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FERNANDO MIÑANA
Viernes, 15 de julio 2016, 00:02
Ya hace un tiempo que Ruth Beitia es la mejor atleta española de todos los tiempos. Pero no se ha detenido. Impulsada por su deseo casi enfermizo de agarrar una medalla olímpica antes de darle la espalda a la colchoneta, ha seguido avanzando devorando todo lo que se pone a su alcance. Ya sea un trofeo con forma de diamante, lo nunca visto en España, o un tercer título europeo al aire libre, lo que no había logrado nadie jamás, ni hombre ni mujer, en el salto de altura.
La santanderina no tembló en una final extraña, sin rivales con historia con las que compartir la presión. Ella había ganado los dos últimos títulos y ella era la favorita. Pero no titubeó con ese nulo sobre 1,93. A partir de ahí se puso la capa de Super Beitia y no dio más concesiones: superó el 1,93 al siguiente intento, el 1,96 a la primera y el 1,98 (cinco centímetros por encima de su marca del año) a la primera.
Ese último salto fue definitivo. Beitia, plantada a nueve pasos de la colchoneta, estiró el brazo derecho, oteó el camino hacia el listón mientras movía los dedos de la mano con la velocidad de un pianista, un gesto que repiten los espectadores, y esbozó una sonrisa mientras le hablaba a su mente, mientras se convencía de que ahí estaba un nuevo triunfo, la medalla número 13 entre Europeos y Mundiales. No falló. En el estadio olímpico de Ámsterdam, donde hace quince años se proclamó campeona de Europa Sub'23. Ya sólo le queda la medalla olímpica. Pero eso tendrá que ser en Río dentro de un mes.
Un vistazo rápido haría pensar que no tenía rivales. Pero no es así. Beitia llegaba con la novena marca en una temporada en la que no se han asomado por el ranking las rusas, que no podían competir en Ámsterdam, o Vlasic. Sólo faltó la polaca Licwinko. Y las dos contrincantes que aguantaron sin nulos hasta el 1,98, donde frenaron en seco, la búlgara Demireva (26 años) y la lituana Palsyte (23), son las atletas del presente y del fúturo. Ambas son subcampeonas del mundo júnior.
La cántabra tiene mucha más edad, 37, y empieza a tener una relación casi maternal con muchas compañeras. Beitia nació 19 años antes que una de las finalistas, la checa Hruba, pero adora el atletismo y la competición. Y el deporte le devuelve tantos años de entrega de manera tan generosa que la saltadora ya casi lleva una 50% de efectividad: trece medallas en 27 finales.
No todo fueron alegrías. La segunda jornada de los Europeos también dejó momentos tristes. El más agrio fue el momento en el que Jorge Ureña, que iba a ritmo de medalla y mínima olímpica en el decatlón, hizo tres nulos en el lanzamiento de disco. Su paisano y amigo Eusebio Cáceres también probó el amargo trago de los tres nulos. El saltador no quiso especular en la final de longitud que volvió a ganar el invencible Greg Rutherford (campeón de Europa, del mundo y olímpico) y arriesgó, sin éxito, en busca de la mínima para Río.
La murciana Úrsula Ruiz acabó décima en la final de peso (17,24), el mejor resultado de siempre para una española en esta prueba. Y dos españoles más lograron meterse en una final: Sergio Fernández, que ganó su semifinal de los 400 m vallas (49.20), y David Bustos, que entró en la repesca en los 1.500.
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