MIGUEL A. PINDADO
Viernes, 16 de enero 2015, 00:52
España superó, con más apuros de los previstos, el debut en el Mundial de Catar 2015. La selección de Manolo Cadenas tan solo exprimió su potencial con cuentagotas ante Bielorrusia y lo hizo cuando los eslavos se le subieron a las barbas y apretaron el ... marcador hasta un peligrosísimo 30-31 a falta de diez minutos para el final del encuentro. Ahí aparecieron los Canellas, Entrerríos, Aguinagalde, Maqueda, Viran Morros y Gedeón, bien acompañados por Gonzalo en la portería, para poner orden, dar un golpe sobre el parqué y colocar el marcador en el definitivo 38-33.
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Y quizás el mayor problema que se encontró España ante Bielorrusia fue paradójicamente la expulsión del azulgrana Rutenka. El partido comenzó con las imprecisiones propias del debut. España se mostró relajada en defensa, aunque muy pendiente de Rutenka, y ello permitió a Bielorrusia estar siempre amenazante en el electrónico. Precisamente, la primera superioridad para España, al cuarto de hora de partido, propició un leve despegue que nuevamente los propios errores se encargaron de enjugar, aunque quedó claro sobre el parqué que en cuanto España cogiese la directa sería imparable. Y llegó la jugada clave del partido. Rutenka golpeó en la cara a su compañero en el Barcelona, Viran Morros, en una acción defensiva que los colegiados interpretaron merecedora de la cartulina roja. El mayor peligro para España desaparecía de la pista en el minuto 18 cuando España mandaba 13-10 en el marcador. El camino hacia una victoria cómoda se allanaba por completo. Cadenas ordenó la salida a pista de su equipo B para ordenar una defensa 5-1 que presionase sobre la creación del ataque bielorruso, ahora cojo, pero a España le faltó intensidad a la hora de la presión y su rival superó el bache para llegar al descanso con 21-17.
Tras el paso por los vestuarios, Cadenas volvió a apostar por el 6-0 como medio para frenar el ataque bielorruso e intentar salir al contragolpe, pero los hispanos parecían estar en el limbo, pensando aún que su mayor enemigo, Rutenka, estaba viendo el partido desde la grada. Con todo, la eficacia del ataque permitió llegar a cobrar incluso los cinco goles de ventaja (28-23) aprovechando una superioridad numérica, pero ahí volvió a aparecer la complacencia y con ella los errores. Bielorrusia, dolida por haber perdido a su mejor hombre, sacó su orgullo y los teóricos suplentes ofrecieron todo un recital de pundonor y espíritu de lucha. Primero impidieron que España rompiese el partido con ventajas más allá de los cinco tantos y luego sacaron partido de los errores, que no fueron pocos, del combinado español. Si en otras ocasiones eran los hispanos los que marcaban al contragolpe, esta vez apenas en una ocasión España logró sacarse una acción de contraataque directo, mientras los bielorrusos lo hicieron en al menos cinco ocasiones.
Y a las pérdidas en ataque se unió la falta de intensidad defensiva. Los bielorrusos concluían sus largos ataques con gol, mientras España no llegaba nunca a frenar ese último lanzamiento. La salida de Chema para organizar el ataque tampoco fue la solución y poco a poco los bielorrusos se plantaron a un solo gol de diferencia cuando apenas restaban diez minutos para el final. España, que se las prometía muy felices con la expulsión de Rutenka, se veía ahora con la soga al cuello. Una nueva expulsión, en esta ocasión de Shumak por un empujón en el aire sobre Maqueda, dio un respiro a España. Cadenas puso en cancha a sus pesos pesados y exigió más intensidad. Los hispanos, con las orejas del lobo asomando en el horizonte, se pusieron las pilas. España sacó los galones de campeona del mundo y de la mano de Cañellas, Raúl Entrerríos, Maqueda y Julen en ataque, junto con Viran y Gedeón, en defensa, ofrecieron ocho minutos para enmarcar y poner las cosas en su sitio. Un parcial de 6-3 dejó noqueados a los bielorrusos y sirvió para que España sumara sus primeros dos puntos y tomase aviso de que para ganar los partidos hay que jugar al cien por cien porque en un Mundial nadie regala nada.
Destacar la buena labor de la portería española, tanto de Sierra en la primera mitad, con seis paradas, como de Gonzalo, con ocho paradas, tras el descanso.
España vuelve a jugar este sábado, también a las 15.00 horas, frente a Brasil.
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