Álvaro Vilches
Jueves, 14 de mayo 2015, 16:34
La historia de Teresa Perales es una de las más sencillas de contar. Su vida es, evidentemente, real, pero parece tan adecuada para un guión de Hollywood o como un ejemplo de superación ilustrado para los más jóvenes, que a veces parece disfrazarse de algo ... irreal y casi mítico. Ella atribuye sus éxitos a una palabra: «sueño». «Si no sueñas a lo grande, ¿cómo vas a conseguir algo grande?», explica la nadadora, ganadora de 22 medallas en Juegos Paralímpicos, tras ser nombrada embajadora de la Fundación Telefónica.
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A los 19 años, Perales sufrió una enfermedad neurológica que mermó su movilidad en las piernas. Lejos de hacer que ese hecho marcara quién iba a ser, para esta deportista zaragozana su enfermedad solo se convirtió en un impulso para convertirse en uno de los iconos de la piscina.
Ella tiene claro de dónde vienen sus triunfos: «El 60% de mis éxitos vienen por la cabeza». Es uno de los mantras de la vida deportiva de Teresa, que valora, por encima de todo. la voluntad como motor para el triunfo: «Se dice que eel deportista tiene que tener el mejor cuerpo y, a veces, solo se entrena la parte técnica; yo insisto siempre en la parte emocional».
Lejos de caer en el conformismo tras todos sus éxitos, Perales asegura que aún le quedan «aspectos deportivos, personales y humanos por pulir». «Es importante saber que todas las personas podemos seguir creciendo. Además es la forma de ser justo y honesto con lo que tienes y con los demás», explica esta coach de 39 años.
Objetivo Río 2016
En lo netamente deportivo, la meta de la nadadora es superar a Michael Phelps y superar un récord del mundo al lograr su medalla número 23 en los Juegos de Río 2016. «Mi objetivo es ganar medallas. La 23 y la 24 y la 25 espero que también. Intentaré subir al pódium el máximo número de veces y conseguir oro, que sería maravilloso», señala Perales. En este sentido, el oro no fue siempre el metal preferido para los que le rodean: «Mi primera medalla fue de plata y mi hijo quería que las ganara todas de plata, ahora ya es más mayor y sabe que el oro mola más».
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Tras 16 años de carrera, para la nadadora maña uno de sus estímulos para conservar el hambre es su hijo: «Mientras el cuerpo aguanta, mientras te guste lo que haces y mientras tu hijo te siga mirando con esos ojitos y diciéndote mamá campeona, te enganchas a eso».
A pesar de ser una de las deportistas paralímpicas más reconocidas por el público, la española no se siente abanderada y asegura que ha tenido algo de «suerte» por tener las mismas preseas que un mito como Michael Phelps. «Deportistas con medallas hay muchos y deportistas con historias tremendas hay muchos, yo soy la que más suena, sin más», insiste.
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El legado de Teresa Perales quedará indeleble en las veintitantas medallas que consiga, pero a la hora de ser recordada, este guión de Hollywood hecho persona tiene claro cómo quiere ser presentada: «Como nadadora paralímpica, embajadora de la Fundación Telefónica y como mamá, por favor». Todo ello lo dice con una sonrisa que no desaparece nunca de su cara.
«Para ganar tanto, ¿no hay que tener un poco de mala leche?», le pregunta el entrevistador. «La mala leche la tengo en el agua, sólo cuando nado», explica mientras se le escapa una carcajada.
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