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Europa press
Miércoles, 4 de noviembre 2015, 18:25
Agentes encargados de la investigación por presunto dopaje en el club de remo de Urdaibai en 2010 han explicado que, en las conversaciones telefónicas intervenidas a varios de los implicados, se utilizaban "códigos" propios de "una organización delictiva" y se aseguraba que buscaban "un médico ... valiente". Asimismo, han relatado que "desde el minuto uno" el club intentó poner "todas las trabas posibles".
El juicio que sigue el Juzgado de lo Penal número 1 de Bilbao ha celebrado este miércoles su tercera jornada. En total, están acusadas diez personas, entre ellas, el expresidente del club de remo Josu Zabalondo, el exentrenador José Manuel Francisco, el exmédico del club B.G.M. y la enfermera A.O.A., así como el doctor en medicina deportiva y profesor universitario Marcos Mainar. También están acusadas dos farmacéuticas, el exciclista Antonio Arenas y su esposa, y la esposa del expreparador.
A la sesión de este miércoles, se ha acercado también José Luis Korta, personado como acusación particular, que, en declaraciones posteriores a los medios, ha esperado que "se haga justicia y, por el bien del remo y por la salud de los deportistas, que se aclare".
"Aquí ni gano ni pierdo. Si esto sale como tiene que salir, gana la salud de los deportistas. Estamos luchando por eso", ha insistido el entrenador, que ha destacado que en la trainera de Bermeo "pasaron de un Seat 600 a un Ferrari".
Entre los testigos que han prestado declaración en esta tercera sesión se encontraban varios de los agentes que realizaron la investigación solicitada por la Fiscalía para determinar si había existido alguna práctica de dopaje en la Bandera de La Concha del año 2010.
Según han relatado, para ello, se abrieron varias líneas de investigación en las que se detectó que el club había recibido en agosto dos paquetes desde Córdoba --uno de ellos con el entonces presidente como destinatario y el otro con destino a la sucursal bancaria donde trabajaba-- "en concordancia" con dos pagos que realizados en fechas próximas por un importe de 2.400 euros.
La remitente era una identidad ficticia que, según se pudo comprobar posteriormente, correspondía a T.M., la esposa del excliclista Arenas, que ya reconoció en la primera sesión del juicio que había remitido al club vizcaíno tres paquetes, uno de los cuales se perdió, que contenían EPO y Aranex, tras recibir un encargo de parte de Marcos Mainar.
Asimismo, los investigadores han asegurado que T.M. les relató que, una vez abierta la investigación, se pusieron en contacto desde el club para advertirle de que la policía judicial estaba "detrás" y que "había que buscar alguna coartada" para justificar el envío de paquetería, tras lo que ella indicó que un familiar suyo tenía una tienda de bicicletas y se podían "justificar los importes con facturas" del comercio.
La investigación además permitió detectar dos pagos en agosto y septiembre a un número de cuenta de la esposa de Marcos Mainar, así como dos envíos desde Cáceres desde la Universidad de Extremadura, donde es profesor, y desde la farmacia de una de las acusadas en el proceso. Según han indicado los agentes, la farmacéutica M.R., que declaró que envió el paquete a Bermeo por petición del médico, les proporcionó un listado de productos suministrados a Mainar, entre ellos "dopantes", y unos albaranes, entre los que figuraban 23 jeringuillas de insulina.
También llamó la atención de los investigadores, en las averiguaciones sobre las compras del club, la adquisición de "una barbaridad de Venofix, las mariposas que se compran para tomar vías".
Por otro lado, las intervenciones telefónicas realizadas a los principales investigados permitieron detectar que usaban "en todo momento", ante el "miedo" de que podrían estar intervenidas las líneas, "un código" que "normalmente utiliza una organización delictiva para que sus conversaciones no sean seguidas por la policía".
En este sentido, han relatado que "en muchas ocasiones" solicitaban líneas de teléfono o faxes "seguros" y, además, se enviaban mensajes mediante un mismo correo electrónico compartido en el que "dejaban las conversaciones escritas en borrador" para que no hubiese "intercambio de datos".
También realizaron dos seguimientos en Burgos y Talavera. En la primera reunión participaron "el entrenador, un directivo y el médico Javier Lolo Velarde". En ella, se acordaba "la cantidad de competiciones que se iba a ganar al año siguiente", de manera que el directivo quería "ganarlo todo" y el entrenador advirtió de que así "se llamaba mucho la atención".
En la de Talavera, según el informe realizado, Mainar le indicó a Francisco "24 cajas, 1.800. Cuando haga el pedido te llamo, y ya quedamos en Cáceres o donde te venga bien".
Los agentes han explicado también que existía "muchísima" actividad telefónica entre Mainar y Francisco, mientras que la que mantenía el preparador con el médico oficial del club era "escasísima". En una de esas llamadas, han relatado, Mainar intenta "tranquilizar" al exentrenador "comentándole que la policía tampoco sabía lo que había en el interior de las cajas".
También se escuchó "en diversas ocasiones" que el club buscaba "un médico valiente", lo que "en el argot" significa "un médico capaz de sobrepasar la línea de lo legal", ha precisado uno de los investigadores.
Los agentes han afirmado que no obtuvieron colaboración por parte del club de remo, sino que "desde el minuto uno" intentaron poner "todas las trabas posibles".
Los remeros
Por otro lado, han declarado cinco remeros de Urdaibai en la temporada 2009-2010 y, como ya hicieron sus compañeros en la sesión del martes, han asegurado que nunca les pusieron inyecciones intravenosas y han estimado que recibían inyectables "dos o tres veces" entre semana y "dos o tres" los fines de semana, con "un máximo de ocho inyecciones por semana".
También han coincidido en afirmar que desconocían el contenido de estas inyecciones, que les decían eran "vitaminas o hierro" y que les ponían el médico y la enfermera del club, tras las que no sentían ningún síntoma ni mejoría. Según ha explicado uno de los deportistas, en Urdaibai "no he hecho nada que no haya hecho nada en Castro".
Además, han insistido en que la trainera hizo una temporada regular. "Es totalmente falso que aquí arrasásemos a partir de julio", ha indicado uno de ellos, en referencia al testimonio que ofreció por un exremero, testigo protegido, al inicio del juicio.
Otro de los remeros ha explicado que hubo "varios problemas" con este deportista, que "creaba mal ambiente cuando se quedaba fuera" de las competiciones "en contra del entrenador", con el que la relación "se torció mucho" al decirle que "se había confundido de deporte".
También han aportado su testimonio la supervisora de la clínica de Bermeo donde trabaja el entonces médico del equipo, B.G., que ha relatado que, en aquella época, el facultativo puso varias inyecciones a una paciente de Alzheimer, según le indicó, de albúmina humana, aunque ella "no lo comprobaba". Por su parte, el director del centro ha confirmado que recibió una factura por parte de B.G.
Asimismo, ha comparecido una antigua compañera de trabajo de B.G., a cuyo nombre se expidió una receta, que ha asegurado que no autorizó al médico y que nunca le han recetado carnicol y efedrina.
Por otro lado, han ofrecido testimonio una inspectora de Farmacia y una representante del centro de información del medicamento de Bizkaia para confirmar que la farmacéutica de cuyo establecimiento salió la albúmina comunicó lo sucedido en septiembre de 2010.
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