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Javier Bragado
Jueves, 15 de enero 2015, 20:53
En su afán por organizar grandes eventos y demostrar al mundo su interés por el deporte, Catar sigue buscando escaparates. Ante semejante idea, el balonmano ofreció su Mundial para un enriquecimiento recíproco. Por un lado, en Doha ofrece una nueva competición en su currículum de ... acontecimientos, y por el otro, el deporte se beneficia con unas condiciones poco frecuentes -vistosa ceremonia de apertura incluida- para un torneo que se celebra durante tres semanas en la que quiere ser la puerta entre Europa y Asia.
Como novedad, en esta ocasión, la selección local, que debutó este jueves en el campeonato y se impuso a Brasil (28-23), no quiere ser comparsa. Al frente está Valero Rivera, el último seleccionador campeón del mundo (con España). El técnico ha configurado un conjunto dedicado casi exclusivamente a la competición con el fin de aumentar el interés por el deporte en el país con algo más que resultados dignos. «Han nacionalizado a mucha gente y les ha hecho pasar de ser una selección sin aspiraciones a ser una selección que igual no está para aspirar a medalla, pero si le salen bien las cosas ¿por qué no? Hay que ir prudentes contra ellos, nos van a tener muchas ganas, llevan mucho tiempo preparando el acontecimiento, es su Mundial y eso siempre aporta un plus», apunta Joan Cañellas sobre una escuadra que cuenta con otro español, Borja Fernández, como uno de los colaboradores para que se proclamaran campeones de Asia por primera vez en su historia en 2014. No sólo Valero Rivera hijo ha puesto un ojo en Catar. Serán rivales de los Hispanos en el grupo A. «Cuando un equipo lleva tanto tiempo preparando les suelen salir bien las cosas, van a estar como motos y encima tienen grandes jugadores, con lo cual va a ser difícil», avisa Cañellas.
Por otra parte, en la grada se exhibe una versión multicolor impulsada por los aficionados reclutados a base de talonario por los cataríes. «Es un ambiente especial. No hay tanta gente para acudir a los pabellones, pero estamos expectantes por saber qué sucede ante un Mundial un tanto atípico que se sale de los lugares habituales de celebración», esboza Manolo Cadenas, seleccionador español. No sólo animarán a los locales, sino que han invitado a Doha a seguidores de varios países para completar la grada. De hecho, los organizadores calculan que acudirán miles de aficionados. «La demanda de entradas ha sido muy buena», asegura Ahmed Hassan Matar, cabeza de un Comité de Servicios para el Espectador que ha distribuido zonas para fans y multititud de facilidades. Sin embargo, algunos con experiencia son escépticos. «He ido a jugar algunos torneos y en general el público catarí no es ruidoso, pero tengo entendido que van a traer gente para animar. Ahí si algo tienen es dinero y pueden comprar lo que quieran», cuenta Cañellas, y sentencia: «Va a ser curioso, sin más».
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