Vuelven a reactivarse deportes en EE UU entre dudas y precauciones

En el caso del tenis, mientras los circuitos ATP (masculino) y WTA (femenino) siguen suspendidos, cuatro de los 60 mejores jugadores del mundo se reunirán entre el viernes y el domingo en un club privado de West Palm Beach (sur de Florida) para enfrentarse en la UTR Pro Match Series.

Tres de los participantes serán los estadounidenses Reilly Opelka (puesto 39 del ranking ATP), Tennys Sandgren (55) y Tommy Paul (57). El cuadro iba a ser completado por el tenista italiano Matteo Berrettini (8), pero los organizadores informaron este lunes que, a causa de un esguince de tobillo, será sustituido por el polaco Hubert Hurkacz (29).

Los organizadores del minitorneo, que planean celebrar otro con tenistas femeninas del 22 al 24 de mayo, han recalcado que cumplirán con los protocolos de prevención del virus. El torneo prohibirá los apretones de mano, la participación de niños recogepelotas y de jueces de línea.

«Jugaría al tenis con un traje de materiales peligrosos, tan solo para poder competir. Estoy impaciente», declaró la semana pasada Sandgren, quien tenía previto hacer en coche el trayecto de 12 horas entre su casa en Nashville (Tennessee) y West Palm Beach.

Para el sábado está programado el regreso del campeonato de artes marciales mixtas Ultimate Fighting Championship (UFC), con una competición de 12 combates.

El evento UFC-249, el primero de tres que la UFC quiere organizar en mayo, se celebrará en Jacksonville (Florida) después de varios intentos fallidos de conseguir permiso en otras ubicaciones. Finalmente la UFC aprovechará que el gobernador Ron DeSantis (republicano) dio la luz verde a los espectáculos deportivos como «servicio esencial», siempre que sean cerrados al público.

A lo largo de este mes también está previsto que se reanude la serie Nascar, que programó siete carreras en 10 días a partir del 17 de mayo, y que se celebren varios torneos benéficos de golf, en los que competirían figuras como Tiger Woods y Rory McIlroy, si bien los circuitos de PGA (masculino) y LPGA (femenino) están suspendidos como mínimo hasta junio y julio, respectivamente.

Las grandes ligas profesionales como la NBA (baloncesto), MLB (béisbol) y MLS (fútbol), en cambio, se resisten por ahora a marcar una fecha concreta de regreso de los partidos.

La NBA, la primera gran competición que suspendió su temporada el pasado 11 de marzo, insiste en que su intención es salvar la campaña y coronar un campeón pero, frente al avance de la pandemia y las dificultades logísticas de organizar los partidos, no descarta que tenga que cancelarla definitivamente.

Por el momento, el comisionado Adam Silver dio un pequeño primer paso al autorizar que los equipos reciban de nuevo a sus jugadores a partir del viernes para entrenamientos individuales en aquellas zonas del país donde las autoridades permitan estas actividades.

Según un recuento del medio digital The Athletic, la mitad de los 30 equipos no podrán reabrir sus puertas esta semana, incluidos los dos mejores equipos de la Conferencia Oeste (Lakers y Clippers) y los cuatro del Este (Bucks, Raptors, Celtics y Heat).

La MLS, que suspendió la temporada como mínimo hasta el 8 de junio, siguió el ejemplo de la NBA y también permitirá este tipo de prácticas a partir del miércoles, estableciendo que solo se podrán ejercer en canchas al aire libre y con un máximo de cuatro jugadores distribuidos por el césped al mismo tiempo.

La MLB, que no pudo comenzar su temporada el 26 de marzo, sigue estudiando distintos escenarios que incluyen la concentración de todos los equipos en una misma ciudad para resguardar a los jugadores del virus y disputar la competición a puerta cerrada.

Anthony Fauci, uno de los principales asesores de la Casa Blanca para la pandemia, ha señalado que un escenario de ese tipo es muy complicado logísticamente pero podría ser la única opción de las ligas profesionales para jugar partidos este año.

Estados Unidos sigue siendo, en cifras totales, el país con un mayor número de contagios (más de un millón) y de muertes (más de 68.000) por el virus.