Más fuertes, más rápidas, más hockey

«Hace un año no nos hubiésemos imaginado que íbamos a estar tan bien», confiesa María López, una gijonesa que ha manejado el stick en 82 ocasiones con España. «Sí, ha habido un cambio», reconoce Patricia Maraña tras un suspiro largo porque ha trabajado varios años a las órdenes del hombre que dirigió a las sub-21 al subcampeonato mundial y que desde hace dos años dirige a la selección absoluta. «Hace cosa de dos años fuimos a una competición clasificatoria para el Mundial y nos dimos cuenta de que no estábamos para competir contra nadie. No podíamos seguir el ritmo físicamente a ninguna selección. No podías demostrar nada porque no llegabas a nada y, claro, no podías hacer nada», recuerda la vasca, que suma 49 partidos internacionales. «En España sí que hay calidad. Como el hockey es más estático la gente es muy técnica y si comparas algunas jugadoras con las de fuera somos técnicas. La gente de aquí si quiere se 'mea' a tres, pero lo que pasa es que nos faltaba ese plus de agresividad, de físico, de no parar, como las otras selecciones. Ahora, como nos hemos equiparado, podemos competir perfectamente», resume Georgina Oliva, Gigi, una catalana con espíritu Erasmus que debutó con 15 años en la selección española.

El cambio ha supuesto olvidar los 'atracones' de preparación física para desarrollar un sistema constante con tareas incluso para las vacaciones. «El modo de trabajar ha sido muy diferente. Adrian es un entrenador que valora mucho el trabajo y cree en esa filosofía, en meter horas, en trabajar y trabajar, entrenar y entrenar hasta que salgan las cosas y eso ha sido la base de toda esta evolución. Lo que más nos ha costado este año es tener que trabajar con los ejercicios físicos solas. En Navidades cuando te vas a casa, a mi Santander, y tienes que hacerlo sola... Cuesta. Se sufre mucho en el físico de resistencia pero hay que pasar por ello», revela la cántabra Beatriz Pérez, 92 veces internacional. «Al ser un deporte minoritario afectan más las crisis y era como que todo el mundo se escondía con la excusa de que como no hay dinero no hay tiempo para concentraciones y el nivel bajaba. Dejamos de lado las excusas para entrenar al máximo, hacer un trabajo parecido al que hacen otras selecciones con más medios. A partir de ese sacrificio se ha conseguido llegar o recortar esa diferencia», sostiene Patricia Maraña.

Una oportunidad perdida

El éxito llegó antes de los esperado. En el torneo clasificatorio para los Juegos Olímpicos (disputado en Valencia) las españolas, bautizadas como las 'red sticks', tuvieron a Alemania contra las cuerdas. En la tanda de penaltis se adelantaron y vieron Río muy cerca... Pero fallaron. «Fue muy doloroso porque lo estábamos acariciando y se nos esfumó», resume María López. «No sé si se puede decir decepción porque los equipos contra los que estamos jugando hace hasta ocho años que han empezado su proyecto y nosotros llevamos dos. Realmente con los pies en el suelo piensas que para entrar no te lo regalan y además hay que trabajarlo. Depende de cómo tengas el día, de si el público te apoya o no, pero se tiene que aprender a entrenar más 'shoot-outs' o a terminar el partido antes, que es lo que teníamos que haber hecho», extrae como lección Gigi Oliva, 139 veces internacional y nombrada mejor jugadora de la Liga Mundial en la presente temporada.

La próxima oportunidad para poner en práctica lo aprendido será el Campeonato de Europa. Las 'red sticks' más rápidas y fuertes de los últimos tiempos jugarán contra Bélgica (este sábado, 11.45 h.), Países Bajos (domingo, 14.00 h.) y Polonia (próximo miércoles, 12.00 h.). No se esperan temperaturas de 40 grados en Londres, donde se celebrará el evento, pero sí que las españolas mantengan la autoexigencia para aspirar incluso a la única plaza olímpica en el torneo: la de las campeonas.