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La esgrima marcó un hito sin precedentes al ser uno de los primeros deportes que las mujeres podían practicar sin ser señaladas por ello. No fue hasta el siglo XIX, coincidiendo con el desuso de las armas blancas para la guerra, cuando se generalizó el aprendizaje entre las niñas de una disciplina que evocaba al mundo aristocrático, a la elegancia y al honor. La esgrima dio alas a un género oprimido que comenzó a tener representación en competiciones internacionales allanando el camino de las miles de espadistas españolas que, años después, seguirían sus pasos. La riojana Lola Estévez es una de ellas. Todo empezó porque, de pequeña, le encantaban los piratas.
Esta disciplina entró en la lista de los diez deportes del programa de los primeros Juegos Olímpicos modernos celebrados en Atenas en 1896. Aunque las mujeres deberían esperar treinta años más para poder competir, usando únicamente el florete como arma. Fue en este siglo cuando el reglamento estipuló que el traje de un esgrimista debía ser blanco y contar con todas las protecciones necesarias para salvaguardar la entereza física del deportista.
Esgrima
2
1
4
3
EQUIPAMIENTO
1
Protector. De plástico, se coloca debajo
de la ropa. Protege el pecho y los lados
2
Careta. Con enrejado metálico o de
policarbonato transparente
3
Chaleco y pantalón. De kevlar para
evitar perforaciones
4
Cable. Conectado al sistema de
señalización
ARMAS
Florete, espada y sable
Zona para anotar
Zonas de impacto
Espada
1,10 m. de largo 770 gr.
Sable
1,05 m. de largo 500 gr.
Florete
1,10 m. de largo 500 gr.
Cuando se registra
una estocada el
sistema emite la
luz correspondiente
PUNTUACIÓN
Juez
Cable
Carrete
Fuentes: Comité Olímpico; Sports,
The Complete Visual Reference
Estocada
no valida
Luz blanca
Estocada
valida
Luz roja
o verde
Esgrima
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EQUIPAMIENTO
1
Protector. De plástico, se coloca debajo
de la ropa. Protege el pecho y los lados
2
Careta. Con enrejado metálico o de
policarbonato transparente
3
Chaleco y pantalón. De kevlar para
evitar perforaciones
4
Cable. Conectado al sistema de
señalización
ARMAS
Florete, espada y sable
Zona para anotar
Zonas de impacto
Espada
1,10 m. de largo 770 gr.
Sable
1,05 m. de largo 500 gr.
Florete
1,10 m. de largo 500 gr.
Cuando se registra
una estocada el
sistema emite la
luz correspondiente
PUNTUACIÓN
Juez
Cable
Carrete
Fuentes: Comité Olímpico; Sports,
The Complete Visual Reference
Estocada
no valida
Luz blanca
Estocada
valida
Luz roja
o verde
Esgrima
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EQUIPAMIENTO
1
Protector. De plástico, se coloca debajo de la ropa.
Protege el pecho y los lados
2
Careta. Con enrejado metálico o de policarbonato transparente
3
Chaleco y pantalón. De kevlar para evitar perforaciones
4
Cable. Conectado al sistema de señalización
ARMAS
Zona para anotar
Florete, espada y sable
Zonas de impacto
Espada
1,10 m. de largo 770 gr.
Sable
1,05 m. de largo 500 gr.
Florete
1,10 m. de largo 500 gr.
Cuando se registra
una estocada el
sistema emite la
luz correspondiente
PUNTUACIÓN
Juez
Cable
Fuentes: Comité Olímpico; Sports,
The Complete Visual Reference
Carrete
Estocada
no valida
Luz blanca
Estocada
valida
Luz roja
o verde
El equipamiento, como es natural, ha variado enormemente con los años sobre todo en tema de materiales. La mayoría del equipo de protección personal del esgrimista contemporáneo está confeccionado con fibras como el kevlar. Este material fuerte, pero extremadamente ligero, también es utilizado para los chalecos antibalas y cascos balísticos soportando una fuerza de 800 newtons.
La esgrimista empieza a vestirse por los pies. «Es muy importante que cumplamos todos los pasos, ya que si nos dejamos algún hueco sin cubrir podremos estar descalificados y hacernos algún que otro moratón; es un completo ritual», explica Lola mientras se coloca sus medias. Ese es el primer paso de su protocolo de vestimenta. Los calcetines deberán ser largos, hasta cubrir las rodillas, justo donde terminan los pantalones. En cuanto a los zapatos, los esgrimistas utilizan un tipo de calzado con suela plana que «nos permite sujetarnos bien a las pistas y con poco tacón para tener agarre en los desplazamientos», añade la espadista riojana.
En cuanto a la parte superior, las mujeres están obligadas a ponerse un protector de pecho hecho de plástico. Encima de esta estructura va el peto interior o medio peto que cubre los órganos vitales aportando una doble protección al brazo armado. La última capa será la chaqueta, que va ajustada al cuerpo y tiene una correa (croissard) que va entre las piernas. «La guardia en esgrima hace que tengamos un brazo por delante del otro, que va a ser el que se lleve la mayoría de tocados, pero llevamos tantas capas, sobre todo de cintura hacia arriba, que apenas vamos a recibir golpes que nos duelan como tal», comenta Lola.
Lo que corona el equipamiento de esgrima es la careta. Esta máscara suele ir forjada con una malla metálica que parapete los ataques del contrario además de extenderse por el cuello con una barbarada que lo proteja. Pese a llevar una gran estructura de hierros sobre los ojos, el esgrimista tiene una visibilidad completa del alrededor con ella. Es más, tal y como la misma Lola relata, «muchas veces ni nos damos cuenta de que la llevamos puesta». En cuanto al pelo, las mujeres deberán llevarlo recogido.
En esgrima se usan tres tipos diferentes de armas: el florete, el sable y la espada. Ésta última es la predilecta de nuestra esgrimista riojana. En concreto, la empuñadura que utiliza Lola Estévez es un puño ortopédico que le permite tener más fuerza y control del hierro. En este puño se encuentra el enchufe donde se conecta el pasante, o lo que es lo mismo, el equipo eléctrico que conecta al tirador con el sistema de señalización de la pista. La espada es un arma de estoque, lo que quiere decir que el tocado solo se puede dar con la punta en cualquier parte del cuerpo del oponente.
La esgrima no es un deporte sencillo, ni barato, ni muchos menos generalizado. Pese a su gran valor en la historia, la dificultad a la hora de practicarlo así como la poca proyección profesional de los espadistas que lo practican ha conllevado que en La Rioja apenas haya un centenar de federados dentro de esta disciplina minoritaria. Y es que, hasta la esgrimista Lola Estévez no consideró este deporte como su primera opción durante su etapa escolar. «Yo quería apuntarme a fútbol» recuerda, pero sus padres desecharon esa opción por los horarios de los entrenamientos y los fines de semana compitiendo fuera. «Lo que no sabía es dónde se metían porque en esgrima estamos siempre viajando», comenta entre risas la espadista.
Fue así cómo el catálogo de Logroño Deporte llegó a su casa para cambiarlo todo. «Al principio no sabía ni lo que era la esgrima, solo sabía que había espadas y como era una niña muy guerrera a la que le encantaban los piratas me pareció una maravillosa idea», rememora la riojana.
Empezó con cinco años, cuando apenas podía sostener el propio peso de la espada en la Sala de Armas de Logroño con un pequeño grupo de niños y niñas que, como ella, tampoco tenían mucha noción de este deporte. No dejó de entrenar enamorándose día a día de una disciplina desconocida pero enormemente gratificante hasta que a los dieciséis años tuvo que hacer un parón en su carrera para mudarse a Andorra, un país en el que no existía ningún espacio en el que seguir practicando. «Tuve que tomar la dura decisión de dejar de entrenar para pasar a practicar esgrima por mi cuenta, como un 'hobbie'», lamenta.
Pero este impás tendría un corto periodo de tiempo, dado que la residencia Blume ya había puesto su ojo en ella para concederle una beca como deportista de alto rendimiento. Cogió sus maletas y dejó Andorra para mudarse a la capital. «Pasé de un extremo a otro», asegura Lola: «De no poder entrenar nada en Andorra, me puse a practicar durante cinco horas al día estando interna con otros muchos deportistas».
Las largas horas de preparación dentro de la pista de esgrima traerían rápidamente su recompensa ya que la riojana ha conseguido recientemente su primera medalla en un campeonato de España. El bronce en Cádiz supo a oro, al menos en la mente de una deportista que sueña con alzar la bandera de su comunidad dentro de unos Juegos Olímpicos.
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