Luis Irazábal lleva las nieves del Kilimanjaro a Nájera

El montañero y a veces espeleólogo, confesaba que para titular su conferencia apoyada en imágenes, se inspiró «en el relato de Hemingway» y se titula 'Las últimas nieves del Kilimanjaro', con lo que se quiere llamar la atención sobre el peligro de desaparición que corren las nieves perpetuas del techo de África, con sus 5.891 metros. «Aprovechando que, por desgracia, está desapareciendo el glaciar de su cumbre, que posiblemente para el 2030 desaparezca totalmente, creo que somos de los últimos que vamos a ver esas nieves».

«Viajamos a Tanzania en julio del año pasado ocho personas, con la intención de ascender a la cumbre del Kilimanjaro. Lo que cuento es nuestra odisea, los ratos buenos y los malos que pasamos», incide. Para él, lo que prefiere guardar mejor «son los rbuenos», aunque matiza que en el monte «disfruta con todo».

El principal problema, al margen de la tremenda humedad y el frío reinante, sobre todo en la parte alta de la ascensión, fue «el mal de altura que nos afectó a casi todos. De los ocho que comenzamos la ascensión, siete llegamos arriba, pero de esos, a seis nos afectó y lo pasamos mal. Pero los superamos y llegamos a la cima».

Irazábal, que hizo pasar un buen rato a los asistentes, adelantó que para el próximo mes de julio tiene previsto, junto a otros compañeros de afición, «acometer la ascensión al techo de Europa, el monte Elbrús (5.642 metros), en el Cáucaso, en la frontera rusa con Georgia».