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Los Ángeles ya ha tomado el testigo de París para albergar los Juegos de 2028, pero la ciudad estadounidense afrontará por tercera vez y, 44 años después de la última en 1984, una cita olímpica con ambiciosos retos sociales, organizativos y deportivos. Con el desafío ... de «sacar de la calle» y dar «alojamiento temporal» a las 75.500 personas sin hogar que viven en Los Ángeles, garantizar la seguridad y el transporte tras el fracaso de Atlanta'96, los peores Juegos de la historia, y soñar con que las grandes estrellas de París 2024 continúen cuatro años más, los próximos Juegos tendrán muy complicado ser más grandes y exitosos que los recién clausurados.
En situación geopolítica mundial tan inestable, con un nuevo presidente de Estados Unidos (Kamala Harris o Donald Trump, que para echar más leño al fuego felicitó «a la joven que transicionó de hombre a boxeadora» -la argelina Imane Khelif- y con Rusia de momento fuera, los próximos Juegos se presentan como nueva nueva batalla por el liderato en el medallero entre las principales potencias. Entre el país de las barras y estrellas y China. Estados Unidos (126 metales en París) salvó el domingo el primer puesto gracias al oro de su selección femenina de baloncesto, para seguir al frente ante una delegación asiática que logró 91 preseas pero el mismo número de títulos olímpicos. EE UU solo se ha visto superada por China en una ocasión, en Pekín 2008.
Sin embargo, más allá de la batalla deportiva entre los dos gigantes del planeta, los objetivos que se ha marcado Los Ángeles son, entre otros, demostrar su capacidad organizativa y exhibir al mundo músculo económico y las mejores postales de la meca del cine. «No tenemos una Torre Eiffel, pero tenemos el cartel de Hollywood. Tenemos sedes increíbles y una geografía magnífica», se enorgullece el presidente de Los Ángeles 2029, Casey Wasserman.
Otra aspiración aún más complicada de la próxima sede olímpica es conseguir unos Juegos sin coches, cuando los automóviles, las autopistas y los atascos son parte esencial del paisaje de la ciudad californiana. El comité organizador y la ciudad pretenden potenciar el transporte público e incluso el teletrabajo tras la experiencia de la pandemia, y en el plan está previsto «pedir prestados más de 3.000 autobuses de otras partes de Estados Unidos», según ha adelantado la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, ante el exigido reto medioambiental con reducción de emisiones.
«Los Juegos Olímpicos de París 2024 han sido los primeros Juegos Olímpicos de una nueva era. Más jóvenes, más urbanos, más inclusivos, más sostenibles», proclamó el domingo el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, quien destacó también durante la clausura que han sido los primeros «con paridad de género completa». El dirigente alemán afronta ya la recta final de su mandato y para el puesto se postula como sucesor Sebastian Coe, actual presidente de la Federación Internacional de Atletismo, quien lamenta que «en Estados Unidos todavía queda mucho camino por recorrer» para elevar su nivel en el deporte rey de los Juegos.
«Con el éxito y el potencial de los atletas estadounidenses, está claro que en cualquier otro país el atletismo sería el deporte nacional», recuerda Coe en alusión a un país en el que mandan el baloncesto y el fútbol americano, además del béisbol, que regresará a los Juegos junto al sóftbol, el críquet (desde 1900) y el lacrosse (desde 1908), deporte de equipo en el que se utilizan palos con una red en la parte superior. Los que se estrenarán como olímpicos en Los Ángeles son el flag-football (fútbol bandera, modalidad de fútbol americano sin contacto) y el squash. «La inclusión de estos deportes está en línea con la cultura deportiva estadounidense», recuerda el presidente del COI.
Sin embargo, mientras intenta ampliar fronteras con otras disciplinas, al país anfitrión de los Juegos de 2028 se le reclama dar un paso al frente en el tartán. El futuro olímpico de los máximos representantes de la denominada por Coe «generación dorada» del atletismo estadounidense, liderada por el velocista Noah Lyles (27 años), la vallista Sydney McLaughlin (25) y el lanzador de peso Ryan Crouser (31) es ahora una incógnita, pero Coe ya ha revelado, como presidente de World Athletics, que se ha reunido con dirigentes de la federación de atletismo norteamericana y el Comité Olímpico de Estados Unidos ante «una grieta que todos debemos abordar de aquí a 2028».
Quien sí ha confirmado su intención de participar en Los Ángeles es la leyenda de la natación Katie Ledecky (27 años), tras conquistar en París su noveno oro olímpico, para igualar a la gimnasta soviética Larisa Latynina como únicas mujeres que han logrado tantos títulos en unos Juegos. Pero uno de los mayores deseos, no solo de Los Ángeles, sino del planeta olímpico, es volver a ver a la mejor gimnasta de todos los tiempos, Simone Biles (también 27 años), después de haber ganado 11 medallas en unos Juegos (siete de ellas de oro). Se daba por hecho que los de París serían los últimos para ella, pero ante la tentadora idea de hacerlo en casa, la estadounidense no ha querido cerrar la puerta a LA28: «Nunca digas nunca».
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