Adrián Parrondo
Lunes, 15 de agosto 2016, 20:06
La competición de natación sincronizada está a salvo. La organización de Río 2016 ha decidido finalmente vaciar el agua de la piscina de waterpolo para volver a rellenarla ante la imposibilidad de conseguir las óptimas condiciones necesarias.
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El plan inicial consitía en cambiar los ... filtros y equilibrar la presencia de productos químicos. Pero la cercanía de la competición en natación sincronizada impedía eliminar las particulas sólidas que brindaban el polémico color verde, y la turbiedad. Hay que tener en cuenta que para la celebración de la prueba se precisaba de agua perfectamente clara y cristalina, con el fin de que los jueces puedan controlar a los competidores, y los participantes puedan verse entre sí.
Teniendo en cuenta que el relleno de la piscina precisará de 3.750.000 litros de agua, se comprende que la organización no haya tomado la misma medida en la otra piscina, la de saltos, ya que los anfitriones consideran que «no ofrece complicaciones para la competición». En esta piscina se continuará con el planteamiento inicial, tal y como ha asegurado el director de gestión de sedes, Gustavo Nascimento: «estamos renovando el sistema de filtros, esperamos tenerlo terminado al final del día y después del primer ciclo ver un cambio sensible». A tenor de las imágenes que han dejado las competiciones de saltos, parece que la medida va tomando resultados:
Nascimento ha confirmado el fallo en la combinación de productos químicos en el agua. «Hubo un fallo en nuestro contrato, nuestro contrato es parte de nuestro equipo y fue nuestro fallo. ¿Qué vamos a hacer? Arreglarlo.». Quien se mostró más conciliador, fue el portavoz del comité organizador, Mario Andrada, que pidió no buscar a los culpables, y «centrarse en la solución del problema». «Lo fundamental es proporcionar a los deportistas los mejores escenarios de competición y preservar su salud. Después ya pensaremos a quién hay que culpar», ha añadido.
La medida del vaciado ha sido tomada de urgencia ante la imposibilidad de llegar a tiempo a la competición de natacíon sincronizada. Andrada quiso disculparse por haber prometido dos veces que el incidente «estaría solucionado a la mañana siguiente», cuando al final no sucedió. La polémica está servida.
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