Fátima Gálvez: «Quiero tranquilidad para darlo todo en Río»

"Para el 2016 quiero la matrícula de honor, primero entrando en la final de Río y luego consiguiendo medalla", todo ello tras un 2015 "sobresaliente" a tenor de sus éxitos. Y es que la deportista de Baena (Córdoba) logró el oro en junio durante los I Juegos Europeos celebrados en Bakú (Azerbaiyán), para luego poner la guinda con el título mundial de foso olímpico en Lonato (Italia) y con su primera medalla, un bronce, en la final de la Copa del Mundo en Nicosia.

"Fue un año muy difícil, más de lo que la gente se imagina. Pero al final lo rematé bien", subrayó Gálvez al rememorar "todos los problemas federativos que se dieron a nivel psicológico". Por ello, y ocupando la posición número uno del mundo y de Europa, está "expectante" por los retos de la próxima temporada.

En este sentido, admitió que sabe "lo que es dejar de ganar y que al día siguiente no se acuerden de ti". "Por eso, llevo ya dos meses matándome con entrenamientos a nivel físico para conseguir mi sueño: lograr una medalla olímpica", puntualizó Gálvez.

De entrada, la andaluza no estará en la primera cita de la Copa del Mundo de Chipre en febrero y debutará en Vera (Almería) con motivo de la Copa de España. "Tenía muchas ganas de ir a Chipre, pero mi entrenador ha planificado así el año", dijo al tiempo que comentaba que "la siguiente Copa del Mundo es en Río, en el Preolímpico, y es más importante llegar allí bien para recabar información de cara a los Juegos".

"Si voy a Chipre haría una prueba más, siete, que en este 2015. Si no me fuera bien me podría perjudicar psicológicamente y me comería la cabeza para la próxima prueba que sería la de Río, cuando además lo que quiero es llegar bien en agosto cuando volvamos a Río de Janeiro", destacó.

Gran confianza en su entrenador

Gálvez confía en su entrenador, pues el italiano Luca di Mari -que también es seleccionador de San Marino- le ha aportado "un millón de cosas más" en comparación con José Luis Pérez Sanz, el anterior seleccionador nacional español y cuya plaza sigue vacante en la actualidad.

"Luca me aporta más psicología que técnica. Yo antes estaba sola en cada Campeonato con España y su refuerzo mental es clave. Sobre todo que me entienda, ha sido difícil encontrar a alguien así. Si no pudiera continuar con él en el futuro, preferiría estar sola porque no creo que haya otro igual. El día de mañana no descarto ser entrenadora, pero esto es muy difícil", señaló.

Ese es el sentir de Fátima Gálvez, que en enero cumplirá 29 años, una enfermera que nunca ejerció su vocación profesional. Al respecto, indicó que nunca ha tenido tiempo y que las ofertas que le llegaron fueron "contratos basura por quince días de trabajo que siempre coincidían en los veranos con la preparación de los mundiales", y añadió que dejó "currículums por todos sitios" pero "tampoco salió nada serio".

De momento solo piensa en lograr su sueño en 2016 para seguir la senda de sus tiradoras fetiche; la italiana Jessica Rossi, vigente campeona olímpica, que lo es "por su juventud y lo mucho que ganó en poco tiempo", y en especial la eslovaca Zuzana Stefecekova, doble subcampeona olímpica en Londres y Pekín.

"Ella cambia el gesto cuando llegan los Juegos. Me gusta por cómo piensa, su mentalidad es como la de un hombre", destacó la cordobesa, aunque la actual número dos europea se encuentra embarazada y en principio no iría a Río. "Si empieza a competir después de dar a luz en abril, me temo que irá, así que hasta que no lo vea, no me lo creo", apostilló Gálvez.