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Una desafortunadísima jugada casi sobre la bocina, cuando un balón aparentemente fácil de defender se le coló de manera casi inverosímil al enorme portero español Unai Aguirre, evitó que el desenlace se decidiera por penaltis y provocó la cruel derrota de España ante Hungría (12- ... 11) en semifinales de los Mundiales que se celebran en Fukuoka.
El combinado de David Martín, algo mejor durante la mayor parte del partido pero superado por los magiares en el cuarto decisivo, no pudo emular a la selección femenina, que sí luchará por el oro en tierras niponas. Aunque ganaba por dos goles de diferencia a tres minutos del final del partido, se tendrá que conformar con batallar por el metal de bronce ante Serbia. Un palo para la que pasa por ser mejor selección del momento y que ya no puede lucir de nuevo la corona mundial.
La semifinal recordó a la perdida en los Juegos de Tokio, cuando en esa ocasión Serbia, el rival de este sábado, se despertó a cuatro minutos del final y le dio la vuelta a un partido que parecía inclinado hacia el otro lado. El problema añadido es que ahora España debe competir para conseguir el billete para los Juegos Olímpicos de París en el Europeo de enero o en el Mundial de Doha de febrero.
Manhercz, héroe húngaro, logró el gol decisivo y selló el pase hasta la final, donde se medirá a una selección griega que en su duelo de penúltima ronda pasó por encima de los balcánicos por 13-7. Fue una acción extraña. Lanzó escorado, bastante forzado, y Unai Aguirre, que intentó atrapar el balón, vio cómo le rebotó en el costado y se coló por la portería pese a los esfuerzos por salvarlo. El VAR confirmó el tanto (12-11).
Se midieron dos selecciones que se conocen a la perfección y que manejan de forma notable sus virtudes y defectos y también los del rival. De ahí que ya en el primer cuarto el encuentro se jugase en el alambre y acabase porque los húngaros hacían pleno en sus superioridades. Como ya le ocurrió en el anterior cruce ante Francia, España asumía que para vencer debía superar un camino de espinas acuático.
Se llegó al último cuarto con mínima ventaja española por 7-8, aumentada a dos de difrerencia tras el tanto de Miguel de Toro desde el segundo palo en superioridad. Pero el zurdo Mahrecz volvió a reducir la diferencia y a dejar patente ya que el talento de los magiares puede cambiar el rumbo de los partidos en los momentos determinantes. También lo demostró Zalanki con un lanzamiento a cerca de 85 kilómetros por hora que puso el 9-10.
Cabanas y Mallarach sumaron para poner el 9-11 con solo tres minutos por jugarse. El duelo parecía bien encarrilado para España, pero llegaron extrañas debilidades defensivas. Jansik, desde la boya, y Vamos, otro zurdo magnífico, igualaron la contienda en un pispás. Quedaban, si acaso, un par de ataques por bando. Consiguió España quedarse en superioridad, pero el lanzamiento de Sanahuja se fue fuera. Faltaban 16 segundos y Hungría encontraba la última posesión, fatídica para España, cuyos jugadores no salían de su asombro mientras los húngaros celebraban su trabajado pero también afortunado éxito.
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