hasta las ocho menos cuarto. Y a las ocho y media entraba a clase», describe.

Iván estudiaba en el IES Comercio. «Cuando salía de clase –prosigue–, a eso de las dos y veinte, comía rápido y a las cuatro y cuarto esta otra vez en la piscina, hasta las seis o así. Y luego tenía la sesión de físico, ya podía ser gimnasio o algo de cardio o algún circuito».

Ahora, en Madrid, Iván continúa con los estudios pero lo hace a un ritmo más lento para poder compaginarlo con los entrenamientos. «Es duro, pero hay que hacerlo», reconoce desde la distancia.