Maialen Chourraut: «He visto la bajada en vídeo y hay algún fallo»

El oro, que se había convertido en una obsesión desde Londres'2012, ya cuelga de su cuello y lo está disfrutando, aunque reconoce que todavía no ha asimilado del todo lo sucedido.

Pregunta. Cuando acabó la final se mostró mucho más expresiva de lo habitual. ¿Era porque pensaba que tenía asegurado el oro o porque había hecho una bajada sensacional?

-Respuesta. Pensé que era un tiempo muy bueno. Me quedé 'flipada'. No pensé si tenía el oro o si ya había asegurado el podio... Sentía una alegría tremenda, satisfacción por el trabajo bien hecho. Al contrario que en Londres, esta vez sí que me quedé totalmente satisfecha.

¿Había calculado qué tiempo iba a necesitar para ganar?

-R. No suelo pensar en eso, pero sabía que el 101 de la semifinal era un tiempo de haber bajado tranquila y que apretando se podía mejorar. Fui a hacer mi circuito, con las paladas que tenía que dar y adaptándolo a mi manera.

Siempre tan exigente, tampoco verá esa bajada tan sensacional como perfecta, ¿verdad?

-R. La bajada perfecta no existe en el slalom. Pero es verdad que fue muy muy buena y estoy muy satisfecha. La he visto en vídeo y hay algún fallo, pero me gustó más que cuando estaba bajando. No iba muy a gusto. Igual por eso, cuando vi el tiempo me entró tanta emoción. Porque no pensaba que estaba en esos tiempos.

¿Cómo vio a las rivales? A Jessica Fox se la esperaba, pero la sorpresa fue la neozelandesa que acabó segunda.

-R. Siempre digo que estamos muchas para las medallas, hasta quince. Puede que haya algunas que somos más favoritas, pero otras muchas pueden hacerlo muy bien. Y Luuka Jones, por ejemplo, había hecho muy buenos tiempos en las eliminatorias. Era una rival a tener en cuenta.

P. Cuando vio que llegaron las dos que quedaban detrás suyo dio la impresión de que no se creía la victoria.

-R. Había salido el plan y eso es muy difícil. Hace cuatro años Xabi y yo hicimos una apuesta por la maternidad y por compaginarlo con el deporte de alto nivel, y hemos ganado. Todos los sueños estaban ahí, todo el trabajo de mucho tiempo enfocado a esta competición. Y todavía no sé si me lo creo. 'Cuando me despierte por la mañana, ¿seguirá siendo real?', me preguntaba. Y sí, ahí estaba la medalla.

Su marido y el entrenador Xabi Taberna se tiraron enseguida al agua. Cuando salieron, la primera persona a la que vio fue a su hija. Supongo que compartir ese momento con ellos y con el resto del equipo sería una gozada.

-R. Así es. Fue un momento muy, muy feliz. Ver en sus caras la emoción, la alegría... También estaba Ander Elosegi. Me sentí muy arropada. El otro día me dio mucha pena por él, porque navega muy rápido, es muy bueno y podía haber estado más arriba, en el mismo sitio que yo.

¿Cómo fueron las horas siguientes a la competición?

-R. Después del podio tuvimos un par de ruedas de prensa, luego una entrevista con Televisión Española y enseguida nos fuimos al apartamento. Al día siguiente, ayer, teníamos el vuelo a las doce del mediodía.

¿El impacto del oro será muy distinto al del bronce de hace cuatro años?

-R. No lo sé, pero esta vez voy a andar con cuidado porque tengo que proteger a Ane. No puedo andar arriba y abajo. Si no, se va a volver loca. Yo ya he hecho mi trabajo y ahora me toca estar más con ella. Es lo que me pide el cuerpo.

Pero sabe lo que le espera. Medios de comunicación, actos de homenaje...

-R. No voy a dar muchas entrevistas porque necesitamos tranquilidad, a pesar de que los Juegos son los Juegos y de que es una medalla de oro. Habrá que ver cómo van los próximos días pero lo que te digo. Necesito tranquilidad, más que nada por Ane.

¿Cómo asimila detalles como estar en las portadas de todos los periódicos o pasar en twitter de 4.000 seguidores a casi 10.000 en un día?

-R. Cuando me han enseñado la foto de las portadas me he quedado muy sorprendida. Y lo de twitter también es una pasada. Es un ejemplo más de la importancia que tienen los Juegos Olímpicos.

¿Cómo ha vivido ese revuelo?

-R. Ha sido un torbellino. Estoy asombrada de cuántas felicitaciones he recibido, con todo el apoyo que he tenido. La gente de Lasarte-Oria, del Atlético San Sebastián, de La Seu d'Urgell... Mucha gente que estaba pendiente y que me ha apoyado mucho. Parte de esta medalla es de ellos.

Había más de un millón de espectadores delante de la tele

-R. Sí, parece que lo vio mucha gente (ríe). Eso da mucha alegría. La gente estaba volcada y se agradece.

Era la segunda más veterana de las quince semifinalistas tras Fionna Pennie y había chicas a las que sacaba diez años o incluso más. ¿Cómo ve esta circunstancia?

-R. Nuestra generación ha sido muy fuerte, tanto en chicos como en chicas. Somos los nacidos en 1982, 1983, 1984... Pero hay chicas de 27 y 28 años que tienen mucha experiencia y vienen pegando fuerte. La ventaja que tengo yo es la experiencia y mi tranquilidad a la hora de afrontar la competición, aunque sea importante.

Tendrá 37 años cuando lleguen los próximos Juegos Olímpicos. ¿Se ve con fuerzas para llegar a la cita de Tokio?

-R. Hay que ir paso a paso. Primero toca descansar y cuando retome la actividad ya veremos. Por mi parte, tengo ganas y fuerzas para seguir. El calendario del próximo ciclo olímpico es muy atractivo porque están los campeonatos del Mundo en Pau el año que viene y en La Seu d'Urgell en 2019, que son como mis dos casas. Poco a poco, hay que ir viendo el rendimiento en el agua y en el gimnasio e ir tomando decisiones.

¿Qué planes tiene ahora?

-R. Hasta septiembre, tranquilidad. Luego Ane empezará a ir a la ikastola (escuela) y cogeremos la rutina habitual.

P. Sigue siendo un expediente X que un territorio tan pequeño y sin instalaciones adecuadas para las aguas bravas como Gipuzcoa dé tantos piragüistas de tan alto nivel.

-R. Será porque somos de una casta especial... Para conseguir lo que queremos, nos lo hemos peleado y eso es especial. A veces tenerlo todo a mano no te hace ser mejor porque te puedes acomodar. Nosotros no hemos tenido tiempo para acomodarnos. Siempre nos hemos buscado la vida y hemos peleado.