Europa conquista la Ryder con un Rahm épico

La Ryder Cup es distinta a cualquier otro torneo y Rahm la vive con plenitud. El partido de este domingo contra el número uno del mundo resultó apasionante. El resultado no se decidió hasta el último hoyo, al que el americano llegó con la mínima ventaja, pero donde Rahm pegó un putt descomunal con el que se aseguró el empate y medio punto de oro para la selección europea.

Hasta entonces había sido un duelo entre pistoleros, a cara de perro. Si el de Barrika era superior en los golpes cortos porque había interpretado la velocidad de los greenes, el de Nueva Jersey fallaba menos en los desplazamientos largos. El marcador osciló a favor entre uno y otro, en un toma y daca continuo con la mayor diferencia puntual para el campeón de Augusta, que llegó a estar dos puntos por encima. Pero el americano reaccionó y veía cerca el triunfo hasta que Rahm arrancó el empate en ese hoyo 18 con un disparo genial, un birdie que casi fue eagle, al que el público respondió con enorme júbilo.

Ese medio punto en el primer partido del día fue un tesoro. Significaba que Europa mantenía su ventaja de cinco puntos a falta de once partidos individuales y en los que los americanos eran teóricamente favoritos. Incluso en ciertos momentos del día se temía que Estados Unidos podría remontar. La cosecha de Rahm suponía un pilar psicológico para los suyos. Después, el noruego Viktor Hovland aplastó a Collin Morikawa, el norirlandés Rory McIlroy se impuso a Sam Burns, y el inglés Terryl Hatton despachó a Brian Harman en el hoyo 16.

Como buen estratega, el capitán Luke Donald situó a sus acorazados en las primeras batallas con el propósito de ampliar la distancia con la escuadra americana al comienzo de la jornada. El sueño se cumplió cuando el británico Tommy Fleetwood ganó a Rickie Fowler. Entonces se encendió una explosión de alegría, con abrazos de Fleetwood con el vicecapitán Txema Olazabal y también con Rahm, que nos se perdió ninguno de los momentos felices de la Ryder.

Rahm ha sacado brillo a su magnífico palmarés tras su paso por Roma. Ha acabado invicto, con dos victorias y dos empates, ha logrado tres puntos de cuatro posibles. McIlroy y Hovland, los otros puntales de Europa, han sumado cuatro de cinco. Pero además de su excelente productividad, las crónicas de la Ryder 2023 recordarán al vasco por sus increíbles apariciones en instantes cargados de tensión, cuando el desenlace es incierto.

Así se demostró en el partido con el danés Nicolai Hojgaard contra Scheffler y Brooks Koepka, con sendos eagles en las banderas 16 y 18, o los mágicos chips en el choque con Hatton contra Scheffler y Sam Burns. El domingo se ganó las ovaciones de los espectadores al salir del hoyo 10 desde una posición muy complicada, desde una pendiente en la que no divisaba el green, pero disparó un cañonazo y casi pierde el equilibro, pero colocó la bola mejor que Scheffler.

Acciones de tal calidad han ensalzado aún más los tres puntos de Rahm en el Marco Simone, donde ha inaugurado jornadas, como adelantado de su equipo, y ha ejercido de veterano en un vestuario rejuvenecido.

El número tres mundial es un muy digno heredero del legado de Severiano Ballesteros, el impulsor de que la Ryder Cup aceptase a los europeos continentales. Esa trayectoria la siguió Sergio García, el mejor jugador del torneo, y Rahm ha cogido el testigo de forma admirable con sus consejos y la pasión que imprime a su juego.

Desde que Europa alinea a golfistas de otros países, además del Reino Unido e Irlanda, ha conseguido doce victorias y un empate que le valió para retener la Copa, y ha sufrido nueve derrotas. Desde que este formato está vigente desde 1973, manda el Viejo Continente, y desde 1993 los jugadores de azul y amarillo no pierden cuando se enfrentan en su casa a Estados Unidos.