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Javier Bragado
Miércoles, 7 de septiembre 2016, 00:28
Las cifras alertaron a los organizadores. Faltaba sólo un mes para el comienzo de los Juegos Paralímpicos y sólo se había vendido un 12% de las entradas disponibles. La cifra era demasiado baja como para no fijarse. Las críticas durante los Juegos Olímpicos por los ... vacíos en los pabellones habían dañado la imagen de Río 2016, que había justificado las asuencias en que eran espacios otorgados a los patrocinadores para que distribuyeran a su gusto a sus invitados. Más allá de las excusas, el estadio olímpico sólo se llenó cuando compitió Usain Bolt y los primeros días entregaron a las cámaras de televisión hileras e hileras de asientos sin espectadores.
El asunto ha preocupado especialmente al Comité Paralímpico Internacional (CPI). El evento es el único en que los deportistas se pueden sentir realmente arropados y cercanos a la sensación de sus 'hermanos' olímpicos. «Buah, como mucho vienen los familiares y cuatro despistados o curiosos», señala Miguel Rodríguez, tenista de mesa paralímpico, sobre el ambiente habitual en cualquier torneo de su especialidad lejos del paraguas olímpico.
En Londres 2012 el éxito fue evidente (con récord de ventas). La promoción en la capital británica y las facilidades para acudir a las competiciones conformaron días con numerosos asistentes y un ambiente colaborativo. En Pekín 2008 se compraron tres de cada cuatro entradas disponibles. Pero en Río preocupa la situación por las desigualdades económicas del país y por la crisis económica.
Greg Nuggent es quien ha tratado de evitar el desierto en las gradas. Empezó desde el CPI la campaña 'Rellena los asientos' para que niños discapacitados estuvieran en la ceremonia de apertura de Maracaná. «Creo que el problema con los asientos vacíos durante los Paralímpicos... Simplemente se perdería el potencial de un legado. Tienes que intentar conseguir que los jóvenes vayan a los pabellones y que se den cuenta de que todo es posible en la vida. Me conmovieron y los niños que fueron todavía cuentan historias sobre ellos», explicó el británico que consiguió que el grupo Coldplay se implicara en la promoción. No es algo nuevo. La banda de Chris Martin ya había participado en la clausura de Londres con un concierto que vertebró la despedida en 2012 y su impulso situó en casi 15.000 euros en donaciones.
Además, el gobierno local de Río ha ideado el programa 'Transforma', que pretende distribuir 33.000 entradas entre los adolescentes locales junto a facilidades para el transporte, comida y una camiseta de promoción.
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