La marcha de Rahm al circuito financiado por Arabia Saudí sacude el golf mundial

La marcha del actual número tres mundial a la competición saudí, dividida en catorce citas en Estados Unidos y otros puntos del planeta, es un auténtico bombazo a la estructura del golf tradicional. La entrada de Rahm al LIV privará, en principio, de una de sus mayores estrellas a los torneos históricos. De hecho, el mismo PGA Tour confirmó el pasado noviembre un bonus de nueve millones de dólares a Rahm correspondiente al Programa Player Impact (PIP), que mide la relevancia mediática y social de los golfistas. Solo Rory McIlory, número dos mundial (15 millones y el mítico Tiger Woods (12 millones) han recibido una recompensa mayor.

El traslado del genio de Barrika al campeonato saudí contrasta con la defensa que siempre ha hecho de los torneos convencionales. «Desde pequeño siempre he jugado torneos de cuatro rondas, a 72 hoyos, con plantel completo de jugadores y con corte para el fin de semana. Esa es la esencia del golf y creo que debemos mantenerla», manifestó Rahm sobre su opinión respecto al LIV, que arrancó en 2022 con 54 hoyos y sin corte para los golfistas. Es más, cuando ha sido preguntado por una hipotética oferta del fondo árabe para jugar en su circuito, Rahm ha dicho: «Le pregunté a Kelly (su esposa) si nos cambiaría la vida con 300 millones de dólares más y concluimos que no».

A Rahm y al norirlandés McIlroy, dos de los principales abanderados del formato clásico, no les gustó que el PGA Tour anunciara en verano que había iniciado negociaciones con LIV para encontrar una solución que evitara el divorcio del golf internacional. Ambos golfistas se quejaron de que los responsables del circuito americano no habían informado a los jugadores. «Quiero tener fe en que esto es lo mejor para todos nosotros, pero está claro que ese no es el consenso. Creo que el sentimiento general es que mucha gente siente un poco de traición», afirmó el pasado junio el campeón de Augusta. «No es fácil para un jugador que ha estado involucrado (en el PGA Tour), al igual que muchos otros, despertarte un día y ver esta bomba», redundó el español.

De alguna forma, el número tres mundial ha podido sentirse menospreciado porque no aparece tanto en televisión en eventos que tienen lugar en Estados Unidos como los jugadores de ese país. En algunas retransmisiones ni se le ha visto. Y eso pese a que ha declarado a los cuatro vientos su especial relación con la estructura antigua del golf norteamericano. «Nunca he jugado al golf por un tema económico. Juego por amor al golf y quiero competir contra los mejores del mundo. Siempre he estado interesado en la historia y el legado, y eso es lo que tiene el PGA. Hay un significado cuando ganas el Memorial, el Arnold Palmer, en Los Ángeles o Torrey Pines. Son sitios históricos. Eso significa mucho para mí», dijo en el US Open de 2022.

La incorporación del jugador vasco a la nueva competición puede acelerar la fusión entre LIV y los circuitos americano y europeo, una de las alternativas barajadas para poner fin a la secesión del golf mundial. Los españoles Sergio García, Eugenio Chacarra y David Puig ya decidieron pasarse a la superliga árabe hace tiempo. García incluso capitanea uno de los equipos que tiene autonomía financiera.

Las consecuencias de la mudanza a la liga LIV ya las han sufrido algunos golfistas. Pérdida de popularidad y de patrocinadores, partidos compartidos con golfistas de menor nivel en torneos PGA o retransimisiones televisivas en los peores horarios. Aun así, ases como Dustin Johnson, Phil Mickelson, Louis Oosthuizen, Martin Kaymer, Charl Schwartzel, Cameron Smith, Bryson DeChambeau, Brooks Koepka, Patrick Reed y Bubba Watson cambiaron de aires al proyecto que dirige otro gran nombre del golf, el gran Greg Norman.