Las dudas de Melani Costa

Con semejantes condiciones a su alrededor el año de Melani Costa se ha basado en intentar concentrarse en su preparación acuática. Vigente subcampeona mundial de los 400 metros estilo libre, lugarteniente de Mireia Belmonte en la representación internacional de la natación española, para el presente Mundial de Natación los objetivos se han difuminado. No hay un mar de dudas, pero sí una piscina de interrogantes. «Es una prueba muy importante porque después del Mundial es como la reválida. Es un reto bastante importante pero no deja de ser un paso previo a los Juegos. Viendo como estuve el año pasado evidentemente este año es como la transición y con muchísimas ganas... Pero claro, con la duda de que no sé cómo voy a llegar hasta el final», reconoce con voz suave y ciertos titubeos sobre sus objetivos para Kazán. «La preparación siempre se focaliza más en el 400 libres [domingo, 2 de agosto], que es la que mejor controlo, pero siempre buscando una velocidad para poderla tener en el 200 libres [martes, 4 de agosto]. Este año he añadido el 200 espalda [viernes, 7 de agosto] que ya vengo preparando desde el año pasado pero realmente si no te miento no la estoy preparando muchísimo porque no es una prueba que realmente controle y evidentemente le doy prioridad a las principales», confesaba antes de embarcarse a la lejana Rusia con dudas en su tono y en sus palabras.

Entre corcheras Melani Costa comprobará si hay esperanzas o si vive una decepción como la de los Juegos Olímpicos de Londres. Pero esta vez no sufrirá como en 2012 porque además es consciente de que desde que comenzó a entrenar en una piscina de Calviá el agua con cloro le ha proporcionado más de lo que hubiera solicitado. «La natación desde pequeña me ha dado muchísima disciplina, muchísima garra y ganas de superarme y (aparte de que he conocido el mundo entero y soy de las que sale del hotel para buscar un poco fuera de la piscina) me ha aportado muchísimo porque mi vida al final se ha volcado en ello», repasa con una sonrisa nada disimulada. Porque Melani Costa, la primera nadadora que se marchó a Estados Unidos para abrir los ojos a sus compatriotas, en lo único que no tiene dudas es en que lo aprendido fuera del agua va más allá de las marcas que es posible que no alcance en Kazán: «Creo que ahora que me estoy haciendo mayor para este deporte estoy viendo que todo lo que he vivido ha sido muy bonito y el día que me toque dejarlo lo haré con una satisfacción enorme». Sin duda.