El deporte español afronta 2023, un año preolímpico que definitivamente marcará el camino hacia los Juegos de París'24, sumido en esa ya tradicional dicotomía entre el éxito recurrente en las competiciones por equipos y los claroscuros propios de las disciplinas individuales, con mejores sensaciones ... del atletismo y una crisis de resultados importante en la natación.
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Así las cosas, el pistoletazo de salida a este 2023, que termina de recuperar la normalidad definitiva en los calendarios deportivos que la pandemia de la covid-19 venía descuadrando desde comienzos de 2020, vuelve a ser cosa del balonmano masculino. Los Hispanos son garantía de buenos resultados a lo largo de toda la etapa de Jordi Ribera como seleccionador español, que brilla con luz propia con cinco medallas en siete años.
España llegará al Mundial de Polonia y Suecia, que se disputará entre el 11 y el 29 de enero, con los bronces de los Juegos de Tokio y el Mundial de Egipto 2021, además del subcampeonato europeo de 2022, como avales para erigirse en una de las candidatas a las deseadas preseas junto a la sempiterna Francia y el poderío nórdico de Dinamarca, Suecia y Noruega.
Ni el relevo generacional que supuso el adiós de referentes como Raúl Entrerríos, Dani Sarmiento, Julen Aguinagalde o Viran Morros impide al balonmano español aspirar a todo de la mano de una nueva camada de jugadores en la que sobresalen los porteros Gonzalo Pérez de Vargas y Rodrigo Corrales, el eléctrico lateral zurdo Álex Dujshebaev o la dirección de los jóvenes Agustín Casado e Ian Tarrafeta.
Si los Hispanos aspiran a todo la Familia del baloncesto no es menos. Después de un oro en el Eurobasket en el que muy pocos confiaban y que ya forma parte de la historia dorada del deporte de la canasta en España, el combinado dirigido por el mago Sergio Scariolo afronta la defensa de la corona mundial en Filipinas, Japón e Indonesia desde el 25 de agosto al 10 de septiembre.
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La nueva hornada liderada por los NBA Willy y Juancho Hernangómez, Usman Garuba o Santi Aldama, con el refuerzo del nacionalizado exitosamente Lorenzo Brown y el anhelado regreso de Ricky Rubio tras su grave lesión de rodilla, ya ha demostrado que no le pesa la responsabilidad de asumir el testigo de la generación dorada. Son argumentos de peso que permiten al aficionado español soñar con estar una vez más entre los mejores. El desafío: tratar de plantar cara al poderoso equipo con el que Estados Unidos afilará sus garras para los Juegos de París y tratará de vengar la debacle de China en 2019.
Justo antes de la gran cita en el baloncesto, entrará en escena el atletismo, con los Mundiales de Budapest, que se disputarán del 19 al 27 de agosto. Se da la circunstancia de que supondrá la segunda cita planetaria consecutiva para el rey de los deportes, tras los campeonatos celebrados en Eugene (Estados Unidos) en julio de 2022, un año más tarde de lo previsto. En aquel evento norteamericano en la casa del gigante Nike la delegación española obtuvo dos medallas de bronce, obra de Asier Martínez en los 110 metros vallas y de Mohamed Katir en el 1.500, tan prolífico siempre para el atletismo español, que alcanzó además hasta ocho plazas de honor entre los ocho mejores del mundo.
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Apenas un mes después, el equipo español obtuvo una decena de preseas en el Europeo de Múnich, su mejor resultado desde los campeonatos disputados dos décadas antes, precisamente en la misma ciudad alemana. Cuatro oros, tres platas y tres bronces que solo mejoraron Alemania y Reino Unido. Otros gigantes atléticos del Viejo Continente como Países Bajos, Polonia o Italia quedaron atrás, dejando un gran sabor de boca al atletismo español de un verano cargado de competición.
La otra cara de la moneda fue la natación, donde España naufragó en los Mundiales de Budapest, también aplazados en 2021 por la incidencia de la pandemia de covid-19. Sin medallas en las pruebas clásicas, la delegación española salvó los muebles con un bronce en la modalidad 'highlight' por equipos de la sincronizada, su tradicional punto fuerte, y especialmente con la histórica medalla de oro para el equipo masculino de waterpolo.
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Muy lejos de potencias europeas como Italia, Francia, Alemania o Reino Unido, todas ellas con más de una decena de medallas, los precedentes más cercanos no invitan al optimismo de cara a los Mundiales de Fukuoka (Japón), del 14 al 30 de julio, a la espera del regreso de Mireia Belmonte, el faro al que se agarra España.
Entre otras grandes citas del deporte mundial en el año 2023 que comienza destaca el Mundial de fútbol femenino de Australia y Nueva Zelanda, del 20 de julio al 20 de agosto en las antípodas, con una selección española que debería aspirar a todo pero vive sumida en la incertidumbre desde que un grupo de quince futbolistas decidiese renunciar a La Roja por su desacuerdo con los métodos del seleccionador, Jorge Vilda. De la paz social y el regreso de referentes como la Balón de Oro Alexia Putellas y las también azulgranas Sandra Paños, Irene Paredes o Aitana Bonmatí dependerán parte de las aspiraciones españolas a dar el paso adelante anhelado en los grandes torneos, hasta ahora esquivos.
El Mundial de rugby de Francia, en septiembre, será de nuevo una cita lejana para España, que se quedó fuera por segunda vez consecutiva por la alineación indebida del jugador de origen sudafricano Gavin van den Berg. Más presencia tendrá el deporte nacional en los Mundiales de judo de Doha, en mayo, con el bicampeón Niko Sherazadishvili como baza a pesar de las decepciones de los Juegos de Tokio y los Campeonatos del Mundo de Tashkent, de los que España se fue de vacío.
También en los Mundiales de gimnasia artística de octubre en Amberes (Bélgica), aunque con escasas opciones de medalla. Sin embargo, el triatlón vuelve a ser una de las mejores opciones con el hito histórico de albergar las tres grandes competiciones del año: el Campeonato del Mundo Multideporte en Ibiza, el Campeonato de Europa en Madrid y la final de las Series Mundiales en Pontevedra.
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