Manuela Paniego, una luchadora ezcarayense sobre el hielo

La historia de Manuela, narrada a través de las redes sociales, fue la más votada por los seguidores de hockey sobre hielo y, por tanto, obtuvo el primer galardón de este tipo que concede la Liga Iberdrola. Manuela, ezcarayense de 18 años, pertenece a la familia Paniego del hotel y restaurante Echaurren, de hecho es hija de José Félix Paniego (Premio Nacional de Gastronomía 2018 al Mejor Director de Sala). Ella estudia el grado medio de Guía en el Medio Natural y de Tiempo Libre en el colegio Menesiano de Santo Domingo de la Calzada y vive a caballo entre Logroño, donde entrena, y Ezcaray, donde vive.

De niña practicó todo tipo de deportes y actividades, como el ballet, el baloncesto, el patinaje en línea, el baloncesto y el esquí, pero desde hace cinco años, cuando lo descubrió, se ha centrado en el hockey sobre hielo, en el que juega de defensa izquierda y ha formado parte de la selección española Sub'18.

«Hacía baloncesto y lo dejé porque me había cansado después de muchos años, quería hacer cosas nuevas. Empecé a esquiar y un día mis padres me animaron a patinar, simplemente eso, y fuimos a la pista de hielo de Lobete, en Logroño. Coincidió entonces que estaba el equipo de chicos, me quedé viéndolos y le dije a mi madre que me apuntara», recuerda Manuela Paniego. Entonces tendría unos 13 años y lo vio claro. La temporada en el Milenio Club Patín ya había comenzado en octubre y Manuela accedió al equipo en noviembre pero recuerda, sobre todo, «que la gente es increíble cómo me aceptó, me ayudaron en todo momento todos los del club».

Del hockey sobre hielo le gusta a la joven ezcarayense que «es muy rápido, hay que estar atenta a todo, se parece un poco a patinar en línea». Manuela asegura que, hasta que empezó a entrenar, «nunca antes había cogido un 'stick', pero lo vi y me gustó». Y se le dio bien porque también ha defendido la camiseta de la selección nacional. «Siempre he estado en la Sub'18 cuando tenía 16 y 17 años. No lo buscaba, yo solo me esforzaba para mejorar para mí y para mi equipo, pero un día me llamaron para una preselección en Jaca cuando llevaba tres años jugando y le debí gustar al entrenador porque me escogió», cuenta Manuela.

Sus primeras experiencias internacional fueron un Torneo 4 Naciones en Suiza y un Mundial en Jaca. Actualmente, afirma Manuela, está viviendo «la temporada más rara de mi vida porque, con el coronavirus, se restringen muchas cosas». Y es que antes entrenaban a última hora y terminaban a las 23 horas, algo que no pueden hacer ahora debido al toque de queda, así que se ejercitan menos tiempo, comparten pista con el patinaje artístico sobre hielo y deben «exprimir al máximo las horas de entrenamiento».