Fernando Magaldi dio por concluido ayer el reto que se marcó hace tiempo y al que ha dado forma desde el pasado domingo: unir Poncebos ... con Miranda de Ebro a través de Asturias, Cantabria y Castilla y León con cerca de 300 kilómetros en sus piernas. Pero si algo acaba, algo diferente empieza y ya tiene un nuevo objetivo en su mente. Un gran objetivo, aunque deberá esperar al menos dos años: 1.000 kilómetros. Del tirón, cruzando la península.
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«Ha sido una experiencia increíble, pero ahora mismo me duelen las piernas», admitía ayer. A fin de cuentas, es humano. Este sábado se ha centrado en una fiesta de diez horas en Miranda para recaudar fondos. Su reto era visibilizar las enfermedades mentales y lo ha logrado. Iba de la mano de la Asociación Salud Mental La Rioja. Ayer reunieron a un millar de personas que de alguna manera apoyan la iniciativa. En dinero, 5.000 euros. «Si algo necesitan las familias que se ven afectadas por algún tipo de enfermedad mental es dinero para los tratamientos... y hacerles felices. Durante esta semana se ha hablado mucho de enfermedades mentales, pero porque el altavoz ha estado encendido. Cuando se apaga, todo es más duro», explica.
El viernes tuvo un desenlace feliz tras un duro día. Era la última jornada, la etapa entre Traspaderme y Miranda. «El calor ha sido muy intenso y variamos un poco, para que tuviera menos desnivel, pero le añadimos siete kilómetros», explica. Allí le esperaban diez familias que viven una enfermedad mental. El pasado domingo dio las primeras zancadas en Poncebos. Y de ahí a La Molinuca, Santillana, Torrelavega, Ontaneda, Soncillo y la localidad ferroviaria. «El apoyo ha sido continuo. Por los caminos y por las carreteras. En Torrelavega nos recibió el alcalde y la llegada a Miranda ha sido una locura», añade.
Locura emocionalmente intensa. Ya lo fue el segundo día, al salir de La Molinuca. «Mentalmente me siento muy fuerte, pero hay momentos y momentos. Uno de ellos fue a los pies del pico Urriellu (el Naranjo de Bulnes), que para mí es un referente. Se juntó todo. Primero, que mi amigo Fidel Fernández me dijo que en otoño lo íbamos a subir y, segundo, pensar en lo que es una enfermedad mental. Muchas veces creemos con simpleza que están locos y casi los apartamos de la sociedad, cuando en realidad debemos pensar que es una enfermedad y si nosotros, los que estamos ahí, con el enfermo, seremos capaces de estar a la altura de lo que demanda esa situación», admite.
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Durante tres años seguirá corriendo, preparando el Nacional de Trail y Ultratrail afrontando nuestros objetivos. El más inmediato, en Santillana del Mar, si bien en su mente ya anida otro más ambicioso. «Quiero correr 1.000 kilómetros, pero para eso tengo que jubilarme primero. A los 63 años. ¿Recorrido? Lo tengo que estudiar, pero 1.000 kilómetros seguidos», desvela. Eso está hecho.
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