Landin se abraza con sus compañeros.
Balonmano masculino

Dinamarca celebra su venganza

La selección danesa de balonmano, una de las víctimas predilectas de Francia en los últimos años, rompe los pronósticos y derrota a ‘Les Experts’ en la final olímpica

Jon Agiriano

Domingo, 21 de agosto 2016, 21:40

Han sido años sufriendo bajo el yugo de Francia, la selección que domina el balonmano mundial desde 1995, año en el que empezó a acumular un palmarés impresionante: cinco títulos mundiales, tres europeos y dos oros olímpicos en Pekín y Atenas. Todos sus rivales han ... sufrido a Les Experts, a tres generaciones de excepcionales jugadores: Abati, Anquetil, Martini, Richardson, Golic, Cazal, Dinart, los hermanos Gille, Jerome Fernández, Omeyer, Narcisse, Guigou, Joli, Abalo, Accambray, Barachet, Honrubia, Sorhaindo, Grebille, Porte, Mahe o los hermanos Karabatic. Pero quizá nadie los había padecido tanto como Dinamarca, a la que Francia privó del título Mundial de 2011 y del Europeo de 2014, humillándoles delante de su público.

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La venganza, acariciada desde entonces, llegó este domingo en el pabellón Arena del Futuro de Río. Muy pocos la esperaban. Y era lógico. Francia no había perdido ninguna de las nueve finales que había disputado en grandes torneos y Dinamarca sólo había sido capaz de ganarle una vez, en la pelea por el bronce del Mundial de 2007. En el duelo que les enfrentó en la frase de grupos de estos Juegos, Les experts tampoco les dieron opción (33-30). Nadie, en fin, parecía poder ser capaz de arrebatar a Francia su sueño de lograr algo nunca visto en la historia del balonmano masculino: tres oros olímpicos consecutivos.

A la hora de la verdad, sin embargo, apareció Dinamarca, que nunca dejó de creer en ella misma y tuvo en Mikkel Hansen, el mejor jugador del mundo, a su guía en los momentos complicados. La actuación del lateral de Elsinor fue estelar durante la primera parte. Sus ocho goles, tres de ellos consecutivos cuando Francia había cobrado dos de ventaja (13-11), sostuvieron a su selección y le permitieron llegar al descanso con dos goles de ventaja (16-14). Lo cierto es que los dobles campeones olímpicos nunca se sintieron cómodos. No lo estuvieron durante los 60 minutos Nicola Karabatic, Narcisse o Porte. Y lo acabaron pagando.

Con el ánimo por las nubes, Dinamarca comenzó fuerte la segunda mitad. Olsen y el extremo Svan cobraron el protagonismo que hasta entonces había tenido Hansen. Francia siguió sin reconocerse. A falta de quince minutos, la final comenzó a decidirse. Los pupilos de Guomundur Guomudsson supieron aprovechar dos pérdidas y una falta en ataque de sus rivales para ponerse 25-20. La remontada fue imposible y a ello contribuyó un nervioso y desconocido Karabatic con una pérdida y unos pasos cuando su equipo se había puesto a dos goles (27-25). Un tanto de Menshav, a falta de dos minutos, dictó sentencia. Dinamarca ya tenía su primer oro olímpico en categoría masculina. Y su venganza.

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