Ray Zapata celebrando su medalla de plata en Tokio 2020 EFE

Ray Zapata

Gimnasta
«Mi padre estuvo a punto de fallecer y ahí sigue, con un par: ¿cómo no voy a luchar yo por mi sueño?»

El gimnasta, plata en Tokio, acude a París con un doble reto: repetir medalla y ayudar al equipo español a entrar en la final

Javier Asprón

Enviado especial a París

Sábado, 27 de julio 2024, 07:17

Su medalla de plata en Tokio fue una de las más celebradas en la delegación española. Después de aquella cita se replanteó el futuro, pero decidió que la gimnasia siguiese siendo importante en su vida. Ahora, Ray Zapata (Santo Domingo, 1993), acude a París con ... un doble reto: repetir metal en suelo y ayudar a sus compañeros del equipo español a entrar en la final y conseguir el diploma.

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-Llega a los Juegos después de un 2023 difícil. ¿Cómo fue para usted ese año?

-En lo deportivo no fue tan mal. Me planté el noveno del mundo de suelo, a 0,034 puntos de la final, y clasificamos al equipo para los Juegos de forma fácil. Y luego la parte mala. Mi padre estuvo a punto de fallecer. Y eso, quieras que no, te desestabiliza emocionalmente bastante. Aunque yo no lo percibí así. Yo me mantuve todo lo positivo posible. Mi padre también. Y una de las cosas que me ayudó a seguir luchando por mis objetivos ha sido él. Le decían que se iba a ir y el tío sigue ahí. Con un par. Y si él sigue, cómo no voy a luchar yo por mi sueño y por disfrutar de la vida.

-Presume de fortaleza mental…

-Es que si tú crees en algo tienes que perseguirlo hasta el final. Aunque no esté dando resultado. Nadie te va a dar un contrato de trabajo ni te va a ofrecer nada porque sí. Hay que levantarse y luchar por lo que uno quiere todos los días.

-Tampoco empezó bien el 2024…

-Lo que iba a ser una lesión de dos semanas se convirtieron en dos meses sin saltar ni hacer impactos. Me tuvieron atado como a un toro hasta que me dejaron meter más intensidad. Dentro de lo malo tuve suerte de que aún faltase tiempo para los Juegos.

-¿El objetivo individual en París?

-Quiero volver a estar entre los mejores del mundo. Ya lo conseguí una vez. ¿Por qué no voy a repetir? Se tienen que dar muchas circunstancias pero tengo potencial y ganas para ir a por el oro.

-¿Y el equipo?

-Es el principal objetivo. Durante mi lesión recuerdo estar viendo una competición en casa y ver al equipo que estaba por delante nuestra y pensar: 'no tienen nada especial respecto al nuestro'. Desde dentro a veces tenemos una percepción errónea. Desde fuera se ve de otro modo. Y se lo dije a mis compañeros: 'Oye, no son mejores que nosotros. Lo he visto en la tele y ninguno es mejor'. ¿Por qué no vamos a soñar con llegar a la final olímpica? ¿Cuál es la diferencia? Antes íbamos a los campeonatos del mundo temblando de miedo y ahora, haciendo una competición regular, nos quedamos a las puertas de la final. Soñamos con lograr ese diploma y acercarnos al podio lo más posible.

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-¿Qué supuso para usted la medalla de Tokio?

-Fue todo felicidad. Asumí que ya era olímpico. Es verdad que creo que merecía estar en lo más alto, pero mi trabajo estuvo hecho y era lo que me había ganado. Una medalla olímpica no se puede despreciar nunca. Ahora me he puesto el reto de mejorarlo.

-¿Recompensa todo el trabajo que lleva detrás?

-La gente hace comentarios muy feos. Ahora que he estado lesionado dicen que ya estoy mayor, que los jueces ya no me puntúan bien… Cosas raras. En vez de decir que el chaval lo va a conseguir o que hay que animarlo... Son comentarios que siempre que llegan los Juegos se empiezan a escuchar. Pero por suerte yo no trabajo para el público, trabajo por mis retos.

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-A Tokio fue con una hija recién nacida, Olympia, y el camino a París lo ha realizado con otro, Kayro. ¿Concilia bien?

-Sí, muy bien. Pero porque hemos tenido mucha suerte. Son dos niños fantásticos. Duermen los dos de forma espectacular. No son niños llorones ni ruidosos. Juegan y son superalegres. Desde pequeños han estado en su propia habitación y además mi mujer me ayuda mucho. Y mi suegra,mis hermanas, mi madre… Tengo un equipo superguapo.

-¿En algún momento siente que se está perdiendo algo?

-No, porque tuve la suerte al volver de los Juegos de estar mucho con Olympia. Me tomé un gran descanso por la recuperación de las lesiones. El nacimiento de Kayro fue antes del Mundial, pero pude estar con él sin dejar de entrenar. Estábamos en casa, en Madrid, y tampoco podía hacer mucho cuando era tan pequeñito. Se les echa de menos.

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-¿Lo más ilusionante de París será vivirlo con público?

-Lo que más ilusión me hace es volver a los Juegos Olímpicos. Ya el nombre lo dice. No son para todo el mundo, solo para unos pocos privilegiados. Y el simple hecho de estar allí ya es un logro. Y con público es un pasote. Tengo unas ganas increíbles de estos Juegos. En París me rompí el Aquiles y creo que esta ciudad me debe algo. Me quiero cobrar esa deuda. París tiene que pagar.

¿Y después?

-Yo me veo con fuerzas. Estoy bastante bien, apenas he tenido lesiones y creo que aún tengo potencial para seguir dando caña.No sé, aún no me he aburrido.

-¿Piensa en un futuro sin gimnasia?

-Estoy barajando la posibilidad de hacerme policía nacional o local. Necesito sacarme algo rápido, entre comillas. Pero sí me gustaría formarme en cosas que no tengan que ver con la gimnasia.

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