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Javier Bragado
Sábado, 9 de mayo 2015, 03:30
Iván Raña es incombusible. Tanto que ha cambiado el triatlón por la larga distancia del ironman. Ha sido la evolución natural del gallego que descubrió a los españoles la prueba combinada de natación, ciclismo y carrera a pie cuando era una modalidad en pañales. De ... hecho, en lugar de retirarse o dedicarse a un deporte más suave al cumplir los 34 años el de Ordes elevó su apuesta. «Llevo muchos años en el triatlón y la olímpica me gusta mucho, pero el estímulo de hacer el ironman es diferente. Te mantiene en vilo cada día, te hace plantearte tu jornada de entrenamientos para darlo todo porque si no, en el ironman sabes que no vas a hacer nada. Es el estímulo de algo nuevo y duro para seguir entrenando cada día», justifica Raña.
La atracción por el nuevo paso es tal que ha preferido descartar competir en Río 2016 ya que el programa olímpico no contempla el triatlón de larga distancia. «Ya no las compaginaré. No voy a intentar hacer como el año pasado o hace dos. Cuatro semanas antes de un ironman estuve en la final del Mundial y dio muy buen resultado, pero ya en el primer nivel lo mejor es centrarse a tope en una de las dos distancias porque si no es un estrés importante con las competiciones, organizar los viajes. Al final, el ironman me motiva muchísimo y con tres que haga al año es suficiente», justifica quien fue segundo en la prueba de larga distancia en Sudáfrica el 29 de marzo.
La prueba de los hombres de hierro consiste en 3,86 kilómetros de natación, 180 de ciclismo y 42,2 de carrera a pie (equivalente a un maratón) frente a los 1,5 kilómetros, 40 y 10 que se recorren respectivamente en la prueba olímpica. La teoría podría engañar: sólo es extender el período de agonía por la mayor distancia. Sin embargo, Raña sabe ahora que no es tan sencilla la regla de tres. «Pensé que sería sólo más distancia, pero no es así. Vienes de la sensación de que si cargas en bici vas a perder un poquito a pie, pero tampoco es importante porque la maratón la corres con las energías que te queden de la bicicleta porque aunque fueras Gebrselassie no ibas a poder correr», expone. «Tienes que tener un gran fondo en bicicleta y natación para tener energía para correr porque si trabajas con el depósito vacío ya puedes ser un gran atleta que nunca terminarás un ironman bien», alecciona quien durante 2009 se inscribió en un equipo profesional de ciclismo (el Xacobeo Galicia), pero se rompió la clavícula en al caerse en su primera etapa.
«Al final es una experiencia diferente de lo que hacía como triatlón olímpico: las sensaciones y saber distribuir las cargas de entrenamiento, cómo afrontar la carrera, cuándo hay que comer... Y todo eso hace que sea un poco novato en esta disciplina pero motiva para 2015», explica. «En 2014 cogí un poquito más de experiencia para lo que estoy haciendo, para preparar el ironman, cualquiera que intente disputar. Hubo una carrera en Austria que dije: Al fin, al fin y se vio el nivel que tengo. Ahora intento plasmar la experiencia que ¡manda carallo!, que decimos en Galicia, ¡que con 17 años de profesional uno necesite experiencia para preparar un ironman!», confiesa el atleta que ganó el Mundial de triatlón en Cancún en 2002 cuando el campeonato se disputaba en una prueba única. No obstante, el gallego no esconde que ahora hay más posibilidades de patrocinio, apoyo popular y opciones de participación.
Hawái es ese punto que Iván Raña observa en todo momento en el horizonte, ese lugar mítico para los triatletas de larga distancia. En la localización de Kona los mejores de todo el mundo se miden entre sí mientras al mismo tiempo prueban los límites de su propio cuerpo. «Es una carrera hasta fea y dura. Es una recta de 90 kilómetros para allá y volver en el maratón. En la natación es algo parecido, con ida y vuelta. No es un circuito variado, con curvas. Hay subidas, pero son como toboganes: son rectas que no se acaban y desde luego para el corredor no es lo más divertido. Y luego está el viento... ¡buah! Es tal, que te hace ir parado. Hay carreras más bonitas pero también por eso puede hacerlo tan mítico», recuerda Raña, quienacabó sexto en la cumbre de los hombres de hierro en 2013. El próximo 10 de octubre tendrá la oportunidad de medir sus progresos. Entonces, desde la salida podrá superar la última frontera mental: «Cuando te vas a tirar al mar [en la salida] te preguntas: ¿Qué hago yo aquí? Pero se te va rápido el pensamiento porque quieres hacer una buena carrera y si llevas toda la vida preparándote para estar ahí... Hombre, la playa puede esperar».
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