Opinión

La leyenda de Kemboi y la victoria de Kipruto

@ArturoCasadoAld es atleta, entrenador y fue campeón de Europa de 1.500 metros en 2010.

Arturo Casado

Miércoles, 17 de agosto 2016, 19:48

En la final de 3000 metros obstáculos habían muchísimos gallos en el mismo corral. De antes, de ahora y de después. Tres kenianos de diferentes generaciones. Por un lado, el campeón olímpico de Pekín, Brimin Kipruto. Por otro, el jovencísimo Conselsus Kipruto, plata en los ... dos últimos mundiales. Y sobre todo el carismático Ezekiel Kemboi, ganador de todos los títulos de los últimos tiempos y que ya ganara el oro olímpico en el 2004 en Atenas. También estaban el subcampeón olímpico de Londres, el francés Mekhissi Benabad y el estadounidense Evan Jager, que el año pasado corriera en unos impresionantes ocho minutos justos.

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Estas carreras en los últimos siete años eran siempre calcadas. Los kenianos dominaban el ritmo y Kemboi esperaba pacientemente algo atrasado de sus compatriotas. Cuando llegaba la última vuelta, aceleraba un poco y se ponía detrás del primero o de los dos primeros para que exactamente a falta de 250 metros para el final lanzara un ataque seco y demoledor que ninguno de sus rivales era capaz de seguir. Lleva ganando todos los campeonatos globales realizando esta táctica desde el Campeonato del Mundo de Berlín en el año 2009.

Pero lo cierto es que no aburría. El cambio de ritmo era tan espectacular que nos deleitaba a todos los aficionados. Además, ya sabíamos que después de destrozar a sus rivales llegaba el show. Este consistía en una serie de bailes que mezclaban la creatividad de este personaje y su llamativa descoordinación. Se ganó con creces el cariño del público.

Sin embargo, esta final olímpica sucedió de forma diferente a lo habitual. El joven Kipruto salió a por todas, tirando a un ritmo descomunal. Y el rubio Jager siguió con este ritmo extremadamente exigente rondando la mitad de la carrera. Kemboi no tuvo la suerte de antaño de poder relajarse a un ritmo cómodo para poder guardar fuerzas para su eléctrico final. Tuvo que colocarse detrás de estos dos fenómenos y sufrir para no dejarles irse.

Kipruto, consciente de la velocidad terminal de Kemboi, decidió atacar un poco antes que él, a falta de 350 metros. Kemboi no tuvo las fuerzas de las temporadas previas y tuvo que conformarse con el tercer puesto hasta su desacalificación mientras veía como Kipruto destrozaba el récord olímpico con 8 minutos y 3 segundos y el 'blanco' le adelantaba en los últimos metros mientras lanzaba el mensaje a los atletas no africanos de todo el planeta: «Sí, se puede». Desafortunadamente, esta vez no hubo baile y Kemboi anunciaba su retirada en zona mixta, después de que para mayor drama el bronce se lo quitaran para dárselo a Mekhissi porque había pisado fuera de la pista. Eso sí, ya es leyenda.

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