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Javier Bragado
Miércoles, 10 de septiembre 2014, 20:05
Ángela Pumariega (12 de noviembre de 1984) ganó una inesperada medalla olímpica en Londres. Formó parte con Támara Echegoyen y Sofía Toro de un trío que brilló entre la bruma atlántica para dominar el complicado campo de regatas del Canal de Inglaterra y se colgó ... un oro. Pero la clase Elliott 6m despareció y el destino volvió a situar un reto delante de la gijonesa. Inquieta, se apuntó a la categoría de 470 con la canaria Patricia Cantero mientras coronaba sus licenciatura en Economía con un Máster y mantenía sus iniciativas para captar ingresos con iniciativas como la de sus pulseras personalizadas. Ha navegado durante todo el verano en las aguas de Santander con el fin de desafiar a una flota 65 rivales en el Mundial de Vela que se celebra en la cornisa cantábrica hasta el 19 de septiembre. La clasificación para Río de Janeiro será complicada para unas novatas que acabaron en el puesto 13º en el último europeo y que competirán contra seis dúos españoles, entre ellas su excompañera Sofía Toro. Cualquier de las naves debe terminar entre las 10 primeras del torneo para lograr la plaza que se da por país para los Juegos que luego se disputarían las regatistas. Será otro desafío para un oro olímpico peculiar que se marea navegando y que gobierna los 120 kg de su embarcación con talante democrático para evitar naufragar.
-¿Qué cambió en su vida con el oro olímpico?
-Pasas de ser un deporte minoritario en el que compites a estar en el foco de atención. Lo que me pareció más difícil fue el factor psicológico porque para la gente que no sabe de cambios de categoría. Has ganado una medalla de oro y te preguntan '¿y ahora qué pasa?' La vida tiene que seguir más o menos igual, yo voy a seguir estudiando, compitiendo, entrenando lo que es la vida normal.
-¿Cómo se presenta su nueva etapa deportiva?
-Creo que está bastante difícil. En el alto nivel además de tener talento y dedicación también necesitas tener medios para poder viajar y material en nuestro caso y tener las opciones óptimas. En nuestro caso hay que pelear y no sólo contra ti mismo y los contrincantes sino que tienes que dedicarle mucho tiempo a buscar patrocinadores, a buscar que los viajes sean lo más económico posible y al final eso te va minando, te va quemando tus horas de entrenamiento. He entregado mi proyecto de fin de máster, he creado con mi hermano una 'miniempresa' para reunir fondos y sigo buscando ayudas para seguir al mismo nivel.
-¿Cómo ha sido el paso de adaptación al 470?
-Bastante mejor de lo que yo esperaba. Es un proceso difícil y lento porque es empezar de cero con todo con la compañera, con el entrenador, con el puesto, con la embarcación, incluso con la forma de entrenar porque antes tenía que engordar y ahora no. Tengo un gran reto por delante porque ir a los Juegos en otra modalidad sería muy importante. El punto clave fue en octubre de 2013 cuando cambié de compañera porque su motivación y sus ganas de aprender ayudan a que el equipo siga para adelante.
-¿Qué ha sido lo más difícil?
-Me ha costado bastante porque son un montón de cambios. Me daba miedo pero creo que era necesario porque en la alta competición el factor psicológico es muy importante. Si no estás al 100% ya es difícil llegar, pero ha sido una decisión muy importante y ahora estoy muy contenta.
-¿Consiguió acomodarse rápidamente a la embarcación o se acostumbró de nuevo a caerse con frecuencia?
No me llegué a caer, pero hemos volcado... cada vez menos. Al principio el barco me dominaba totalmente y sí que un poquito hemos nadado y nos hemos bañado (ríe).
-¿Se sigue mareando en el mar?
Marearme no tanto pero si tengo el día torcido no me libro. No he tenido ese momento, pero de momento no lo descarto (ríe).
-Ahora es usted es quien debe capitanear la embarcación, ¿le agrada su nuevo puesto?
En el barco la última decisión es la mía pero a mí no me gusta lo de mandar. Creo que cada una tiene que tener su rol y mandar en cada uno de los aspectos. Me gusta que sean todas decisiones consensuadas y que las dos seamos un equipo.
-¿Cuál es su fin en el Mundial de Vela?
Tenemos un gran objetivo todos los españoles que es clasificar al país. En nuestro caso vamos un poquito todavía por detrás del nivel y va a ser difícil clasificarnos, pero intentaremos estar al mayor nivel, sobre todo porque jugamos en casa y desde antes del verano estamos entrenando en Santander para intentar conocer el campo de regatas el máximo posible y seguir aprendiendo, evolucionando y ¿por qué no?... intentar luchar por esa plaza.
-Desde su formación académica como licenciada económica y desde su experiencia por haber tenido problemas para cobrar la beca ADO en su totalidad, ¿hasta que punto le ha afectado la crisis económica en este ciclo olímpico?
-Lo ideal es que es el deportista no se dedicase a buscar financiación para sí mismo porque ya bastantes cosas tienes que trabajar como para encima preocuparte de cuota de financiación. Lo ideal sería que la crisis ya hubiese desparecido, que hubiese financiación para todo el mundo pero sí es importante que el deportista se involucre en estos aspectos porque al final todos tenemos que aportar un poquito para el deporte español. Sirve para valorar el esfuerzo y todo lo que hay que trabajar.
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